En Italia descubren que Llorente además de ser "guapo" sabe marcar

Dos tristes minutos ante la Sampdoria y un montón de portadas señalando su presencia en la Juventus como un fiasco. Poco más había logrado sumar a su currículum Fernando Llorente desde que recaló en el Calcio. Un mal comienzo que se unía al terrible año vivido en Bilbao, donde su decisión de no renovar por el Athletic convirtió su día a día en un infierno. La Juventus parecía el mejor lugar para reinventarse y seguir, pero nada ha sido como había pensado. Hasta ayer.

Por primera vez en dos meses, Llorente se sintió importante en Turín. Al cuarto partido de liga, Antonio Conte había puesto su nombre entre los titulares. Algo inédito hasta la fecha. El partido ante el Hellas Verona era tan bueno como cualquiera debió pensar el espigado delantero riojano, que salió decidido a poner las cosas en su sitio. Después de tener que desayunarse días atrás con una portada de Tuttosport donde se preguntaban: "¿Llorente sólo es guapo?", Llorente tenía claro que era momento de responder.

Lo hizo como mejor sabe, marcando. Fernando Llorente aprovechó un gran centro del Vidal para cabecear impecablemente el balón a la red. El internacional español se liberó en un grito que se fundió con la grada. Su primer gol como jugador de la Juve no merecía menos. El tanto, además, ayudó al triunfo de la Juventus (2-1) pese a que tuvo que ser Tévez quien cerrara el marcador. Poco importaba.

Y eso Llorente ha estado blindado ante las críticas y nunca ha bajado los brazos. A todo el que le ha preguntado le ha dado la misma respuesta: “Todo va a salir bien”. El gol de ayer se acerca mucho a ello, pero no oculta unos meses de adaptación muy duros en los que incluso Conte le ha puesto en entredicho. “No le ha venido bien el año parado en el Athletic. Tiene que recuperar la tensión competitiva y corregir errores”, fue el mensaje del técnico. Una crítica que ha resultado constructiva. Habrá que ver que continuidad tiene. De momento, Llorente sabe que su entrenador le ha echado una mano. Cuando más arreciaban las dudas, apostó por su titularidad. Él le ha devuelto el gesto con un gol. Seguro que no será el último.