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Unai Simón, del fallo contra Croacia a ser el héroe inesperado de San Petersburgo
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Gran partido del portero de España

Unai Simón, del fallo contra Croacia a ser el héroe inesperado de San Petersburgo

España eliminó a Suiza en un nuevo partido agónico. Empezó mal la tanda de penaltis, pero Unai Simón emergió como figura

Foto: Unai Simón celebra el pase de España a semifinales. (EFE)
Unai Simón celebra el pase de España a semifinales. (EFE)

Decía Maradona que Messi hacía figura a todos los arqueros a los que se enfrentaba. A Sommer le pasó algo parecido con la Selección. Y parecía que el portero suizo agrandaría su figura en la tanda de penaltis. No pudo ser. Su homólogo, Unai Simón, se disfrazó de Casillas y demostró que el error del otro día fue un simple fallo. El vasco no aporta la seguridad de los grandes porteros que ha tenido la Selección, pero es como los buenos amigos: siempre está cuando se le necesita.

En la previa del encuentro, un amigo me dijo: "Unai Simón no para ni los taxis. Es igual que los porteros de la discoteca: deja todo pasar". Ahora alaba al cancerbero. Qué volubles son las opiniones en el fútbol. Simón ha pasado en pocos días de ser criticado por todo un país a ser alabado como el gran héroe de San Petersburgo, una ciudad que pasa a la historia de la Selección española por el partido frente a Suiza.

De cuestionado a héroe

La titularidad del portero del Athletic de Bilbao estuvo en entredicho durante las semanas previas al comienzo de la competición. Los groseros errores que cometió con su equipo, y en los últimos partidos con la Selección, lo dejaban en una situación delicada. Sin embargo, Luis Enrique siguió apostando por él. Igual que lo hizo cuando lo colocó en el once por delante de Kepa y De Gea. 'Lucho' fue leal a su cancerbero.

placeholder Los jugadores de España celebran el pase a semifinales. (EFE)
Los jugadores de España celebran el pase a semifinales. (EFE)

Simón estuvo escoltado por Pau Torres y Laporte, dos buenos centrales pero poco contundentes. Sorprendió la titularidad del central castellonense en detrimento de Eric García, titular en los dos últimos partidos. Si de García escribí que era el yerno perfecto, Pau Torres tiene el mismo perfil: alto, guapo y simpático. Queridas madres, tomen nota.

Conformismo tras el gol

En esta ocasión la Selección pecó de conformismo. Se adelantó y se relajó. Algunos se quejan, pero no hay que engañarse porque le pasa a cualquier persona. ¿O los que critican no se han relajado cuando ya lleva muchos años de relación con su pareja? Si uno sabe corregir sus errores, basta. Y la Selección supo hacerlo en la tanda de penaltis. Agónica, por cierto.

Los suizos tenían la cara de los niños buenos y despistados. Lobos con piel de cordero. Como mucha gente: se presentan con amabilidad, pero te clavan el puñal por la espalda. Así empezaron ellos: agazapados atrás, pero dispuestos a dar guerra. Tras el gol de España, mostraron sus fortalezas. Raro fue que no empataran antes del descanso. Simón también tuvo que ver: neutralizó todas las aproximaciones helvéticas.

Tras las ocasiones falladas por Morata durante el torneo, apareció un cartel en Sevilla en el que se leía: "Morata, yo tampoco la meto". Hoy no se le puede reprochar nada. En todo caso, sería extrapolable a Gerard Moreno. Dispuso de las mejores oportunidades, pero no atinó. Al menos anotó uno de los penaltis.

placeholder Los aficionados suizos se lamentan tras la eliminación. (EFE)
Los aficionados suizos se lamentan tras la eliminación. (EFE)

Mención aparte en esta Eurocopa merece Busquets. Su regreso es lo mejor que le ha pasado a la Selección. Además de su veteranía, le aporta muchísimo equilibrio a la Selección. Sabe dónde tiene que estar en cada momento; aporta algo en peligro de extinción los equipos que dominan partidos: el pase vertical. Debería montar una escuela para enseñar cómo ser audaz en los pases. Rompen líneas. Y equipos. Pedri está disfrutando junto al capitán de la Selección de un máster que no ofertarían ni en Harvard.

El tinerfeño también se está dejando la piel por el equipo. El último partido de Liga no lo disputó porque su cuerpo dijo basta. Koeman le concedió descanso. A pesar de la exigencia física en la Eurocopa (dos prórrogas), no ha abandonado el terreno de juego y ha peleado hasta el final.

Lo inesperado se convierte en mágico. Eso es lo que está pasando con la Selección. Nadie apostaba por ello, pero ahora no hay ninguna tertulia en cualquier bar, oficina… en la que no esté presente. Antes de la semifinal, igual Luis Enrique debería parafrasear a Bilardo: "Muchachos, si hay algo que no soporto es ver las finales por televisión". Amén.

Decía Maradona que Messi hacía figura a todos los arqueros a los que se enfrentaba. A Sommer le pasó algo parecido con la Selección. Y parecía que el portero suizo agrandaría su figura en la tanda de penaltis. No pudo ser. Su homólogo, Unai Simón, se disfrazó de Casillas y demostró que el error del otro día fue un simple fallo. El vasco no aporta la seguridad de los grandes porteros que ha tenido la Selección, pero es como los buenos amigos: siempre está cuando se le necesita.

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