Es noticia
Todo empezó con Italia y Fàbregas, que ocho años después se ha asentado en la Selección
  1. Deportes
  2. Fútbol
nunca ha sido indiscutible en el equipo

Todo empezó con Italia y Fàbregas, que ocho años después se ha asentado en la Selección

Cesc ha jugado 109 partidos con España, pero casi la mitad los ha empezado en el banquillo. Ahora, rozando la treintena, le llega la continuidad que siempre ha necesitado para brillar

Foto: Fabregas celebró el gol a Croacia, prácticamente fue suyo (Fehim Demir/EFE/EPA).
Fabregas celebró el gol a Croacia, prácticamente fue suyo (Fehim Demir/EFE/EPA).

22 de junio de 2008. Viena. Austria. A partir de ese día nada fue igual en la historia del fútbol español. Nada posterior se entendería sin esa fecha, sin el partido que se jugó en el Ernst-Happel-Stadion de la capital alpina. Ese fue el último día de la ‘Furia’ y el inicio de la ‘Roja’. Ocurrió que España superó tres maldiciones en un mismo día, y el mal de ojo que sufría se lo trasladó al resto del planeta. Superó unos cuartos de final de una Eurocopa por primera vez; lo hizo ante Italia, el combinado que peor recuerdo histórico había dejado a nuestra Selección; y lo hizo por penaltis, la muerte súbita que aniquiló a tantas generaciones de futbolistas nacionales. Y fue el penalti de Cesc Fàbregas el que empezó a reescribir los libros del balompié español.

Aquel Cesc era apenas un niño. Había perdido ya, por fortuna, las greñas tintadas de rubio que dejaron fotos suyas para olvidar en las categorías inferiores del Arsenal. Pero bueno, no es criticable, era la moda y había que seguirla. Cesc cambió. Lo empezó a hacer dos años antes, cuando con 19 años jugaba su primer Mundial con la Absoluta, y rompía a llorar como un crío cuando los viejos ZIdane, Vieira y compañía le hacían un traje a un equipo de chavales que tenía que llevarse la decepción para levantarse más fuerte. Y Fàbregas se levantó con ellos, como uno más de ese bloque. Una pieza importante, incuestionable en las convocatorias, pero nunca ensalzado.

Foto: Ramos no estuvo nada afortunado contra Croacia (EFE).

El catalán siempre ha estado con España. Nunca se ha caído de una convocatoria por decisión técnica, sino por no poder acudir debido a lesiones. Con 29 años, superó la barrera hace tiempo del ‘club de los 100’. 109 partidos con la Selección, una cifra sensacional para una carrera que aún tiene tiempo por delante. Pero tiene un truco. Muchos de esos partidos, casi la mitad, no los empezó como titular. En 42 ocasiones salió desde el banquillo, lo cual demuestra que nunca se ha llegado a asentar del todo en el equipo. Ha sido visto generalmente por un revulsivo, o por un jugador prescindible que puede dejar hueco a otro que viene por detrás. Cesc no fue titular ni en la Eurocopa 2008, donde sólo la lesión de Villa le da espacio, ni en el Mundial 2010.

placeholder Fàbregas, en el partido contra Turquía (Peter Powell/EFE/EPA).
Fàbregas, en el partido contra Turquía (Peter Powell/EFE/EPA).

Empezó a encontrar su lugar en paralelo a su adaptación al Fútbol Club Barcelona. En su vuelta a casa, Fàbregas tenía la imposible misión de darle un relevo a Xavi Hernández. Y digo imposible, porque ni Fàbregas tiene las características de Xavi, ni éste requería de un verdadero sustituto por entonces. Guardiola se inventó un lugar para él: el ‘falso 9’. Con Villa ya habituado a jugar en la izquierda, el Barça se quedó sin delantero centro, ya que Messi jugaba donde quería, y bien que hacía y hace. Fàbregas jugó ahí y se le dio bien. Del Bosque lo trasladó a la Selección, ya que se quedó sin el ‘Guaje’ por su grave lesión. Y Cesc también respondió con España.

Foto: Jordi Alba, durante la rueda de prensa (Juanjo Martín/EFE).

Villa volvió, pero no fue titular. Y sin embargo, tampoco lo fue Cesc. En la Confederaciones de 2013 no estuvo Xabi Alonso, y aun así Cesc no fue titular. No jugó ni un minuto ni en las semifinales ni en la final. Y tampoco en el Mundial 2014. Del Bosque confiaba en él, siempre lo ha llamado a filas, pero rara vez lo ha considerado uno de los suyos, de los de verdad. Algo le ha faltado para consolidarse entre los titulares. Ha jugado poco menos que Iniesta en España, pero nunca ha tenido una importancia ni siquiera similar al manchego.

Ahora, a unos cuantos meses de la treintena, Cesc está siendo por fin indiscutible con España. Después de más de diez años como internacional, Fàbregas está ejerciendo el papel de Xavi en España. Con matices, evidentemente, porque como decíamos, son jugadores muy diferentes. Pero ahora mismo resulta inamovible, forma parte de ese once que ha repetido Del Bosque en los tres partidos que ha jugado España en la Eurocopa y ha participado, como es natural, en los fantásticos minutos que ha tenido el equipo en los tres partidos. Y no lució su partido contra Croacia por la derrota, pero fue, junto a Silva, el mejor español. Vuelve a jugar contra Italia, cerrando el círculo que se inició hace ocho años. Esta vez lo hará como titular.

22 de junio de 2008. Viena. Austria. A partir de ese día nada fue igual en la historia del fútbol español. Nada posterior se entendería sin esa fecha, sin el partido que se jugó en el Ernst-Happel-Stadion de la capital alpina. Ese fue el último día de la ‘Furia’ y el inicio de la ‘Roja’. Ocurrió que España superó tres maldiciones en un mismo día, y el mal de ojo que sufría se lo trasladó al resto del planeta. Superó unos cuartos de final de una Eurocopa por primera vez; lo hizo ante Italia, el combinado que peor recuerdo histórico había dejado a nuestra Selección; y lo hizo por penaltis, la muerte súbita que aniquiló a tantas generaciones de futbolistas nacionales. Y fue el penalti de Cesc Fàbregas el que empezó a reescribir los libros del balompié español.

Selección de fútbol de Italia Cesc Fábregas
El redactor recomienda