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Adiós, falta de gol; hola, octavos de final: España vuelve a deleitar y se clasifica
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doblete de morata y gol y asistencia de nolito

Adiós, falta de gol; hola, octavos de final: España vuelve a deleitar y se clasifica

La Selección mejoró aún más el nivel del primer partido y aplastó a Turquía con lo que más echaba en falta este equipo, goles. Morata y Nolito ejercieron de gran pareja atacante con sus tantos

Foto: Morata marcó dos de los tres goles de España (Ali Haider/EFE/EPA)
Morata marcó dos de los tres goles de España (Ali Haider/EFE/EPA)

Decía Del Bosque que había que huir de los elogios, apreciarlos pero no adquirirlos como propios, pero esta selección se ha construido sobre una base de alabanzas mundiales que son imposibles de olvidar, de alejar de la realidad de la evolución histórica del fútbol español. Y para volver a triunfar, para ser de nuevo ese equipo que enamoró al planeta, había que volver a jugar un fútbol celestial, porque este equipo, para ganar, solo sabe hacerlo de esa manera. No hay otro camino. De nada sirven los atajos que sí utilizan otros. España juega bien al fútbol, es algo ya que corre por su sangre. Tuvo minutos de gran belleza contra la República Checa. Pero había que jugar mejor aún para ganar a Turquía. Y así se hizo.

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Cuesta encontrar detalles sobre los que mejorar después de este segundo partido. Empecemos por ellos, para ir ‘in crescendo’ en el disfrute de este equipo. Los minutos iniciales no fueron buenos. Hablo de los muy primarios, esos en los que aún te estás asentando en el campo, intuyendo al rival, haciéndote al ambiente. Ramos vio una amarilla en el primer minuto, inusualmente nervioso para lo que es el capitán. Tanto él como Juanfran estuvieron poco acertados en la entrega en corto, un poco tensos. Desentonaban levemente, muy levemente. Y poco más que añadir sobre los aspectos a trabajar, señoría.

Llevamos años, muchos años, diciendo que el talón de Aquiles de este equipo era la falta de gol, algo que formaba parte del gen del equipo. Esto venía incluso de cuando se ganaban títulos. En el Mundial, España ganó por 1-0 desde octavos hasta la final. Y en las dos Eurocopas, pasó dos eliminatorias por penaltis tras 0-0, igual que en la Confederaciones de 2013. Y cuando arreciaban las críticas y la preocupación sobre este asunto, aparecieron Morata y Nolito para decirle al mundo entero que la Selección tiene herederos de alta alcurnia para Villa y Torres. Dos goles del primero, gol y asistencia para el segundo. No es posible acallar mejor la verborrea.

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Y esto que estamos comentando sucedió sin que se pueda decir que Turquía jugó un mal partido. De hecho, la primera parte de los de Terim fue más que digna. El técnico sabía cómo iba a ser el partido y lo intentó organizar a su manera, la cual, obviamente, no fue afortunada, pero sí lógica. De inicio, planteó una presión muy alta y organizada, colocando a Yilmaz, Arda y Çalhanoglu a la altura del área española en los saques de fondo de De Gea. Una vez superada esa línea por el juego español, se replegaba en un claro 4-5-1 con el que trataba de cerrar el centro del campo, minimizando el papel de Silva e Iniesta, o intentándolo y fracasando. A partir de ahí, trataba de hacer daño con la velocidad de sus hombres de arriba y el poderío físico de Yilmaz. No le sirvió nada.

Ante esa disposición del rival, lo que implementó Del Bosque fue la radicalización de su idea, es decir, juntar más en el medio a Silva, Iniesta, Cesc, Nolito y Busquets, acumular gente por dentro, con el objetivo de agrupar en ese entorno a todos los turcos, para ganar en anchura únicamente con los laterales. Tanto Juanfran como, sobre todo, Jordi Alba, encontraron a través de la sorpresa huecos a la espalda de sus colegas de Turquía. En una de esas llegó el primer gol. No tuvo hueco Alba para colgar el balón con la zurda, y entonces encontró a Nolito cerca de él. Fue el andaluz el que la puso con la rosca cambiada y ahí apareció la cabeza rapada de Morata para peinarla lo justo para alejársela a Babacan. España tenía gol, el primero de tres. La primera que mete tres en la Eurocopa.

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Mientras aún nos estábamos frotando los ojos por ver a España por delante en el marcador sin sufrir por ello, de repente vimos que se doblaba esa ventaja. Cesc, el que menos brilla, pero el que más trabajo sucio hace de los tres talentos del centro del campo, puso un balón corto a Nolito, pero Mehmet Topal, exjugador del Valencia, solo peinó el balón, lo que hizo que el del Celta tuviera tiempo de sobra para prepararse el remate ante Babacan, que esperaba la estocada definitiva. Y a Nolito le vino hasta bien resbalarse en el momento del golpeo. Ello le permitió alejar el balón definitivamente de la mano del cancerbero turco. Minuto 37 y el partido estaba resuelto.

No había mucha más historia por delante. Solo una reacción turca histórica podía cambiar lo que iba a ser la clasificación de España para octavos de final. La buscó Fatih Terim con Nuri Sahin, pero si el exmadridista no es titular en este equipo, habla mucho de en qué estado tiene que verlo el técnico. Poco pudo aportar Sahin, ya que Morata, ejerciendo de ‘killer’ como nunca hasta ahora en la Selección, sentenció con el tercer gol. Una jugada de ensueño, con un pase en profundidad de videoconsola de Iniesta, uno de esos a los que estamos tan acostumbrados que nos parecen normales, que dejó solo a Jordi Alba (en fuera de juego, todo hay que decirlo), que se la regaló al ‘pelado’. Quedaban por delante 45 minutos para dormir la mona pensando en cerrar el liderato en Burdeos.

Quedaba mucho tiempo, eso sí, para hacer experimentos, para probar cosas. Del Bosque aprovechó para ver cómo funcionaba el doble pivote con Bruno-Busquets, y la sensación que dio es que se solapaban, pero tampoco era el momento para verlos destacar en sus funciones conjuntas. Probó a Azpilicueta en el lugar de Alba y a Koke en el de Fàbregas. El resultado no varió. Sí lo hizo la opinión de los aficionados turcos sobre su capitán. Pitaron a Arda desde bien empezado el segundo tiempo. El culé acabó casi como ‘5’ argentino, empezando el juego, sin destacar, pero sin fallar. Ante la humillación a la que le estaba sometiendo su gente, la grada española reaccionó coreando su nombre. En eso también ganó España.

Ficha técnica

3 - España: De Gea; Juanfran, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba (Azpilicueta, m. 80); Cesc (Koke, m. 70), Sergio Busquets, Iniesta; Silva (Bruno, m. 64), Morata y Nolito.

0 - Turquía: Babacan; Gonul, Topal, Balta, Erkin; Calhanoglu (Nuri Sahin, m. 46), Ozan Tufan, Inan (Yunus Malli, m. 70), Ozyakup (Sahan, m. 62), Arda Turan; y Burak Yilmaz.

Goles: 1-0, m. 34: Morata cabecea un centro de Nolito. 2-0, m. 37: Nolito recoge un mal rechace de Mehmet Topal y bate a Babacan. 3-0, m. 48: Morata culmina una asistencia de Jordi Alba, tras un pase al desmarque de Iniesta.

Árbitro: Mirolad Mazic (Serbia). Amonestó al español Sergio Ramos (m. 1) y a los turcos Burak Yilmaz (m. 9) y Ozan Tufan (m. 40).

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada del grupo D de la Eurocopa de Francia 2016, disputado en el estadio Allianz Riviera de Niza ante 33.409 espectadores, cifra oficial. 

Decía Del Bosque que había que huir de los elogios, apreciarlos pero no adquirirlos como propios, pero esta selección se ha construido sobre una base de alabanzas mundiales que son imposibles de olvidar, de alejar de la realidad de la evolución histórica del fútbol español. Y para volver a triunfar, para ser de nuevo ese equipo que enamoró al planeta, había que volver a jugar un fútbol celestial, porque este equipo, para ganar, solo sabe hacerlo de esa manera. No hay otro camino. De nada sirven los atajos que sí utilizan otros. España juega bien al fútbol, es algo ya que corre por su sangre. Tuvo minutos de gran belleza contra la República Checa. Pero había que jugar mejor aún para ganar a Turquía. Y así se hizo.

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