Es noticia
Arsène Wenger, mil partidos para recordar y un puñado de fracasos inolvidables
  1. Deportes
  2. Fútbol
el arsenal no consigue un título desde 2005

Arsène Wenger, mil partidos para recordar y un puñado de fracasos inolvidables

Sin levantar un título desde 2005, el último mazazo ante el Chelsea no es el único varapalo sufrido en sus 18 años como timonel de la nave 'gunner'

Foto: Gesto de circunstancias del banquillo del Arsenal, con Wenger en el centro, durante el encuentro ante el Chelsea. (Efe)
Gesto de circunstancias del banquillo del Arsenal, con Wenger en el centro, durante el encuentro ante el Chelsea. (Efe)

"Wenger es un especialista en fracasos porque ocho años sin ganar nada [con él ] es mucho tiempo. Si yo hago eso con el Chelsea, me voy y no vuelvo". A mediados de febrero, con su habitual verborrea, José Mourinho arremetía contra Arsène Wenger en un cruce de declaraciones que ponía de relieve la enemistad que une a ambos entrenadores. El pasado sábado, los dos se vieron las caras en Stamford Bridge en un duelo que prometía emociones fuertes. Aunque los ‘blues’ carburan y se aproximan a su pico de rendimiento mientras al tiempo que los ‘gunners’ pecan de aflicción y pierden fuelle, nadie imaginaba un correctivo tan severo (6-0) para conmemorar el partido 1.000 de Wenger al frente del banquillo del Arsenal.

Tras la retirada de Alex Ferguson, Wenger acumula en el cargo más que los otros 19 entrenadores de la Premier juntos. A sus 64 años, el galo es timonel de la nave londinense desde septiembre de 1996. En su palmarés figuran 11 títulos, repartidos en 3 Premier League (97-98, 01-02 y 03-04), 4 FA Cup (97-98, 01-02, 02-03 y 04-05) y 4 Community Shield (98, 99, 02 y 04). Desde el último, la Copa Inglesa de la campaña 2004-2005, ha llovido mucho. Tanto, que al club le ha dado tiempo a mudarse del recogido y emblemático Highbury, demolido en 2006, al vanguardista Emirates Stadium.

Aunque la llegada de Mesut Özil y una cierta mejoría defensiva le habían aupado al liderato durante gran parte del curso, llegó la pájara. "Este era el partido más importante de la temporada para el Arsenal. Para nosotros, era un partido importante", reconocía Mourinho, ensañándose con un compañero de profesión que no ha sido capaz de ganarle en ninguno de sus once duelos directos. Una vez más, momento para rendir cuentas y justificar por qué este Arsenal no cumple con las expectativas y termina anclado en la medianía.

Por desgracia para sus intereses, el último mazazo ante el Chelsea no es el único varapalo sufrido en larga etapa al frente del banquillo ‘gunner’. El pasado mes de febrero, el Liverpool aprovechó las lagunas defensivas del Arsenal, que llegaba con la vitola de líder de la Premier, para endosarle un 5-1 en el mítico Anfield. Los de Brendan Rodgers no dieron opción a su rival y los 'gunners' encajaron cuatro goles en los primeros veinte minutos de partido. Un solitario gol de Míkel Arteta logro maquillar el resultado a veinte minutos del final. Dos meses antes, el 14 de diciembre, el cuadro londinense salió escaldado en la visita al Etihad Stadium. En otra tarde aciaga, el Manchester City de Manuel Pellegrini se imponía por un claro 6-3. Pero, sin duda, el mayor bochorno llegó el 28 de agosto de 2011. En uno de los episodios más oscuros de su expediente figura el apabullante 8-2 que le endosó el Manchester United en Old Trafford. Después de semejante humillación en una de las plazas con más solera del fútbol mundial, la directiva del Arsenal, en aras de compensar de algún modo el esperpento, decidió devolver el precio de las entradas a los seguidores desplazados a Manchester para presenciar el duelo en directo.

Noches para olvidar, también en Europa

Aunque el cuadro londinense ha obtenido el billete para la Champions en los últimos 16 años (superando la primera fase en 14 de ellos), en su hoja de servicio figura alguna noche dramática. No es el caso de la última edición de la máxima categoría continental, donde el buen papel desempeñado ante un Bayern casi inabordable le mantuvo alejado de las críticas más feroces. Sin embargo, el 15 de febrero de 2012, en San Siro, el incontestable 4-0 que los Robinho, Ibrahimovic y el resto de jugadores de un Milan de discutible potencial les endosó en la ida de los octavos de final, le costó una pila de merecidos reproches. Dos años antes, el 6 de abril de 2010 en el Camp Nou, un tal Leo Messi cercenó los sueños de Wenger con un póker de goles en la vuelta de los cuartos de final (4-1). Pese a estas derrotas, la verdadera frustración de Wenger es no haberla ganado nunca. Lo tuvo cerca en aquella final perdida ante el Barça en 2006 por un ajustado 2-1. Ni adelantarse en el marcador con diez hombres sobre el campo bastó para acariciar la gloria y besar la ‘orejona’.

Desde su llegada, ataviado con unas gafas noventeras que le otorgaban un aire de científico excéntrico, su apuesta siempre residió en exhibir un fútbol donde la elegancia y el buen gusto tenían un espacio privilegiado. Para ello, se valió de tres axiomas irrefutables: jugar con clase, querer la pelota, y saber qué hacer con ella. Los resultados acompañaban y refrendaban su idea en forma de varios dobletes. Todo discurría bajo los cauces previstos, incluso en el curso de 2003-04 el Arsenal se permitió el lujo de acumular 49 partidos sin conocer la derrota. Sin embargo, después de la Copa inglesa de 2005 el duende se esfumó y al Arsenal se le olvidó ganar.

En sus 1000 partidos al frente del banquillo su balance es más que aceptable: 579 victorias, 223 empates y 198 derrotas, con 1845 goles a favor y 967 en contra. Lástima que los títulos y los triunfos en las citas de altura brillen por su ausencia. El pasado fin de semana, ‘The Guardian’ dibujaba el once ideal de la milenaria carrera de Wenger en el equipo londinense. En la alineación de ensueño figuraban: Seaman; Dixon, Adams, Campdell, Cole; Pirès, Vieira, Fàbregas, Overmars; Bergkamp y Henry. Quién los pillara ahora, aunque fuera para tomar un par de pintas y recordar los días de vino y rosas, después del último varapalo recibido sobre el césped.

"Wenger es un especialista en fracasos porque ocho años sin ganar nada [con él ] es mucho tiempo. Si yo hago eso con el Chelsea, me voy y no vuelvo". A mediados de febrero, con su habitual verborrea, José Mourinho arremetía contra Arsène Wenger en un cruce de declaraciones que ponía de relieve la enemistad que une a ambos entrenadores. El pasado sábado, los dos se vieron las caras en Stamford Bridge en un duelo que prometía emociones fuertes. Aunque los ‘blues’ carburan y se aproximan a su pico de rendimiento mientras al tiempo que los ‘gunners’ pecan de aflicción y pierden fuelle, nadie imaginaba un correctivo tan severo (6-0) para conmemorar el partido 1.000 de Wenger al frente del banquillo del Arsenal.

José Mourinho Mesut Özil Premier League
El redactor recomienda