Samuel Eto'o continúa convirtiendo en un polvorín la selección de Camerún

Siempre le persiguió la fama de tipo díscolo a Samuel Eto’o. Salió por la puerta de atrás en el Barcelona, eclipsado por la figura de Leo Messi tras su eclosión como falso 9 en el 2-6 del Bernabéu. Le descartó entonces Guardiola por lo que el de Santpedor justificó como “falta de feeling”, pese a que un año antes había decidido quedarse con el camerunés por su buena actitud. No quería más gallos que pudieran restar brillo a su estrella. Recaló entonces en el Inter. Bajo el mando de José Mourinho completó su segundo triplete consecutivo. A los tres títulos con la zamarra azulgrana sumó otro idéntico con la interista. Pese a estar todavía en una edad idónea, se dejó seducir por los petrodólares del Anzhi ruso y abandonó el fútbol competitivo.

Directo, excesivamente sincero en ocasiones, volvió a salirse de tono con su selección. Se deslizó el camerunés con unas candentes declaraciones en la previa ante Túnez, con la clasificación para el Mundial de Brasil en el alambre (0-0) en la ida. "Mis compañeros han decidido no pasarme más el balón. Por eso, teniendo esta información, he decidido jugar en el centro del campo, para darme juego yo mismo en el partido contra Túnez". El seleccionador, Volker Finke, que se encontraba justo al lado desmintió rotundamente tal situación. "No he visto esto. Mirad el partido de ida. Lo he visto más de una vez y no he tenido la impresión que algún jugador rechazó darle un pase a Eto'o o a cualquier otro compañero. Puede haber animosidad entre los jugadores dentro de un grupo, pero nunca se ha tratado de no pasarle el balón a Eto'o. Estas son historias de patio de colegio”, zanjó el entrenador.

Siempre mostró su faceta más visceral cuando vistió la camiseta de Camerún. Como capitán, no dudó en enfrentarse a los dirigentes. El 15 de noviembre de 2011 abanderó una rebelión de los jugadores de Camerún, que se negaron a disputar un amistoso contra Argelia por las deudas que mantenía la Federación con ellos. Por su protesta, Eto’o recibió una sanción de 15 partidos sin vestir la camiseta de los ‘leones indomables’. “Desde que soy capitán, he tenido más problemas que otra cosa”, dijo entonces el delantero del Chelsea. Ese mismo año, Alexandre Song se negó a darle la mano tras un entrenamiento y el centrocampista del Barcelona recibió una multa de 1.600 euros por tal incidente.

Cumplida su sanción y con su nombre nuevamente en una convocatoria, fue el ariete el que renunció entonces a ir con su país. “El entorno de la selección todavía está marcado por el amateurismo y una mala gestión que no se adaptan a los requerimientos del deporte de élite”, dijo en agosto de 2012 mediante un comunicado en su página web. Un mes después, tras mediar el primer ministro, Philemon Yang, regresaba con su selección. “Estoy profundamente convencido de que todos juntos, poniendo por encima el interés de nuestro país, y con la ayuda de Dios, seremos capaces de devolver al fútbol camerunés su garra y el nivel de antaño”, dijo Eto’o. No terminarían ahí las tirantes relaciones con su país.

En una entrevista en febrero de este año, aseguraba que la Federación Camerunesa de Fútbol “quería asesinarle”. “Los dirigentes de la FCF quieren atentar contra mi vida, quieren asesinarme. Vivo ahora con un grupo de gendarmes y uno de ellos duerme delante de mi puerta; no lo hago por esnobismo sino por mi seguridad”. Su inseguridad llegó al punto de no comer ni ponerse la camiseta facilitada por la Federación. “A día de hoy no me pongo las camisetas del combinado que nos da la federación, las pido directamente a la empresa Puma; no como con mis compañeros de la selección para evitar que me pongan veneno en la comida”, aseguró. Leal e indomable, Samuel Eto’o.