El Real Madrid de Ancelotti no tiene defensa: este equipo es un circo y solo lo salvan sus estrellas

El Real Madrid firmó un partido sin ningún tipo de sentido ante la Real Sociedad (4-4, 5-4 en el global de la eliminatoria) y se clasificó para la final de la Copa del Rey. El equipo de Carlo Ancelotti, abonado a la épica y al miedo escénico que causa el Santiago Bernabéu a sus rivales, pasó de estar eliminado en el minuto 80 a clasificado en el minuto 85 para luego dilapidar la ventaja y tener que esperar al agónico gol de Rüdiger en el minuto 115 de la prórroga. El Real Madrid sigue vivo en todas las competiciones y todavía puede hacer un triplete final histórico tras ganar la Supercopa de Europa y la Intercontinental, pero las sensaciones colectivas son terribles.

Dos chispazos geniales de Vinícius Júnior, el mejor jugador del partido junto a Jude Bellingham, sostuvieron el circo defensivo blanco. El brasileño se volvió a echar a su equipo a la espalda y maquilló hasta donde pudo el desastre colectivo a base de jugadas individuales, determinación y talento. "Ellos son capaces de estar muertos, cansados y peor que nosotros, con su calidad ser determinantes. Una pena, pero vamos a mirar el lado bueno", explicó Álex Remiro en Teledeporte.

Sin embargo, el superlativo potencial de la delantera del Real Madrid no tapa los monumentales problemas defensivos del equipo, la nula fiabilidad de muchas de sus piezas, la deficiente dirección de campo de Ancelotti ni tampoco la incapacidad para adaptar los partidos al ritmo que más convenga.

La defensa, un coladero

Con el boquete de Lucas Vázquez en la banda derecha, punto débil que explotan todos los rivales del Real Madrid este curso, David Alaba sin ritmo competitivo, Camavinga desubicado ante Take Kubo y Asencio más desacertado que otras noches, el equipo blanco fue una ruleta rusa en defensa. Hasta Lunin se unió con salidas espantosas. Problemas individuales y también generales, donde los centrocampistas no llegaban a las ayudas y los extremos se quedaban colgados.

Nadie lo resumió mejor que Aurélien Tchouaméni en Real Madrid Televisión. "No sé, no sé... Estamos contentos, porque vamos a jugar una final, pero en lo que respecta al partido... no podemos estar contentos. Aunque lo dimos todo hasta el final, pero tenemos que jugar mejor". Una frase que los futbolistas del Real Madrid, no así su técnico, llevan meses repitiendo.

El Real Madrid ha encajado seis goles contra la Real Sociedad y el Leganés en la última semana. A pesar de disputar ambos partidos en el Santiago Bernabéu, el conjunto blanco jugó contra el tercer y cuarto equipo con menos goles a favor de LaLiga y proyectó una fragilidad defensiva espantosa. De hecho, la Real Sociedad, sumida en una falta de gol alarmante, marcó en el Bernabéu el 15% de los tantos anotados en 29 partidos de Liga.

​"Encajar cuatro goles no es muy bueno"

No queda ni rastro de aquella mejora defensiva colectiva que coincidió con los mejores días de Dani Ceballos en el Real Madrid en febrero. Pese a todo, Carlo Ancelotti intentó ver el lado positivo en una noche donde el Real Madrid volvió a demostrar esa convicción, fe y épica que solo ellos parecen poseer. "Fuera no me he visto nunca porque en el Bernabéu todo puede pasar. Nunca bajamos los brazos, la afición nos apoya. Nunca nos rendimos", explicó tras el choque.

"Encajar cuatro goles en un partido no es muy bueno, pero sí meter cuatro. Meter cuatro goles a la Real Sociedad no es tan sencillo. Creo que estamos bastante bien de forma. La prórroga lo hemos hecho bien. Los que han entrado, han aportado hasta el final. A nivel físico hemos acabado bien".

El italiano siguió aferrándose a lo más importante, el resultado. Quizás a lo único que puede agarrarse para justificar las malas sensaciones que transmite el Real Madrid, con problemas similares a los que ya padecía en agosto. "Objetivo cumplido, estamos en la final otra vez. A seguir, porque no tenemos tiempo de pensar mucho. A seguir, muchas cosas buenas, muchos errores, pero hemos cumplido".

El Real Madrid cuenta con Vinícius Júnior, Kylian Mbappé y Jude Bellingham en ataque, futbolistas ultracompetitivos, algunos de los mejores del mundo en su posición, una plantilla que todavía tiene muchos recursos y talento para cambiar dinámicas desde el banquillo, pero el juego colectivo del equipo preocupa y mucho. El Santiago Bernabéu lo expresó con silbidos, murmullos y dudas.