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Italia, el mejor rival para enderezar un rumbo que se perdió hace ya tres años
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españa tiene dudas desde la final de 2013

Italia, el mejor rival para enderezar un rumbo que se perdió hace ya tres años

Desde que perdió la final de la Copa Confederaciones, la Selección ha tenido dudas sobre su estilo, su juego, sus jugadores... Italia, el rival fetiche de la recuperación, es ideal para levantar el vuelo

Foto: Piqué se volverá a medir con Pellè. (Alessandro Garofalo/Reuters)
Piqué se volverá a medir con Pellè. (Alessandro Garofalo/Reuters)

Hace ya mucho tiempo que la vida de la Selección no es tranquila. Hablamos de un equipo que sigue siendo vigente campeón de Europa, pese a que esté poniendo en juego dicho honor en esta Eurocopa. No le queda otra que hacerlo, así son las normas. Pero puede que luchar por defender lo que es suyo desde hace ocho años sea lo mejor ahora mismo. Porque lo que ha caracterizado a este equipo es ser competitivo cuando toca serlo, no en momentos menores de escasa importancia teórica y práctica. España, sin embargo, ha ido perdiendo progresivamente esa hambre que la hizo ganadora, o el toque mágico que la hizo inmortal. Son tres años de dudas, 36 meses sin tener claro el nuevo rumbo que tomar. ¿No es Italia el mejor rival para enderezarse?

[Del Bosque no mira más allá de Italia]

Italia fue el comienzo de todo, puede que sea también el fin. Entre medias, todas las sensaciones que se pueden acumular en la cabeza de una generación de jugadores y aficionados. Las mayores alegrías de nuestra historia futbolística y decepciones como años atrás, las de toda la vida, a las que nos habíamos desacostumbrado inevitablemente. El paso atrás comenzó en Maracaná, pero no en el 1-5 de Holanda, que fue la confirmación de la crisis de identidad de la Selección, sino un año antes de aquello, en otra derrota abultada ante el rival al que más se deseaba ganar, Brasil. Aquello, aunque fuera la ‘Canarinha’, no era normal y avisaba de una decadencia que no queríamos ni pensar.

España perdió la final de la Confederaciones como si fuera un equipo pequeño, en vez del más grande. Una Brasil vulgar, muy similar a la que hizo el ridículo en su Mundial y en las dos Copas América posteriores, le pasó por encima, como después dijo Xabi Alonso. Falta de concentración en momentos clave, fallos dolorosos psicológicamente, como el penalti de Ramos (el de aquel partido, que también erró), y un evidente desgaste en el juego de posición que tan majestuosamente había expuesto como pieza del museo más exquisito. Tres años después, las dudas siguen azotando el cerebro de los creadores de este equipo y no se terminan de cerrar en ningún caso.

Lo único que hasta ahora no se ha discutido es el estilo, al menos de una manera convincente. La manera de tocar la pelota y de buscar el gol (y de evitarlo) sigue siendo la misma con ciertos matices que la empeoran, puesto que no ha sido capaz de evolucionar hacia un juego más efectivo. Del Bosque tuvo ante sí la oportunidad de variar su oferta de fútbol cuando eligió a Diego Costa como el delantero centro titular de la Selección para el Mundial y no acabó de dar el paso. Quiso que con un jugador diferente, muy diferente a lo que había y había habido, se jugara a lo mismo, algo que las pruebas demuestran como imposible al 100%. Los jugadores hacen el estilo, no al contrario. Cuando vio que no le funcionaba, se fue cargando poco a poco a Costa hasta hacerlo desaparecer del equipo, para así apostar por futbolistas más afines a su ideología.

Foto: Buffon celebra subido al larguero la victoria de Italina ante Suecia. (EFE)

Durante este tiempo posfracaso mundialista, la Selección ha seguido sin dar con lo que necesitaba para seguir siendo la más grande, o al menos permanecer entre las que merecen ese apelativo. Cada partido de España, ya fuera oficial o amistoso, se convertía en un suplicio para el espectador, que veía a unos jugadores vestidos generalmente de rojo dominar el balón, pero no mandando en los partidos ni haciendo daño como solían hacer a los contrarios. Perder contra Eslovaquia al fin y al cabo es lo de menos, porque un día malo puede surgir de la nada, como una seta en el bosque. Pero son muchos días en los que España aburre más que un monólogo de preposiciones. No hay ideas nuevas para superar defensas cerradas y la fiabilidad defensiva es mucho menor.

[Los detalles que tiene que mejorar España]

Y sin embargo, los dos primeros partidos de la Eurocopa dejan espacio a una esperanza real, no imaginativa. España fue mejor que sus rivales, mucho mejor, pero lo más importante es que fue mejor que la España de los últimos tres años. Toda ella junta. Incluso hubo momentos iniciales contra Croacia en los que recordó a la Selección de Luis Aragonés, con un juego preciosista, raudo a la vez que pausado y reflexionado. Todo se desmoronó en momentos puntuales, como en Salvador de Bahía contra Holanda. Pero queda aún algo de memoria en los pies de los futbolistas, y eso es lo que hay que traer de nuevo al terreno de juego.

Es ese uno de los problemas de esta nueva España, su debilidad mental. Se hizo a sí misma administrando ventajas, no remontando resultados adversos. En los torneos que ganó, España nunca estuvo por detrás en el marcador, salvo en la derrota por 0-1 contra Suiza en Sudáfrica. De esa circunstancia se rehízo. Pero en Brasil se hundió en un mar de dudas en que no encontró un flotador o una pequeña tabla a la que agarrarse y sobrevivir. Tiene delante a Italia, la del miedo histórico y la de las victorias que cambiaron la vida de todo aficionado español al fútbol. ¿Qué España veremos ante Italia? ¿La que se levanta tras el golpe o la que se queda en la lona esperando a que el árbitro cuente hasta 10?

Alineaciones probables:

Italia: Buffon; Barzagli, Bonucci, Chiellini; Florenzi, Parolo, De Rossi, Giacherini, De Sciglio o Darmian; Pellé y Éder.

España: De Gea; Juanfran, Piqué, Ramos, Jordi Alba; Cesc, Sergio Busquets, Iniesta; Silva, Morata y Nolito o Pedro.

Árbitro: Cunet Çakir (Turquía).

Estadio: Saint Denis (80.000 espectadores).

Hora y TV: 18:00, Telecinco.

Hace ya mucho tiempo que la vida de la Selección no es tranquila. Hablamos de un equipo que sigue siendo vigente campeón de Europa, pese a que esté poniendo en juego dicho honor en esta Eurocopa. No le queda otra que hacerlo, así son las normas. Pero puede que luchar por defender lo que es suyo desde hace ocho años sea lo mejor ahora mismo. Porque lo que ha caracterizado a este equipo es ser competitivo cuando toca serlo, no en momentos menores de escasa importancia teórica y práctica. España, sin embargo, ha ido perdiendo progresivamente esa hambre que la hizo ganadora, o el toque mágico que la hizo inmortal. Son tres años de dudas, 36 meses sin tener claro el nuevo rumbo que tomar. ¿No es Italia el mejor rival para enderezarse?

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