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Bellingham le basta a Inglaterra para debutar con victoria ante la impotente Serbia (0-1)
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El partido más duro del grupo

Bellingham le basta a Inglaterra para debutar con victoria ante la impotente Serbia (0-1)

El equipo de Gareth Southgate vence, pero no convence, ante una selección balcánica que pudo rascar algún punto en la segunda mitad y no lo hizo por falta de puntería en ataque

Foto: Jude Bellingham celebra la victoria ante Serbia. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
Jude Bellingham celebra la victoria ante Serbia. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

El gran partido de la tercera jornada de la Eurocopa comenzó mucho antes de la hora a la que estaba prevista. Los hooligans ingleses y serbios, como buenos cafres, se zurraron en las inmediaciones del Veltins-Arena, el estadio de Gelsenkirchen en el que, ya llegada la noche, Inglaterra venció por 1-0 a su rival. No obstante, la imagen de la selección del Reino Unido no fue la mejor, algo inesperado en una de las escuadras que, sobre el papel, parten en el máximo escalafón de favoritos para llevarse el torneo.

Un solitario gol de Jude Bellingham sirvió para sumar los tres puntos ante el rival más complicado del grupo C, en el que también están encuadradas Dinamarca y Eslovenia, que empataron a uno en el partido previo. Es probable que el partido no quede almacenado en la memoria del aficionado al fútbol, pues hubo fases de gran aburrimiento, con unos serbios necesitados pero impotentes, y una selección inglesa que no ha podido acercarse, ni por asomo, a las sensaciones que sí han mostrado otras grandes selecciones en su debut, como España o Alemania.

Serbia nunca había jugado una Eurocopa desde su formación como país tras la desintegración de Yugoslavia, a raíz de las sangrientas guerras en los Balcanes del primer lustro de los noventa. En el año 2000, aun con el nombre de República Federal de Yugoslavia, alcanzó los cuartos de final, pero desde entonces, los de Belgrado no saben lo que es competir en el torneo continental. Así, debutar contra Inglaterra, uno de los gallos —pese a haber ganado en su historia el mismo número de Eurocopas que los serbios, cero— no parecía el escenario más sencillo para debutar con victoria.

Inglaterra salió en tromba

Y es algo que pareció pesar en el inicio, pues los ingleses impusieron su tiranía y se hicieron amos de la pelota, empezando a acumular aproximaciones peligrosas a la meta contraria. No obstante, esto solo ocurriría durante los primeros veinte minutos. A partir de aquí, se impondría el tedio. El único gol del encuentro llegó muy pronto, apenas superado el minuto 10. El hombre de moda, el reciente campeón de la Champions League con el Real Madrid, fue el encargado de abrir la lata.

Tras un pase precioso filtrado por Walker sobre Saka, el del Arsenal centró desde el extremo y Bellingham, llegando desde atrás con la velocidad de un cohete, cabeceó el esférico al interior de la meta defendida por Predrag Rajković.

placeholder Jude Bellingham celebra el primer gol. (Reuters/Wolfgang Rattay)
Jude Bellingham celebra el primer gol. (Reuters/Wolfgang Rattay)

No tardó, eso sí, el equipo dirigido por Dragan Stojkovic en responder al mazazo. El combativo Mitrovic, uno de esos jugadores que asusta a los contrincantes con su mirada de acero y ese rostro propio de los secundarios de las películas de Guy Ritchie, estuvo a pocos centímetros de batir a Jordan Pickford. El actual futbolista del Al-Hilal, uno de los tantos que sucumbió la pasada canícula al baño de billetes procedente de Arabia Saudí, es un gran goleador. Ya en el Mundial de Qatar fue el mejor jugador de su selección.

Los serbios se animan ante la apatía inglesa

Pasado el ecuador de la primera mitad, los serbios aterrizaron en el partido y empezaron a crecer. Ya son muchos años en los que se habla que Inglaterra tiene un serio problema que es el que impide alzar, al fin, un campeonato. Ese problema señalado tiene nombres y apellidos, Gareth Southgate, y es el entrenador de la selección. Pese a haber realizado buenas actuaciones en los últimos campeonatos bajo su batuta, ni siquiera se levantó el torneo en la última Euro, con todo de cara, cuando los ingleses estuvieron a un paso de la gloria al caer en los penaltis, en la final de Wembley, contra Italia.

La impotencia acumulada en los últimos años ha provocado que la afición pross haya perdido ya la confianza en el antiguo zaguero del Aston Villa o Middlesbrough, ya que la nación que inventó el fútbol hace más de un siglo y medio ha tenido pocas veces una generación de futbolistas tan preparadas, con estrellas como Phil Foden, Bukayo Saka y, sobre todo, el candidato al Balón de Oro Jude Bellingham.

placeholder Phil Foden no pudo marcar la diferencia. (Reuters/Piroschka Van De Wouw)
Phil Foden no pudo marcar la diferencia. (Reuters/Piroschka Van De Wouw)

Pensar qué habría podido conseguir este grupo de jugadores ingleses con otro técnico es ciencia-ficción, pero está bien poder barruntárselo y, por ello, de no levantar el título el próximo 14 de julio, Southgate no seguirá en el banquillo del combinado nacional. Echar la culpa a Harry Kane —máximo goleador histórico de la selección— por su gafe es un buen intento, pero conviene ser racional y analizar con mayor rigor las causas.

La segunda mitad comenzó con la misma dinámica que parecía intuirse al final de los primeros cuarenta y cinco minutos: con una Serbia que quería ser ya protagonista tras haberse sacudido el dominio inglés. Si bien, las claras ocasiones no llegaban. En el sesenta, los balcánicos reclamaron un penalti tras caída en el área del tanque Mitrovic, pero lo cierto es que el toque de Trippier no parecía merecer semejante castigo.

Stojkovic metió picante con la entrada en el terreno de juego de Luka Jovic y Dusan Tadic. Ambos jugadores, por cierto, no son recordados con felicidad en el Santiago Bernabéu: el primero por sus nefastas campañas con la elástica blanca, y el segundo, por ser la estrella de aquel Ajax de Amsterdam que, en la temporada 2018-2019, humilló en Champions League al actual campeón con un 1-4 en Chamartín.

Los ingleses pudieron sentenciar

Conor Gallagher y Jarrod Bowen aparecieron en el césped de Gelsenkirchen en los últimos veinte minutos, escogidos por Southgate para intentar agitar un partido que se mostraba peligrosamente adormecido para sus intereses. De hecho, el plan estuvo a punto de salirle de maravilla al técnico si entre Rajkovic y el larguero no hubiesen repelido el testarazo de Kane tras una brillante jugada del recién incorporado Bowen. Este último, que lleva varias temporadas a un muy alto nivel en el West Ham, estuvo a punto de ser decisivo en apenas treinta segundos que llevaba sobre el terreno de juego.

Serbia lo intentó, pero apenas pudo inquietar a Pickford, más allá de con algún tiro lejano. El partido acabó con un 0-1 y con la mácula de ser el peor partido, hasta la fecha, de los disputados en este campeonato. El más feliz, sin duda, Jude Bellingham, que continúa su idilio con el balompié en un año que puede ser absolutamente histórico para él si consigue lo que parece imposible, que su selección consiga su primera Eurocopa. Para soñar con ello, mucha tendrá que mejorar Inglaterra en los siguientes encuentros.

El gran partido de la tercera jornada de la Eurocopa comenzó mucho antes de la hora a la que estaba prevista. Los hooligans ingleses y serbios, como buenos cafres, se zurraron en las inmediaciones del Veltins-Arena, el estadio de Gelsenkirchen en el que, ya llegada la noche, Inglaterra venció por 1-0 a su rival. No obstante, la imagen de la selección del Reino Unido no fue la mejor, algo inesperado en una de las escuadras que, sobre el papel, parten en el máximo escalafón de favoritos para llevarse el torneo.

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