El 'Grande' Torino regresa 20 años después a Europa... por la sanción al Parma

Ya es oficial: el Grande Torino ha regresado. El mítico club granata volverá a sentirse grande participando en la Europa League de la próxima temporada, veinte años después de su última aparición en un torneo continental, la Recopa de Europa de 1994. Lo que importa en los barrios del Toro de Turín es que su club de toda la vida regresa a la élite del fútbol, pero la realidad es que lo hace por la puerta de atrás. Acabó séptimo la temporada de la Serie A, justo por debajo del último puesto europeo que ocupa el Parma. Pero la UEFA sancionó al club parmesano por no estar al día con respecto a los pagos a sus jugadores y no le permitió entrar en la segunda competición europea.

La polémica no es reciente, sino que viene de hace varias semanas. Cuando se intuía que el Parma podría entrar en Europa League (después de una sensacional segunda vuelta de temporada) la UEFA avisó que no podría jugarla de no arreglar las cuentas con diez de sus futbolistas antes del 31 de marzo. Una vez traspasada esa barrera temporal, el Parma se clasificó en el último suspiro a la Europa League y el 19 de mayo, considerando la organización que la entidad no había regulado sus pagos, decidió no otorgar al Parma la licencia UEFA y, por lo tanto, impedirle competir en sus torneos.

El presidente del Parma,Tommaso Ghirardi, cumplió su amenaza de “abandonar el fútbol” y dimitió este mismo viernesal estar “muy decepcionado por este sistema deportivo. Para mí,el fútbol ha terminado”. Ghirardi añadió que "sólo un estúpido puede pensar que pueda haber querido dejar de pagar 300.000 euros después de haber gastado 18 millones y haber perdido 6 o 7 millones por no participar en la Europa League". Además, anunció que todas sus acciones "están en venta. Me vuelvo a mi pueblo, yo no pertenezco a este sistema".

El Parma recurrió a la Alta Corte de Justicia Deportiva italiana alegando que los contratos de esos diez jugadores recogen que las cantidades debidas tendrán que ser pagadas antes del 30 de junio de 2014, por lo que los rossoblu consideran que todavía están legalmente a tiempo de efectuar los pagos correspondientes. Además, se consideran “generosos”, puesto que en vez de pagar el 30 de junio, hicieron “un anticipo”. En cambio, dicha fecha acordada entre jugadores y club no se adecúa a la establecida como fecha topa de la UEFA, y los anticipos se consideran “retención de pagos”, por lo que la Alta Corte también se vio obligada a rechazar el recurso. Eso sí, recalca que la decisión de excluir al Parma de las competiciones europeas no es una sanción, sino que tiene un efecto automático, esto es, de no cumplirse lo establecido en el manual de la UEFA, directamente no se tiene en consideración a la entidad en cuestión.

La última vía que le queda a los emilianos para recobrar su licencia es el TAS de Lausana, aunque las esperanzas de que salgan de allí con un ‘sí’ son realmente escasas, por no decir nulas. De esta manera, el Parma sufre lo que ya sufrieron la temporada pasada en España el Málaga y el Rayo Vallecano, sexto y octavo respectivamente en Primera División. Ninguno de ellos pudo disfrutar de una plaza en Europa League por no conseguir la licencia, que al final fue a parar al Sevilla, noveno, y a la postre campeón.

También se pronunció a este respecto el consejero delegado del club, Pietro Leonardi, que recalcó que hay “un club que ha sido multado con 50 millones de euros por situaciones mucho más graves que ésta del Parma”, al tratarse, según dice Leonardi, de una cantidad “inferior a 300 mil euros. ¿Cómo explico a la ciudad de Parma que hay clubes sancionados con 50 millones y que nosotros, por una cantidad como la dicha, no podemos participar en Europa?”. El consejero delegado considera injusta la medida porque el Parma, dice, “ha hecho un aumento de capital de más de 20 millones de euros sólo para jugar en Europa”.

Ahora, Alessio Cerci puede secarse las amargas lágrimas que derramó en la última jornada de la Serie A. Ese día, el Torino tenía en su mano entrar en Europa de forma directa. Se encontraba sexto y aprovechaba así el puesto de más que daba acceso al torneo continental por la final de la Coppa Italia que jugarían Nápoles y Fiorentina (clasificados para Champions League y Europa League vía Serie A). Visitaba a la propia Fiore, que no tenía nada en juego y es un club con el que el Toro siempre ha mantenido una buena relación. Sin embargo, se llegó al descuento con empate a dos en el marcador. En el tiempo añadido, el árbitro señaló un penalti a favor del conjunto granata. Cerci, internacional absoluto y una de las revelaciones del campionato, falló el lanzamiento y lloró desconsolado porque había entregado al Parma (que ganó 2-0 al Livorno) el sexto puesto.

Será la primera vez desde la refundación del club (antes Torino Calcio y desde 2005, Torino Football Club) que el Toro recorra Europa luciendo su color granata a los cuatro vientos. Nunca estuvo tan cerca de añadir a su amplio palmarés (siete Scudetti y cinco Coppas) un título europeo como en la final de la Copa de la UEFA de 1992. El Torino venía de eliminar al Real Madrid en semifinales y se plantó en la final contra el creciente Ajax de Louis van Gaal. El gol doble de los goles marcados en campo contrario acabó dando el título a los holandeses (2-2 en Turín, 0-0 en Amsterdam). Las dos siguientes temporadas participó en la UEFA y en la Recopa, cayendo en semifinales y cuartos de final respectivamente. Fueron las últimas experiencias europeas del Torino.

La vuelta a Europa siempre trae a la memoria al Grande Torino de los años 40, cuando capitaneado por Valentino Mazzola coleccionó todos los títulos posibles desde 1943 a 1949. Todos coincidían en algo: ese equipo era el mejor del planeta. Su juego era puramente ofensivo, creativo; superaba rivales con una solvencia a la alcance de muy pocos equipos históricos. No consiguieron ningún título europeo porque aún no se habían creado. Esa magnífica plantilla acabó su dominio dictatorial cuando el 4 de mayo de 1949, hace ahora 65 años, el avión que los trasportaba desde Lisboa hacia el aeropuerto de Turín se estrelló contra la basílica de Superga, sin dejar supervivientes. Nada quedó de aquel equipo, que se convirtió en leyenda. Sí permaneció, sin embargo, la semilla de Valentino Mazzola en su hijo Sandro, que fue, junto a Luis Suárez, el líder del mejor Inter de Milán de todos los tiempos, el que consiguió la Copa de Europa en 1964 y 1965.