El peor final para Brandão: su cabezazo a Motta sentencia una carrera muy polémica

El destino de Evaeverson Lemos da Silva era acabar su relación con el fútbol profesional de manera oscura, lejos del virtuosismo del gran futbolista, de la alta clase del jugador más elegante. No es oficial, pero Brandão con casi total seguridad no volverá a pisar un terreno de juego para competir; no podrá saltar al campo con el corazón acelerado por la inevitable tensión de la competición; no podrá volver a luchar cada balón como si fuera el último, porque ya luchó por última vez, y no fue por la pelota, el único verdadero protagonista del fútbol, sino por rencillas antiguas todavía latentes por las que rompió de un cabezazo la nariz a Thiago Motta.

Después de aquella acción en los interiores del Parque de los Príncipes, el pasado sábado 16 de agosto podría ser la fecha en la que Brandão se vio obligado a dejar de jugar al fútbol… o se empujó a sí mismo hacia un vacío inconmensurable que podría finalizar con el franco-brasileño en la cárcel. Como se informó este viernes, Brandão será juzgado por la vía penal por esa acción sobre Thiago Motta por ser considerada una violencia con premeditación. La vida de Brandão nunca volverá a ser la misma, aunque sus cualidades agresivas fueran ya conocidas en Francia, Ucrania y Brasil. Brandão nunca se ha cortado a la hora de utilizar su imponente físico para obtener beneficios, aunque sí es la primera vez que lo hace en el terreno de juego… al menos que se haya demostrado.

Y es que hace algo más de tres añosel delantero fue acusado de una violación. Una joven de 23 años denunció a la Policía que Brandão había abusado de ella en un coche después de que la chica hubiese salido de una discoteca en en Aix-en-Province. Brandão la estaba conduciendo a casa cuando, al llegar, la habría violado. Brandão fue detenido poco después y puesto a disposición judicial. Él siempre negó los hechos, y tuvo finalmente razón porque fue puesto en libertad tras ser imputado y un año después la causa contra el futbolista fue sobreseída. Nunca se pudo demostrar, puede que nunca pasara. Pero ahora, tiempo después, la justicia vuelve a llamar a la puerta de Brandão y ahora tiene todas las de perder.

La historia de Brandão con Thiago Motta viene de lejos. La temporada pasada, en el enfrentamiento entre el Paris Saint-Germain y el Saint-Étienne (donde militaba entonces Brandão) tuvo situaciones muy duras entre los dos compatriotas. Hasta que en un balón dividido en el centro del campo, el delantero del Saint-Étienne saltó buscando la pelota pero de forma tan violenta, con la pierna por delante, que derribó de un golpe muy fuerte a Motta y este se mantuvo durante un rato tendido sobre el césped. Pero eso no fue todo el esperpento que produjo Brandão en el Parque de los Príncipes (que ya a partir de ahora será su estadio maldito). En una acción con Yohan Cabaye, protegió el balón sacando el codo y clavándolo en el cuello del centrocampista. Brandão acabó el partido con apenas una tarjeta amarilla.

Pero si Brandão siempre ha permanecido desde que aterrizó en el Shakhtar Donetsk en el primer nivel del fútbol mundial, será por algo. Su entrega cada vez que ha participado en cualquiera de sus equipos es tremenda y nunca se ha arrugado cuando ha llegado el momento de la verdad. De hecho, gracias a sus goles, el Olympique de Marsella se proclamó campeón de la Ligue 1 18 años después de su último título liguero. Además, con otro tanto ayudó a los marselleses a alcanzar los cuartos de la Champions League de la temporada 2011-12. Tras su marcha del Olympique, Brandão fichó por el otro grande de Francia, el Saint-Étienne, con quien también logró otro título, la Copa de la Liga, después de 32 años sin un alirón.

Todo ello, sin hablar de sus siete años en el Shakhtar Donetsk, club con el que vivió la progresión hacia grande de Europa y con quien se proclamó campeón de la Copa de la UEFA de 2009. A Ucrania llegó del modesto São Caetano brasileño, el equipo más importante en el que jugó en su país antes de viajar al viejo continente, y en Ucrania consiguió tres ligas, dos supercopas y una copa. Siempre aseguraba goles y lucha, intensidad y emoción en cada acción. Pero todo ello se le acabó ya al atacante. Su propio club, el Bastia, le ha apartado a la espera de conocer la resolución judicial. El presidente del Paris Saint-Germain, Al Khelaifi, ha pedido que se le suspenda de por vida. Sea la sanción que sea, a sus 34 años parece difícil, por no decir imposible, que vuelva a celebrar un gol.