Ciro Immobile, el 'capocannoniere' del 'calcio' por el que se pelea media Europa

Los clubes más potentes del panorama europeo tienen apuntados en sus agendas los nombres de Radamel Falcao, Sergio Agüero, Edinson Cavani… Los delanteros que moverán el mundo, y muchos millones de euros. En un segundo escalafón en cuanto a popularidad y precio, aparecen otros atacantes que poco o nada tienen que envidiar en cuanto a números a los anteriormente mencionados. Y algunas entidades se están moviendo rápido para contratarlos. Esta semana se ha sabido que el Borussia Dortmund está negociando con Juventus y Torino el fichaje de Ciro Immobile, capocannoniere del calcio que también interesaría al Atlético de Madrid. De completarse el fichaje, los alemanes se llevarían a uno de los goleadores más prometedores del panorama actual.

Hay dos concepciones de lo que físicamente puede definir a un italiano. Quizás la más extendida es la que considera a un habitante del país de Miguel Ángel tiene un característico pelo negro, o en su defecto castaño oscuro, con una tez entre el cobre y el beige, con unos ojos marrones y profundos. Pero también está el otro italiano, el que procede remotamente del norte de Europa, cruzando la barrera alpina. Son rubios de piel clara y su mirada es entre verde y azul. De esta última clase de transalpinos es Ciro Immobile.

Su físico quizás no se corresponde a la localidad de la Campania donde nació hace 24 años. Immobile es napolitano, de Torre Anunziata para ser exactos, mismo pueblo donde empezó el mito de Espartaco. Y para un napolitano, no es nada habitual acabar vistiendo de bianconero. Si se nace en la provincia partenopea, a la Juve se la odia, automáticamente. En realidad, eso pasa en Nápoles y en Milán, y en Sicilia. Pero es lo que conlleva ser el equipo más grande de toda Italia, si a los números nos remitimos. Las probabilidades que tiene la Juventus de encontrar jóvenes promesas y adquirirlas para sus equipos filiales son altísimas. Pocos son los que le dicen que no a la Vecchia Signora cuando llama a la puerta de sus casas, e Immobile no fue uno de esos.

Era un goleador de toda la vida, uno de esos ‘9’ tan puros que sigue creando el gran Club Italia, como lo han sido Luca Toni, Pippo Inzaghi o Vincenzo Iaquinta, todos campeones del mundo. Immobile es de la escuela rematadora, fijador de centrales profesional y un cazagoles experto. La remodelación del fútbol moderno hacia el toque y el movimiento rápido y ágil también han afectado a Ciro. No es torpe con el balón en los pies, más bien al contrario, pudiendo ejercer de hombre boya para habilitar una segunda jugada de los compañeros de segunda línea. Pero su oficio es el gol.

Goles lleva marcando toda su carrera y por ese motivo llegó a la Juve con 17 años, durante el curso 2007-08. Es decir, como canterano bianconero, Immobile apenas estuvo tres años, por lo que considerarlo un fruto del vivaio juventino no es del todo cierto. Pero aun así, aprendió los valores de la victoria, de ganar siempre, o casi siempre, leyes en Turín. Su buen trabajo en la cantera llamó la atención de Claudio Ranieri, que lo hizo debutar en 2009 en un partido de Serie A ante el Bologna. Entró en el lugar de una leyenda, Alessandro del Piero. Pasado y futuro de la Juventus.

Sin embargo, sus apariciones con la zamarra de la zebra no fueron todas las que Immobile podía esperar desde entonces. Tras un año sin jugar casi nunca, se marchó de Turín al equipo hermano, el Siena, en la Serie B. Pero en la Toscana tampoco contó con demasiados minutos y ni siquiera llegó a terminar el curso, puesto que en invierno se marchó al Grosseto, donde sí tuvo tiempo para demostrar sus cualidades. Eso sí, no pudo demostrar su capacidad goleadora, al marcar sólo un gol.

Su explosión se produjo en el estadio de los delfines. También en forma de cesión, Ciro se marchó al Pescara de la mano de ZdeněkZeman. Los biancocelesti hicieron una de las mejores temporadas de un club en la Serie B en toda la historia, con Immobile como capocannoniere con 28 goles. En ese Pescara habían jugadores ahora reconocidos por todo el mundo, como Marco Verratti y Lorenzo Insigne. Fue el descubrimiento en Italia del futuro de la Nazionale, pues justo ese año también despuntó en el Siena Mattia Destro.

Esa demostración de poderío no fue suficiente para que Antonio Conte decidiera contar con él para su segundo proyecto en la Juventus. En cambio, prefirió contratar temporáneamente a Nicklas Bendtner y ya más tarde a Nicolas Anelka. Mientras, Ciro Immobile jugaba su primera temporada en la Serie A con la maglia rossoblu del Genoa. En una temporada complicada para los ligures, Ciro tuvo continuidad, pero no acierto de cara a gol. Cinco goles anotó en la Lega para ayudar a conseguir, al menos, la salvación al club genovés. Con 22 años, esa floja temporada hacía dudar de su nivel para jugar en un grande del calcio, incluso se debatía si serviría para tener regularidad en un equipo de media tabla.

Pero de repente el Torino llamó a la puerta de la Juventus. Dos clubes que se repudian, pero como suele pasar en Italia, ello no impide que se sienten a negociar por cualquier jugador, sea importante o no. Antes de que empezase esa negociación, la Vecchia Signora ya había logrado el traspaso del líder granata, Angelo Ogbonna, por lo que quizás por compensación decidió escuchar la oferta rival. Immobile se encontraba en co-propiedad entre Juve y Genoa, por lo que antes de producirse el traspaso, la Juve pagó 2’75 millones de euros a los genoveses por la mitad de su pase, misma cantidad que el Toro desembolsó en el otro equipo turinés. Immobile nunca se opuso, al contrario. Vio la oportunidad de seguir creciendo como jugador en un equipo en el que iba a ser referencia ofensiva, sin importar que fuera el eterno enemigo de su club.

En el estadio Comunale fue recibido con el sentimiento entremezclado propio de cuando un enemigo se pone la casaca propia. Por un lado había cierto escepticismo, visto su año anterior, pero también ilusión por ver a un rival triunfar de granata. Le costó arrancar el curso, siempre a la sobra de Alessio Cerci, el jugador más en forma en el inicio de temporada italiano. Cerci, sin ser un ‘9’ (es un zurdo acostumbrado a caer a banda derecha) fue máximo goleador de la Serie A durante muchas jornadas, hasta que se vio superado por Giuseppe Rossi. Su primer gol como jugador del Torino lo anotó en Génova, pero a la Sampdoria y desde entonces, Immobile ha sido casi imparable, cumpliendo su mejor día en la jornada 29 contra el Livorno, cuando anotó un hattrick. De ahí a 22goles en total, varios de ellos en las últimas fechas, cuando la reencarnación del Grande Torino se ha encaramado a puestos europeos. Eso sí, en la penúltima jornada, contra el Parma (rival directo por la Europa League), acabó marcando y expulsado por doble amarilla tras simular un penalti.

Esos números prácticamente le garantizan un puesto en la Nazionale italiana para el Mundial de Brasil. Debutó con la absoluta azzurra en marzo, en el Vicente Calderón contra España. Sin que esté todavía confirmada la convocatoria de Cesare Prandelli, los medios de comunicación del país ya dan por hecha su participación y lo incluyen en la posible pre-lista del seleccionador de 30 jugadores. En esa lista, aparecen otros nombres como Balotelli, Gilardino, Cassano, el propio Cerci, Insigne y Rossi. Será el primer examen para Immobile, aunque su verdadero gran reto con Italia será ya la Eurocopa de 2016, cuando la prometedora generación de jóvenes alcance su plenitud.