Lampard reniega de sus fobias como 'blue' y firma por el New York City de David Villa

Frank Lampard jugará en Estados Unidos. Es ya un hecho irrevocable que el excapitán del Chelsea se vestirá de azul también en América, en Nueva York y que a sus 35 años tiene la última oportunidad de su carrera de conseguir un gran contrato como profesional. “El reto es excitante”, dice el mismo jugador inglés en su primera entrevista como jugador del New York City. Allí jugará con David Villa y por ahora con nadie más. Pero no es la falta de compañeros lo que preocupaba a Lampard antes de firmar su contrato, ni la supuesta falta de competitividad del soccer, ni siquiera el desesperante tráfico neoyorquino. Lo que perturba a Lampard es jugar para el enemigo a 5.500 kilómetros de distancia.

Sí, no es una quimera inexplicable que cambie de liga, cambie de país, incluso de continente, y un jugador pueda jugar para uno de los enemigos de su club del alma. En Nueva York, Lampard será en buena parte un jugador del Manchester City, uno de los rivales acérrimos del Chelsea, donde Frank ha vivido los mejores trece años de su carrera, donde ha sido feliz y ha ganado todo lo que podía ganar; donde la grada le cantaba cada fin de semana sus canciones; donde era algo más que un ídolo: era una leyenda, un mito inmortal del mejor Chelsea de la historia. El jugador que más partidos ha jugado, que más goles ha marcado y que más asistencias ha dado.

La vida da muchas vueltas, debe pensar Frank. Aunque desde que anunciara su marcha del Chelsea se le había relacionado con un futuro vestido de skyblue, Lampard siempre había sido reticente a jugar para el enemigo. Hace ahora 25 días que Lampard está libre de contrato y vinculación con el Chelsea, tiempo que bien podía haber aprovechado para, después de las vacaciones post-Mundial, empezar a entrenar y coger tono físico de nuevo. Pero no quería firmar por el New York City; le costaba verse defendiendo al rival celeste de Manchester. Sin embargo, la falta de alternativas gustosas sobre el mercado le ha hecho caer en el pecado.

Eso sí, mientras no empiece la participación de su nuevo equipo en la Major League Soccer, prevista para el próximo enero, Lampard estará como hasta hace dos días, es decir, sin hacer nada, a no ser que encuentre una solución como ya hizo su futuro compañero en Nueva York, David Villa. El Guaje firmó por el Melbourne City, también propiedad del Manchester City, para disputar la A-League australiana como cedido hasta que no pueda jugar con el New York. Esa es una alternativa interesante para Lampard, aunque todavía no confirmada. La que seguro que gusta menos a Frankie es otra muy factible: jugar a préstamo… en el Manchester City.

Aunque no es muy probable, sí es en cambio factible. Jugar a las órdenes de Manuel Pellegrini desde ahora hasta el mercado de invierno de 2015; seguir disputando partidos al más alto nivel y así postergar el alejamiento de la élite futbolística cinco meses más. Ningún jugador quiere salir del mejor balompié del planeta, el que se juega en Europa, y hacerlo un poco más tarde sería agradable, como esos cinco minutos más que otorga el despertador por las mañanas. Firmar y jugar por el City sería, sin embargo, una blasfemia para la afición blue que tanto le idolatra. Un insulto que quizás no perdonarían. Irse al ‘filial’ americano puede doler, pero no tanto como llegar a Stamford Bridge con el águila y las tres estrellas citizens.

“Me ilusiona ayudar a crear algo tan especial en una ciudad que es una de las capitales del deporte”. Lampard aportará su enorme experiencia al neonato proyecto neoyorquino, que necesitará de ella para echar a rodar por primera vez en la MLS. Era extraño que la ciudad más importante de Estados Unidos no contase con un equipo de fútbol. Con los extintos New York Cosmos devueltos a la vida y la creación también del New York City, la Gran Manzana se inscribe con letras de oro en el soccer. Su nombre ya brillaba desde hace años en este deporte, porque el New York Red Bull se hizo famoso gracias a Rafa Márquez y Thierry Henry, pero tiene su sede en Nueva Jersey. Ahora sí que sí, Nueva York se pasa al soccer.