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La muerte del padre de Srna durante el partido ante Turquía tiene en vilo a Croacia
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el capitán se enteró en los vestuarios

La muerte del padre de Srna durante el partido ante Turquía tiene en vilo a Croacia

El capitán de los balcánicos volvió a casa para asistir al sepelio de su progenitor. Roto por el dolor de la noticia, será baja ante Chequea y podría no retornar a Francia

Foto: Corluka, Subasic, Vida y Darijo Srna celebran el triunfo de Croacia ante Turquía. (Reuters)
Corluka, Subasic, Vida y Darijo Srna celebran el triunfo de Croacia ante Turquía. (Reuters)

El reloj biológico no parece correr para Darijo Srna. El lateral diestro del Shakhtar Donetsk lleva 14 años surcando el costado derecho de la selección de Croacia con la misma intensidad y eficacia del primer día. Sus envenenados centros desde la línea de fondo volvieron a ser la principal fuente de peligro balcánica en su estreno en la Eurocopa ante una Turquía que en ningún momento dio con la tecla para neutralizar sus permanentes incursiones. Incluso, rozó el gol en un par de ocasiones. Una de ellas, por medio de un libre directo (otra de sus especialidades) que estrelló en el travesaño de un Babacan que hizo la estatua mientras admiraba el académico golpeo del capitán y jugador con más internacionalidades en la corta historia del combinado ajedrezado.

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Su espectacular despliegue físico, subiendo la banda sin tregua y regresando a toda pastilla para ayudar a sus compañeros en tareas defensivas, resulta impropio de un futbolista que hace un mes escaso ha cumplido los 34 años. Empero, el de Metkovic difícilmente olvidará su partido número 132 con la elástica de su país. La noticia del fallecimiento de su progenitor, Uzeir, de la que tuvo conocimiento nada más concluir el encuentro frente a los otomanos, difuminó de sopetón la felicidad de Srna por haber logrado un triunfo con sabor a vendetta por aquella dolorosa eliminación a manos del once de la Media Luna en la Euro de 2008.

La tristeza del capitán y líder espiritual de los balcánicos (su ascendencia en el vestuario es muy superior a la de los Modric, Rakitic o Manzdukic) embargó a toda la expedición croata a causa de la irreparable pérdida sufrida por un Srna que en la mañana del lunes cogía un avión desde París rumbo a su país para asistir a las exequias fúnebres de su padre. Dicen quienes bien le conocen que el símbolo e ídolo máximo del Shakhtar estaba literalmente roto cuando se despidió de sus compañeros. Tanto es así que nadie a día de hoy puede asegurar su regreso para ayudar a los suyos a igualar como mínimo los cuartos de final alcanzados hace ocho años en Austria y Suiza. Lo que sí se da por seguro es que no estará presente en el duelo frente a la República Checa, a disputarse el próximo viernes en Saint-Etienne.

Darijo adoraba a su progenitor, personaje clave en su recorrido vital por la profundidad de los valores que le inculcó desde pequeño y por el apoyo incondicional que le brindó cuando daba sus primeros pasos como futbolista en las categorías inferiores del Hajduk Split, en medio de un clima enrarecido por las tensiones étnicas que comenzaron a germinar en la extinta Yugoslavia a principios de los 90.

Antiguo portero del FK Sarajevo y del Borac Šamac, club al que también entrenó, Uzeir Srna siempre estuvo detrás de cada paso de su hijo, aconsejándole y dando la cara por él en aquellos difíciles momentos, en los que la ascendencia musulmana de su familia (su padre había nacido en Bosnia durante la Segunda Guerra Mundial y fue criado en un orfanato) le forzaron a vivir situaciones discriminatorias con algunos de sus entrenadores.

Su atípica fidelidad al Shakhtar, club al que llegó en 2003 y con el que ha conquistado 22 títulos tras enfundarse la elástica naranja en 492 ocasiones (récord absoluto en la historia del balompié ucranio), su vena solidaria o sus filantrópicas acciones humanitarias están directamente emparentadas con esos valores de lealtad, respeto y amor incondicional hacia sus seres queridos que aprendió de Uzeir y de Milka, su madre, de origen croata.

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La guerra entre Ucrania y Rusia, que tiene desde hace un par de años a la ciudad de Donetsk en el epicentro de las hostilidades, alejó a los jugadores del Shakhtar de la región de Donbass ante la imposibilidad de jugar en su estadio, objeto de diversos bombardeos. Eso no significa que Srna se haya olvidado de una afición que le considera su dios futbolístico por lo mucho que ha dado al club sobre el verde y también por haber rechazado a lo largo de los años ofertas del Manchester United, Arsenal, Chelsea, Bayern o Lazio con tal de seguir en Ucrania.

Srna se las ingenia para seguir invitando a su destierro de Lvov a niños huérfanos de Donetsk para que vean en directo los partidos de su equipo, y de vez en cuando envía a la región alimentos, pagados de su bolsillo, para combatir la carestía de víveres. A fines de 2014, cuando el crudo invierno arreciaba y las fuerzas independentistas rusas impedían el paso a la Cruz Roja Internacional, hizo llegar con éxito 20 toneladas de mandarinas procedentes de las granjas cercanas a Metkovic, su localidad natal, para que fueran distribuidas entre más de 23.000 niños de educación primaria.

El reloj biológico no parece correr para Darijo Srna. El lateral diestro del Shakhtar Donetsk lleva 14 años surcando el costado derecho de la selección de Croacia con la misma intensidad y eficacia del primer día. Sus envenenados centros desde la línea de fondo volvieron a ser la principal fuente de peligro balcánica en su estreno en la Eurocopa ante una Turquía que en ningún momento dio con la tecla para neutralizar sus permanentes incursiones. Incluso, rozó el gol en un par de ocasiones. Una de ellas, por medio de un libre directo (otra de sus especialidades) que estrelló en el travesaño de un Babacan que hizo la estatua mientras admiraba el académico golpeo del capitán y jugador con más internacionalidades en la corta historia del combinado ajedrezado.

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