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España estalla contra la 'Selección random' de Luis Enrique y "su panda de niñatos"
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UNA SELECCIÓN QUE NO ILUSIONA

España estalla contra la 'Selección random' de Luis Enrique y "su panda de niñatos"

La bronca social contra la Roja está en máximos históricos, viene un partido decisivo y el juego no invita al optimismo

Foto: Luis Enrique pelotea solo en el campo de Las Rozas. (EFE)
Luis Enrique pelotea solo en el campo de Las Rozas. (EFE)

La Selección no fue capaz de ganar a Polonia en una hora y media, pero perdió a España en menos de un minuto. Concretamente, en 53 segundos, los que tardó el equipo nacional en salir del hotel y meterse en el autobús rumbo a La Cartuja para el partido. En la puerta, había cientos de aficionados y hasta tres señoras vestidas de folclóricas esperándoles, pero solo tres jugadores les regalaron un saludo. El resto, 21 elementos, ni siquiera les dedicó una mirada. Iban con las manos en los bolsillos, escuchando música o mirando el móvil, desconectados de su entorno.

En consecuencia, el vídeo se hizo ayer viral en Twitter bajo el 'hashtag' 'niñatos' y se desató la enésima ola de abuso verbal sobre la Selección de Luis Enrique. "A ver si les meten el miércoles 72 goles", "¿pero quiénes se creen que son estos mediocres?", "menudo grito les pegaría Aragonés" o "no soporto la altivez y prepotencia de estos niñatos millonarios" fueron algunos de los comentarios más educados que pudieron leerse ayer. Una de las mayores broncas que se recuerdan al equipo nacional, y desde luego inigualable en intensidad desde que existen las redes sociales, que enrarece el decisivo encuentro del miércoles frente a Eslovaquia.

Llovía sobre mojado. El sábado, Morata, con medio país sumido en la frustración, recordó ante las cámaras que a él le da igual lo que diga la gente y que en España "opinar es muy fácil y gratis". Pese a que se trataba de una reacción defensiva, propia de alguien que lo está pasando mal, traslució una realidad contra la que se está rebelando el aficionado: la Selección está compuesta por jugadores sin palmarés que actúan como superestrellas.

La Selección se ha desconectado de los aficionados y la prensa ha olido la sangre. "Morata no ilusiona y hoy se reivindica. ¿Hoy se reivindica, después del ridículo que han hecho? Con tu juego haces que el papá y el niño se duerman, que los que han pagado una entrada se aburran. ¿Y luego dicen que hay que apoyarle? ¡Por qué hay que apoyarle, si las críticas le dan igual! Yo creo que este chico no puede jugar ni un minuto más en la Selección", le espetó Josep Pedrerol, durísimo, en su programa nocturno.

No se puede negar que en el origen de la discordia está el seleccionador Luis Enrique. Su estilo hosco y desafiante ha impregnado el vestuario, que se muestra hermético ante el aficionado y evita el propósito de enmienda en público. Esta 'Selección random', formada por jugadores muy jóvenes cuyas caras no reconoce el aficionado ni están respaldados por títulos, es un órdago que quizá pueda permitirse una SAD, pero que en el equipo nacional supone un riesgo inasumible. El seleccionador asturiano no ha hecho la menor concesión al respetable desde que regresó a Las Rozas: ni Ramos, ni Aspas ni Navas. Y Llorente y Gerard, por la banda. El resultado, que no es más que la extensión de la fase clasificatoria de Luis Enrique, es una España que genera rechazo, aburre al aficionado y, lo que es peor, no es capaz de ganar a Suecia o Polonia. Y en la Federación están tomando nota de todo, incluidas las culpas al empedrado.

España ha ganado cuatro partidos en grandes torneos en los últimos nueve años. Ganó a Australia en 2014, a Turquía y República Checa en la Euro 2016 y a Irán en el Mundial de Rusia. Los otros nueve fueron empates o derrotas, a menudo contra selecciones que antes se consideraban menores. El deber de Luis Enrique consistía en gestionar el periodo de transición entre Iniesta y Ansu Fati, intentando competir, pero siendo conscientes de que la materia prima no da tanto de sí como antes. Un trabajo de mano izquierda que el técnico asturiano ha decidido emprender a su manera, con un bidón de gasolina y medio país ardiendo, rompiendo el vínculo emocional con el aficionado para jugárselo todo a una carta. El miércoles, ante Eslovaquia, veremos si la España de Luis Enrique despega o desaparece para siempre.

La Selección no fue capaz de ganar a Polonia en una hora y media, pero perdió a España en menos de un minuto. Concretamente, en 53 segundos, los que tardó el equipo nacional en salir del hotel y meterse en el autobús rumbo a La Cartuja para el partido. En la puerta, había cientos de aficionados y hasta tres señoras vestidas de folclóricas esperándoles, pero solo tres jugadores les regalaron un saludo. El resto, 21 elementos, ni siquiera les dedicó una mirada. Iban con las manos en los bolsillos, escuchando música o mirando el móvil, desconectados de su entorno.

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