La final de Ancelotti: cómo jugarse título y medio, su futuro y el orgullo del Madrid en hora y media
El conjunto blanco tiene este sábado ante sí la opción más factible de levantar un gran título esta temporada, pero no será sencillo, pues enfrente está un Barcelona que le tiene cogida la medida... y que puede dar la estocada final a Ancelotti
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Este sábado habrá campeón de la Copa del Rey, un partido que es mucho más que una final. Real Madrid y Barcelona se verán las caras en La Cartuja, donde hay en juego algo más que un título. De hecho, para Carlo Ancelotti lo que hay sobre la mesa es un match ball que, aun salvándolo, podría ser insuficiente para asegurar su continuidad en el banquillo blanco la próxima temporada. De ahí que, en poco más de hora y media (si no hay prórroga), el nudo de su corbata puede sufrir variaciones.
Con las cartas sobre la mesa, la Copa es la opción más factible de sumar un gran título a sus vitrinas este curso. Eliminado de la Champions y necesitado de un milagro en Liga, la posibilidad de hacerse con el título copero se antoja más cerca de la mano, pero no por ello más sencillo. Enfrente estará el Barcelona de Hansi Flick, un equipo que ya le ha pintado la cara a los blancos tres veces esta temporada y que le tiene cogida la medida a un Madrid que no atraviesa su mejor momento.
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Fue en pretemporada cuando, con un equipo lleno de jugadores juveniles, el Barcelona golpeó primero con una victoria por 2 a 1. Un partido de preparación es solo eso y, por tanto, no tiene más valor... salvo que forme parte de la misma secuencias de derrotas. Y es que, solo unos meses más tarde, vino el primer gran golpe, con una goleada por 0 a 4 en el Bernabéu en Liga. Aquel día, un Madrid de fogueo fue incapaz de plantar cara a un Barcelona con las ideas muy claras.
Aquel choque de Liga pudo servir a los blancos para aprender, pues encontró algunas costuras al estilo del Barça, pero no supo aprovecharlas. Muchas ocasiones a la espalda de la defensa que no se culminaron y que, cuando sí se hizo, había fuera de juego previo por centímetros. Parecía que era cuestión de ajustar algunos elementos de cara a la gran final de la Supercopa de España, la tercera vez que ambos clubes se veían las caras... pero nada más lejos de la realidad.
Aunque en Arabia Saudí empezó adelantándose el Madrid, el Barcelona golpeó pronto para dar la vuelta al marcador con contundencia. Y de no ser por la expulsión de Wojciech Szczesny al comienzo de la segunda parte, el saco de goles pudo ser mayor. Pese a ello, los blancos perdían por 2 a 5 y salían nuevamente humillados ante el Barcelona, que se hacía con el primer título de la era Flick. Los de Ancelotti habían sido incapaces de aprender de sus errores del partido del Bernabéu.
Y así es como se llega al cuarto enfrentamiento del curso, una vez más con un trofeo en juego, esta vez, la Copa del Rey. Pero para Ancelotti es mucho más que una final pues, en realidad, se juega un título y medio: por un lado, lograr el tercer éxito de la temporada tras la Supercopa de Europa y la Intercontinental; y, por otro, demostrar a la plantilla, a la afición e, incluso, a sí mismo, que es capaz de ganar a este Barcelona y, con ello, pelear por la Liga. No le queda otra.
El futuro de Ancelotti y el orgullo
La Copa es el menor de los tres grandes trofeos que el Madrid puede levantar. Ya eliminado de la Champions en cuartos, es posible que la única vía que permita a Ancelotti seguir en el banquillo blanco un año más sea hacer doblete, pero eso implica ganar al Barça en la final de Copa y también en Liga. Por eso, un triunfo ante los culés en La Cartuja puede ser la mejor vía para el italiano de convencer a su plantilla de que también se puede ganar la Liga, aunque pase por vencer en Montjuic.
Es evidente que si el Madrid acaba el curso ganando la Liga, la Copa, la Supercopa de Europa y la Intercontinental, amén de lo que suceda en el Mundial de Clubes, Ancelotti se habrá ganado el crédito suficiente como para seguir en el Madrid. Si solo suma la Copa, está por ver si sería suficiente. Pero, desde luego, si no levanta ningún título más, es una evidencia de que su camino se habrá acabado. Y, además, entra en juego un ingrediente más que incrementa el morbo.
El Barcelona viene de un año en blanco y tiene en su mano ganar el triplete. En semifinales de Champions, líder de la Liga y en la final de la Copa, tiene en sus manos firmar un curso histórico. Y, por esa razón, por el propio orgullo, para el Madrid debe de ser mucho más que un partido, pues tiene la posibilidad de ganar un título y evitar la gesta del eterno rival. ¿Podrá lograrlo? Hora y media después del pitido inicial, siempre que no haya prórroga, lo sabremos.
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