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"Éste es el milagro del fútbol": de sobrevivir en la calle a jugar un Mundial en Río
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EL OTRO MUNDIAL: STREET CHILDREN WORLD CUP

"Éste es el milagro del fútbol": de sobrevivir en la calle a jugar un Mundial en Río

En breve viajan a Río para jugar el mundial de niños que se han criado en la calle (Street Children World Cup). Esta es la historia de la selección de Egipto

Foto: Jugadores de la selección de Egipto que disputará la Street Children World Cup (Pilar Cebrián)
Jugadores de la selección de Egipto que disputará la Street Children World Cup (Pilar Cebrián)

“Todos estos chicos conocen la calle mejor que nadie. La mayoría ha vivido su infancia mendigando, robando o esnifando pegamento. Es un milagro verles participar en este torneo”. La doctora Abla El-Badry ha venido al campo para animar a un equipo de fútbol singular, la selección egipcia de los niños de la calle. La cuenta atrás ha comenzado, pues en unas semanas la agrupación viajará hasta Río de Janeiro para competir en el mundial de niños que se han criado en la calle (Street Children World Cup). Allí, jugarán contra equipos infantiles de otras 19 nacionalidades, como Nicaragua, Kenia, Mozambique, Pakistán… pero también Inglaterra y Estados Unidos.

El partido de hoy es decisivo, pues de los catorce jugadores que corren por el estadio sólo nueve estarán enel equipo definitivo. La importancia de esta jornada les hace estar más inquietos de lo habitual. Juegan al toque rápido, se pelean y escuchan nerviosos al entrenador. Sus caras son jóvenes, ninguno supera los dieciséis años, pero todos muestran las cicatrices de haber vivido una experiencia traumática. Los chicos rezan junto a la portería y se preparan para comenzar. “Hay muchas emociones en juego”, cuenta a El Confidencial Abla, miembro de la ONG que ofrece refugio a los chicos, que afirma que “para ellos el mundial de Río significa una segunda oportunidad”.

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Abla anima a su jugador preferido, da palmas, grita su nombre: “¡Vamos, Eid!”. El más pequeño del grupo es más tímido que los demás. Calienta en un lateral del césped mientras sus compañeros comienzan a jugar. Su corta estatura y débil complexión no son las propias de un niño de 14 años. “Nunca sonríe”, dice Abla, “su historia es especialmente complicada”. El joven centrocampista espera impaciente a que el entrenador le saque a jugar. “Quiero ser como Cristiano Ronaldo”, confiesa en voz baja. Acto seguido suena el silbato y Eid corre hacia el campo con cara de felicidad.

La historia del pequeño Eid

La vida no es fácil cuando eres el hijo de una vendedora de kleenex. Con apenas unos meses, Eid pasaba jornadas enteras entre el tráfico. Su madre mendigaba unas pocas monedas mientras lo aguantaba entre sus brazos. Tanto él como sus cuatro hermanos aprendieron a dormir entre cartones. Lejos del centro, en los suburbios más pobres de la ciudad, les esperaban las duras palizas de su padre. Cuando Eid cumplió cinco años, decidió escapar. A los pocos días se unió a un grupo callejero de niños que todavía deambula por la zona de Sayeda Zeinab.

El más pequeño del grupo es más tímido que los demás. Su corta estatura y débil complexión no son las propias de un niño de 14 años. “Quiero ser como Cristiano Ronaldo”, confiesa en voz baja. Acto seguido suena el silbato y Eid corre hacia el campo con cara de felicidad

Durante dos largos años, Eid vivió la realidad más dura de las calles de El Cairo. Perdido en una ciudad de más de 20 millones de habitantes, consumió drogas a diario, cometió toda clase de hurtos y sufrió el abuso de las autoridades. “Sus experiencias le han forjado un carácter muy fuerte”, dice Abla. Pero un día su destino se cruzó con los trabajadores sociales. “Fue difícil convencerle para que viniera al centro. Estos chicos están muy asustados y no se fían de nadie”, cuentan. Pero, una vez en la residencia, Eid encontró una cama, compañeros, comida caliente y educación. Dos de sus hermanos duermen en las habitaciones de al lado, pero el mayor de los cinco cumple pena en prisión. La Policía lo detuvo por prostituir a las otras niñas del grupo.

“Desde que entrenan, su cambio ha sido mágico”

“¡Rápido Mohamed, corre! ¡Arriba, Jaled!”, grita uno de los chavales desde el banquillo. El partido de hoy no avanza a su favor. De momento, los chicos de la calle pierden 3 a 0 contra el Club del Ferrocarril (The Railway Club), un equipo profesional con más experiencia. “Todavía no hemos ganado ningún partido, pero yo creo que tenemos posibilidades”, dice el entrenador sin perder de vista el campo de juego. Karim Hosni es el artífice de este nuevo proyecto, el encargado de llevar a estos chicos hasta Brasil. Escuchó por primera vez hablar del torneo en Londres, un año después de la primera edición en Sudáfrica. El fundador de Children United (Niños Unidos) le convenció. Rápidamente se puso en contacto con las ONG egipcias para organizar su propia selección.

“Viajaremos a Río el 27 de marzo, precisamente hoy hemos comprado los billetes de avión”, comenta entusiasmado. Desde que empezaron a entrenar hace un año y medio asegura que “el cambio ha sido mágico. Todos tienen más confianza en sí mismos, dan menos problemas en la residencia y, en general, están más contentos”. Karim Hosni cuenta que ha sido difícil conseguir los visados para el viaje, porque muchos de los chicos ni siquiera tienen carné de identidad nacional. En un momento del partido, Eid empuja a un rival que le intenta hacer un placaje. “Algunos todavía no se han rehabilitado del todo, lo que también tenemos en cuenta a la hora de formar la selección. No podemos arriesgar”, confiesa Karim.

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El lado más humano del fútbol

Este entrenador egipcio cree en el lado más humano del fútbol. “Mi idea es montar una escuela para rehabilitar a estos niños a través del deporte. ¡El fútbol les apasiona!”. El objetivo de este Mundial es borrar el estigma que supone ser un “niño de la calle”. “Esto es más que un juego”, se puede leer en la web, “porque ningún niño debería vivir en la calle”. Una realidad que afecta especialmente a Egipto, donde el 26% de la población vive en una situación de máxima pobreza, según CAPMAS (la agencia egipcia de estadística). Aunque no hay cifras oficiales sobre los denominados 'niños de la calle', algunos estudios del Consejo Nacional para la Infancia y la Maternidad hablan de más de 4.000 casos localizados solo en El Cairo, pero los medios suben la cifra hasta 200.000.

Es habitual verles pedir limosna en varias zonas de la capital, cerca de la plaza Tahrir, en la cornisa del Nilo, en parques o en las estaciones de tren. Su ropa sucia, sus pies descalzos y un cuerpo lleno de heridas les hacen más visibles entre la multitud. Con frecuencia, terminan en manos de numerosas mafias. Según informa Ashraf Abdelmoneim, de ACT (una organización contra el tráfico humano), “las niñas suelen ser vendidas como prostitutas, a los pequeños se les obliga a mendigar y los adolescentes son utilizados para el tráfico de drogas. Hace poco descubrimos una red que extraía sangre de un grupo de niños para venderla a hospitales”.

El partido se acerca a su fin, los chavales corren cansados tras el balón. En un momento, Eid se hace con la pelota y corre eufórico hacia la portería. “¡Corre, Eid!”, cantan a coro. Sus contrincantes se le echan encima, Eid tira a puerta pero no marca gol. El sonido del silbato pone fin al partido, el resultado es un 3-0 para los chicos del Ferrocarril. “Hemos perdido, pero no nos importa porque hemos jugado mejor que las últimas veces”, exclama Hasan, el más mayor del equipo. Eid vuelve jadeando con sus compañeros que lo reciben con abrazos y palmadas en la espalda. El pequeño del grupo levanta emocionado las manos, salta y vuelve a sonreír. Mientras los observa, Karim exclamaorgulloso, "éste es el verdadero poder del fútbol".

“Todos estos chicos conocen la calle mejor que nadie. La mayoría ha vivido su infancia mendigando, robando o esnifando pegamento. Es un milagro verles participar en este torneo”. La doctora Abla El-Badry ha venido al campo para animar a un equipo de fútbol singular, la selección egipcia de los niños de la calle. La cuenta atrás ha comenzado, pues en unas semanas la agrupación viajará hasta Río de Janeiro para competir en el mundial de niños que se han criado en la calle (Street Children World Cup). Allí, jugarán contra equipos infantiles de otras 19 nacionalidades, como Nicaragua, Kenia, Mozambique, Pakistán… pero también Inglaterra y Estados Unidos.

El Confidencial
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