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Por qué el triunfo del Sevilla de Mendilibar es un puñetazo al mentón del fútbol moderno
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No se separó de su chándal

Por qué el triunfo del Sevilla de Mendilibar es un puñetazo al mentón del fútbol moderno

El técnico vasco revolucionó el Sevilla en tres meses para convertirse en campeón de Europa por séptima vez en su historia. Por el camino, tumbó a Manchester United, Juventus y Roma

Foto: Mendilibar sonríe tras proclamarse campeón en Budapest. (Reuters/Annegret Hilse)
Mendilibar sonríe tras proclamarse campeón en Budapest. (Reuters/Annegret Hilse)

José Luis Mendilibar aterrizó en un Sevilla en ruinas y lo ha convertido en campeón de Europa League en menos de tres meses (1-1, victoria por penaltis). De estar en descenso a colocar otro prestigioso título en las abarrotadas vitrinas del Ramón Sánchez-Pizjuán tras tumbar a la Roma de José Mourinho. Es una hazaña. Y todo en chándal y sin estridencias, con trabajo y más trabajo. El triunfo no solo supone salvar una temporada que apuntaba a tragedia en Nervión, sino también multiplicar el potencial del equipo andaluz para la próxima campaña. Ganar a la Roma en el Puskas Arena catapulta el Sevilla a estar en la Champions League que viene, con el impulso económico y las posibilidades en el mercado que supondrá para que Monchi vuelva a ganarse la confianza del sevillismo.

En una de las peores temporadas en décadas del Sevilla, el equipo andaluz terminó disparando la euforia de su afición en el césped de Budapest. Es un cambio radical. Lo hizo tras empezar mal la final. El Sevilla encajó el primer gol contra un equipo sólido y compacto como la Roma. En la primera parte se atascó en ataque, abusó del centro lateral, no tuvo peligro real y se topó de bruces una y otra vez contra los deseos de Mourinho, que atrapó en su tela de araña a los andaluces durante media final. Todo cambiaría en la segunda parte con el paso adelante del Sevilla, que ya había terminado el primer tiempo sitiando a la Roma.

Fue entonces cuando el incombustible Jesús Navas forzó el gol en propia de Mancini... tras un centro lateral. El Sevilla sudó tinta china, empató, sobrevivió en los peores momentos, ahí donde apareció Bono con paradas milagrosas, y lo buscó más que el equipo italiano, que también tuvo oportunidades claras para llevarse el triunfo. Lo explicaría el propio Mendilibar: "Hemos empezado mal, ellos han jugado cómodos. En el segundo tiempo, hemos cambiado y luego ha sido duro. En la prórroga, no se ha jugado nada. Pero hemos tenido el acierto de los penaltis".

El triunfo del fútbol humilde

Tras más de 146 minutos, en una final que empezó en mayo y terminó en junio, el Sevilla demostró por qué es invencible en la Europa League con el séptimo título de su historia. Esta Europa League es mérito de una plantilla que durante mucho tiempo estuvo coqueteando con el descenso y que tenía mucho más fuego en su interior, pero sobre todo, de su entrenador y cuerpo técnico. Fue Mendilibar el que levantó una plantilla cansada de los planteamientos suicidas de Jorge Sampaoli y cambió los múltiples errores en salida de balón por la verticalidad, el juego directo, el orden defensivo y la ambición. El que puso a los jugadores en su sitio, simplificó tareas, diseñó un equipo compacto capaz de liquidar colosos y conquistar coliseos europeos.

Jesús Navas, uno de los pesos pesados del vestuario sevillista, reconocería el trabajo del técnico vasco en Movistar+: "Es increíble por el año que hemos tenido y otra vez lo hemos hecho. Parecía que todo iba mal, pero el equipo se levanta y hemos peleado como nadie", afirmó. "La afición nos lleva y volvemos a hacer historia. Ellos se han puesto por delante, pero hemos encontrado el gol y al final los penaltis... merecemos esta victoria. Mendilibar... Está todo dicho, nos ha transformado y se merece que esté con nosotros mucho más. Se lo merece todo. Tiene que disfrutarlo", añadió el lateral.

placeholder Los andaluces celebran el triunfo. (Reuters/Annegret Hilse)
Los andaluces celebran el triunfo. (Reuters/Annegret Hilse)

La final del Sevilla fue una metáfora perfecta de la carrera de José Luis Mendilibar​. Un triunfo que corona su trayectoria en el tramo final de su etapa como técnico. Alguien que, después de trabajar durante su vida en las categorías y los clubes más humildes del fútbol español, aprovechó la oportunidad de su vida con el mismo método que le ha llevado hasta donde está ahora. Algo en lo que insistiría hace pocos días: "Los resultados han sido buenos desde el principio, el juego no tanto. Es la confianza que tiene el jugador, entrenando por ejemplo lo que exigimos... no son raíces cuadradas, son sumas y restas. Si queremos cosas muy difíciles, para el muy bueno también son difíciles. Los jugadores han visto que la sencillez también da resultados. Cuando a veces haces las cosas tan fáciles, ellos quieren cambiar y hacerlas difíciles. Y les recuerdas cómo estaban y se dan cuenta enseguida, no son tontos", reveló Mendilibar. Y todo en chándal.

Un técnico de la vieja escuela que se guía más por la intuición, experiencia y un discurso directo y simple que por el uso de las tecnologías que quieren diseccionar el fútbol como si fuera ciencia nuclear. Alguien que se proclamó campeón del fútbol regional con el CD Arratia en 1996 y campeón de Tercera con el CD Basconia en 1998 y en 2023 es campeón de Europa con todo un Sevilla tras entrenar a Real Valladolid, el filial del Athletic Club, Lanzarote, Eibar o Deportivo Alavés.

"Hoy un campo de entrenamiento parece un aeropuerto que está lleno de conos, muñecos, vallas, cinturones para hacer arrastres… Igual que los porteros, que si pelotas de tenis… Cualquier día alguien empezará con bolas de golf. Estamos perdiendo la sencillez del fútbol", decía hace años en una entrevista en El País. El triunfo de José Luis Mendilibar es el triunfo del fútbol añejo. Vertical, intenso, directo, defensivo y eficaz. "Parece que el fútbol, hoy en día, solo es tocarla. Parece que solo juega bien el Barcelona y los demás somos unos zoquetes. Al fútbol se juega de muchas maneras y defender bien también es jugar bien al fútbol", confesó en su día. Hoy, Mendilibar, el obrero del fútbol, sencillo y natural, sonríe con su chándal.

José Luis Mendilibar aterrizó en un Sevilla en ruinas y lo ha convertido en campeón de Europa League en menos de tres meses (1-1, victoria por penaltis). De estar en descenso a colocar otro prestigioso título en las abarrotadas vitrinas del Ramón Sánchez-Pizjuán tras tumbar a la Roma de José Mourinho. Es una hazaña. Y todo en chándal y sin estridencias, con trabajo y más trabajo. El triunfo no solo supone salvar una temporada que apuntaba a tragedia en Nervión, sino también multiplicar el potencial del equipo andaluz para la próxima campaña. Ganar a la Roma en el Puskas Arena catapulta el Sevilla a estar en la Champions League que viene, con el impulso económico y las posibilidades en el mercado que supondrá para que Monchi vuelva a ganarse la confianza del sevillismo.

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