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La afición inglesa, en pie de guerra: exigirá a la Premier que frene la subida de precios
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LA AFICIÓN SE REUNIRÁ CON LOS RESPONSABLES

La afición inglesa, en pie de guerra: exigirá a la Premier que frene la subida de precios

La FSF, asociación de aficionados ingleses, se reunirá con la Premier para que frene la subida de precios ya que creen que pone en peligro su cultura del fútbol

Foto: Los aficionados en Anfield durante la temporada pasada (Reuters).
Los aficionados en Anfield durante la temporada pasada (Reuters).

Si hay un país donde la palabra tradición está ligada al mudo del fútbol, es Inglaterra. La Premier League no duda a la hora de presumir de los valores, el respeto y el clasicismo que acompañan desde siempre hasta la que hace no mucho era la mejor liga del mundo. A pesar de la imagen que desprende, la Premier League no es perfecta: los aficionados que acuden religiosamente a los estadios han elevado su voz para protestar contra la subida de los precios. En su opinión, la línea ascendente que se está viviendo en los últimos años está poniendo en serio peligro la cultura del fútbol que reina en Inglaterra. Tanto que, según informa The Guardian, el próximo 14 de agosto la FSF (Football Supporters Federation, es decir, la asociación de aficionados al fútbol) se reunirá con la Premier para pedir que los precios dejen de aumentar.

La semana que viene ambas partes se verán las caras con un único objetivo: conservar la tradición de la Premier en la que los aficionados juegan un papel fundamental. Desde el punto de vista de la FSF, creen que la Premier está exprimiendo a los seguidores de los clubes porque confían en que éstos seguirán pagando aunque los precios sigan subiendo. Los aficionados ingleses sienten que están exprimiendo demasiado el amor que profesan a los colores de sus clubes. Y es que los números no engañan: a pesar de los descuentos para familias, padres e hijos, menores de 16 años o estudiantes, la Premier reconoce que edad media de los estadios ya sobrepasa los 41.

La FSF recuerda que una vez superadas esas franjas de edad en las que existen los descuentos, hay muchos aficionados que siguen siendo estudiantes o que perciben unos sueldos muy bajos. ¿Cuál es el resultado? Los adultos más jóvenes están desapareciendo de las gradas porque los clubes ingleses abusan de la gente más que ningún otro negocio basándose en el componente sentimental. Para encontrar el punto de partida de la subida experimentada, hay que echar la vista atrás hasta 1992. En ese año nació la Premier como hoy la conocemos dejando atrás la ‘Football League First Division’ y separándose de la ‘Football League’ debido al nuevo reparto de derechos televisivos. Esta cultura del cambio también afectó a las taquillas y 22 años después, los seguidores ingleses tienen razones de peso para elevar sus quejas: hay entradas que han experimentado subidas del 785% e, incluso, del 1.150%.

Con los porcentajes claros, la mejor manera de hacerse a la idea de cómo se han disparado los precios es haciendo una comparativa. The Guardian elige dos ejemplos de la tabla elaborada en su reportaje: Manchester United y Liverpool. En la temporada 1989/1990, ocupar una de las localidades más baratas de Old Trafford, aquellas en las que se veía el partido de pie, costaba 3,50 libras (4,41 euros). Ahora, 24 años después, por el asiento más barato se pagan 31 libras (39 euros). Si el United hubiera aumentado sus precios al mismo ritmo que lo ha hecho a inflación, los aficionados podrían animar a su equipo desde 6,94 libras (8,74 euros). En Anfield, la subida se ha hecho patente en los últimos cuatro años aunque la comparativa también se lleva a cabo con la temporada 1989/1990. Entonces, una entrada situada en ‘The Kop’ (el mítico fondo sur) para animar al Liverpool costaba 4 libras (5 euros) y ahora la más barata asciende a 46 libras (57,95 euros).

En cuestión de abonos, el Arsenal se lleva la palma con un precio de 1.020 libras (1.284 euros) aunque es cierto que da derecho a 26 partidos ya que están incluidas las primeras rondas de la Copa. Además hay que tener en cuenta que la localidad más barata para ver al conjunto ‘gunner’ cuesta 65,50 (82,5 euros) en los partidos de máxima categoría y la más cara llega a las 129,50 libras (163 euros) en un estadio construido hace diez años. Por detrás del Arsenal surge el Chelsea (750 libras, 944 euros), el Tottenham (745 libras, 930 libras) y el Liverpool (710 libras, 894 euros). Las cifras están sobre la mesa y las comparaciones no se han hecho esperar.

En Inglaterra se hacen eco del ejemplo de la Bundesliga. La competición alemana todavía mantiene zonas en algunos de sus estadios donde los aficionados contemplan el fútbol de pie y, en consecuencia, las entradas que pagan son más baratas. En Alemania los precios accesibles para los más jóvenes o para aquello con menos recursos económicos son una constante, tanto que el abono más barato del Bayern de Múnich cuesta 144 euros. En esta parcela, la Liga española también gana la partida a la Premier: los precios son más reales que los de las entradas sueltas ya que, haciendo la media, el más barato cuesta 228 euros por los 776 del más caro. Inglaterra teme a las gradas vacías, a que un deporte que es de todos se quede solo y por ello se han propuesto luchar para los precios dejen de desafiar a la cultura de su fútbol.

Si hay un país donde la palabra tradición está ligada al mudo del fútbol, es Inglaterra. La Premier League no duda a la hora de presumir de los valores, el respeto y el clasicismo que acompañan desde siempre hasta la que hace no mucho era la mejor liga del mundo. A pesar de la imagen que desprende, la Premier League no es perfecta: los aficionados que acuden religiosamente a los estadios han elevado su voz para protestar contra la subida de los precios. En su opinión, la línea ascendente que se está viviendo en los últimos años está poniendo en serio peligro la cultura del fútbol que reina en Inglaterra. Tanto que, según informa The Guardian, el próximo 14 de agosto la FSF (Football Supporters Federation, es decir, la asociación de aficionados al fútbol) se reunirá con la Premier para pedir que los precios dejen de aumentar.

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