¿Y si Vinícius y Gavi se dedicasen sólo a jugar al fútbol? El cara a cara que agitó el partido
El sevillano y el brasileño tuvieron más que palabras en un lance del encuentro. Ambos, con personalidades arrolladoras, son jugadores vitales para Real Madrid y Fútbol Club Barcelona
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El primer asalto se lo llevó un Barça irreconocible. O tal vez sí que los culé se reconocían al mirarse al espejo. Xavi sostuvo en la previa que los blancos eran favoritos porque algo tramaba. Tiró de manual: sin sus dos mejores jugadores (Pedri y Lewandowski) había que ganar como fuera. Pero, ¿no era el juego lo más importante en Barcelona? La victoria le da alas (y aire) en este tramo de la temporada.
Fue un partido áspero que no hubiera gustado ni a Cruyff ni a Guardiola, pero lo que importa es el resultado. Y el Barcelona saldrá con ventaja en el Camp Nou. Una superioridad que disfruta el equipo de Xavi cada vez que Ronald Araújo marca a Vinícius. El brasileño, regateador como pocos, tienen muchas dificultades para superar al uruguayo cada vez que se enfrentan.
Volcánicos. Eléctricos. Distintos. Son tres calificativos que comparten tanto Vinícius como Gavi, que tuvieron más que palabras en la primera batalla de esta semifinal. El sevillano no se amedrenta con nada, y el brasileño aún menos. Son dos personalidades parecidas y más que necesarias en sus equipos.
La ayuda de Koundé
Secundado por Jules Koundé, Araújo no tuvo problemas cuando le tocó enfrentarse a Vinícius. No es habitual que el uruguayo se ubique en el lateral derecho, posición habitual de su compañero francés, salvo en los partidos ante el Real Madrid. Desde el clásico de la pasada temporada en el Bernabéu (0-4), Xavi utiliza esa baza para frenar al jugador más peligroso del Madrid en ataque.
No es casualidad que el único clásico que no ha estado Araújo disponible, desde que Xavi es su entrenador, lo perdiera el Barcelona (3-1). La actitud de Vinícius es loable, pero no es suficiente. Su resultado en este partido se puede resumir fácilmente: más voluntad que acierto. Y sólo con la perseverancia no se llega a la final de Copa. Ni se ganan los títulos.
Gavi tiró de nuevo de fuerza de voluntad para cumplir en esa posición adelantada. Allí lo ubica Xavi en los partidos importantes. Desde que los culés juegan con cuatro centrocampistas, él se coloca en ataque en la banda izquierda. El sevillano es un filón en ataque, como demostró en la Supercopa de España, pero en esta ocasión no fue así.
El pragmatismo de Xavi
La defensa es una de las virtudes de Gavi, incansable a la hora de ofrecer una ayuda a su compañero Balde. Carvajal fue un incordio permanente en la derecha, auxiliado por Fede Valverde. Afortunadamente, para los intereses culés, el sevillano cumplió perfectamente con su cometido. Y el Madrid apenas generó peligro por esa banda.
Su proyección en ataque, en cambio, no fue como acostumbra. Gavi es un jugador con llegada, pero esta vez apenas se asomó al área rival en este encuentro, aunque en su defensa hay que decir que no lo hizo prácticamente nadie en su equipo. El sevillano tiene una personalidad arrolladora a sus 18 años. Y eso, cómo no, contagia a sus compañeros.
Xavi, consciente de sus limitaciones, tuvo que tragarse su discurso del buen juego para apostar por el pragmatismo. Y le salió bien la jugada. Aunque el Madrid fue claramente superior, especialmente en el inicio, la ventaja se la llevó el Barcelona gracias al autogol de Militao. En la grada del Bernabéu las caras eran todas un poema. Ahora será el Camp Nou el que dictará sentencia.
El primer asalto se lo llevó un Barça irreconocible. O tal vez sí que los culé se reconocían al mirarse al espejo. Xavi sostuvo en la previa que los blancos eran favoritos porque algo tramaba. Tiró de manual: sin sus dos mejores jugadores (Pedri y Lewandowski) había que ganar como fuera. Pero, ¿no era el juego lo más importante en Barcelona? La victoria le da alas (y aire) en este tramo de la temporada.
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