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Hace 12 años estaba en Segunda... y ahora el City es el primer equipo de Manchester
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derbi con los papeles cambiados (13:30)

Hace 12 años estaba en Segunda... y ahora el City es el primer equipo de Manchester

Mientras el United iba acumulando títulos de Premier, el City se arrastraba por el fango de la Championship. Y ahora, los 'citizens' triunfan y los 'red devils' sufren

Foto: Agüero celebra un gol en la victoria sobre el Tottenham Hotspur (EFE).
Agüero celebra un gol en la victoria sobre el Tottenham Hotspur (EFE).

El fútbol echa raíces allí donde se ha instalado. Si un club de fútbol se funda en una ciudad, los aficionados de ese lugar lo sienten como algo propio, y cuando alguien forastero llega para apoderarse de ese equipo notan como si les estuvieran robando lo que es suyo por derecho propio. Algo así sucedió en España cuando los clubes dejaron de ser precisamente eso, clubes, y se convirtieron en empresas como otra cualquiera y gente con dinero se apoderó de ellas. Sin duda, los aficionados del Manchester City estaban en contra de que un político multimillonario tailandés se hiciera con el control de su equipo. Y tampoco existe espacio para la duda en cuanto a que los seguidores citizens no querrían tampoco que los árabes se lo quitaran a ese dueño corrupto del lejano oriente. Pero pasado un tiempo, algo más de una década de esas acaudaladas transacciones, ningún aficionado del club volvería atrás.

Antes de que extranjeros moviesen los hilos del City, el club estaba en la absoluta ruina tanto económica como deportiva. Vivía entre la Premier League, la Championship y la League One, alejado de su hermano odiado, el Manchester United, que mientras los de azul sufrían, ellos acumulaban tantos títulos ligueros que superaron incluso al Liverpool a pesar de que le sacaba diez ligas en 1992. Los rivales del City ya no eran los red devils, sino que se tenía que conformar con ganar de vez en cuando al Milwall, al Coventry City o al Barnsley. Paulo Wanchope tenía días de gloria en Maine Road junto a un Stuart Pearce muy cercano a la retirada.

Fue entonces, en 2008, cuando el futuro del City cambió con la llegada de Khaldoon Al Mubarak y sus millones. 2008, justo el año en el que el Manchester City ganó su última Champions League, no deja de ser curioso. Costó mucho rearmar un equipo hundido en la miseria para convertirlo en lo que es hoy: una potencia inglesa en búsqueda de una identidad en el fútbol europeo (lo cual todavía no ha conseguido definir). Cientos de millones invertidos después, el Manchester City pudo disfrutar de dos Premier Leagues en tres años, después de no ganar ni una en 44 larguísimos años. Y lo más bonito para los aficionados más acérrimos de los skyblue: el último título ha coincidido con la decadencia de las migajas dejadas por Alex Ferguson en Old Trafford.

Este domingo se enfrentan con objetivos muy distintos, aunque en el fondo se parecen. El United visita a su enemigo para que los puestos europeos y la cabeza de la Liga no se alejen aún más de lo que ya están… Y el que no quiere que se aleje el City es el Chelsea, que no ha dado muestras de flaqueza en ningún instante. Bueno sí, lo hizo durante el último minuto contra el United y le costó dos puntos. Pellegrini en el Etihadcontra Van Gaal… con el recuerdo todavía fresco de aquel 1-6 que evidenciaba un cambio de manos del cetro de la ciudad de Manchester.

Pellegrini no podrá contar con uno de los puntales de su centro del campo, David Silva, con una lesión de rodilla que le mantendrá apartado del equipo durante tres o cuatro semanas, al tiempo que Yaya Touré arrastra molestias musculares y es duda para el partido. El ‘ingeniero’ recupera en cambio a Samir Nasri, que esta semana reapareció en la derrota ante el Newcastle (0-2) en la Copa de la Liga, la segunda derrota consecutiva de los citizens. Louis van Gaal se enfrenta con optimismo al reto de superar al City, que ha ganado cinco de los últimos seis duelos en la Premier ante el United, incluidos los tres últimos. Van Gaal lucha por sacar a los diablos rojos de la crisis en la que se sumieron el año pasado con David Moyes al mando, y llega al Etihad con el buen sabor de boca de la última jornada, con ese empate ante el Chelsea.

El fútbol echa raíces allí donde se ha instalado. Si un club de fútbol se funda en una ciudad, los aficionados de ese lugar lo sienten como algo propio, y cuando alguien forastero llega para apoderarse de ese equipo notan como si les estuvieran robando lo que es suyo por derecho propio. Algo así sucedió en España cuando los clubes dejaron de ser precisamente eso, clubes, y se convirtieron en empresas como otra cualquiera y gente con dinero se apoderó de ellas. Sin duda, los aficionados del Manchester City estaban en contra de que un político multimillonario tailandés se hiciera con el control de su equipo. Y tampoco existe espacio para la duda en cuanto a que los seguidores citizens no querrían tampoco que los árabes se lo quitaran a ese dueño corrupto del lejano oriente. Pero pasado un tiempo, algo más de una década de esas acaudaladas transacciones, ningún aficionado del club volvería atrás.

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