El Betis estará en La Cartuja tras un final de infarto ante el Rayo (1-1)

La alegría ha desbordado Sevilla. Y no porque este año vuelvan la Feria y la Semana Santa. En La Cartuja disputará el Betis la final de Copa ante el Valencia 17 años después de ganar a Osasuna en la de 2005 (2-1) tras empatar con el Rayo (1-1). Se fue Lopera, el presidente que iluminó el sendero y el que lastró al equipo. Ahora el conjunto verdiblanco lo capitanean Haro y Catalán desde el palco, pero el título de don Manuel se lo ha llevado otro: Pellegrini. El chileno está a un paso de entrar en la historia del club.

El nuevo formato de la Copa favorece a los equipos pequeños. No es ningún menosprecio al Betis ni al Rayo. Sólo que gracias a los partidos únicos han llegado hasta semifinales cuatro equipos entre los que no estaban Madrid y Barcelona. Con este cambio, se podría pensar que Rubiales le devolvió el fútbol al pueblo. No. Piensen en Arabia Saudí.

El partido fue áspero. No estuvieron bien ni Betis ni Rayo, que han perdido el dinamismo. Y el fútbol tan atractivo que les ha traído hasta aquí. Los vallecanos acumulan cinco derrotas consecutivas en Liga y han sido eliminados en Copa. No es extraño que en Vallecas vean ahora gigantes en los molinos. Eso sí, fueron superiores en el cómputo global del encuentro.

El Betis notó la acumulación de partidos

Los laterales del Betis está claro que no son polos opuestos. De ser así, se atraerían y no es el caso. Cuando uno cumple en defensa (el caso de hoy fue Álex Moreno), el otro no lo hace. Ocurrió en el derbi y hoy ha pasado otra vez. La espalda de Sabaly fue muy vulnerable y por allí apareció con frecuencia Álvaro García, autor del primer tanto del Rayo en la eliminatoria.

Los verdiblancos han notado la acumulación de partidos. Se nota la fatiga, visible en la presión. Durante toda la temporada, ha sido habitual ver cómo el Betis asfixiaba al rival. Sin embargo, ya acumulan varios encuentros en los que eso no ocurre a pesar de las rotaciones de Pellegrini.

Óscar Valentín hizo una sensacional demostración de cómo debe colocarse un centrocampista. Y de qué manera tiene que intervenir en el juego. Apenas cometió errores, estuvo rápido y preciso en el robo y sus pases fueron milimétricos. El Rayo debería blindar al sostén de su equipo porque a este nivel es difícil que siga mucho tiempo en Vallecas.

La final, el 23 de abril

El Betis sostuvo el encuentro durante la segunda mitad, consciente de que el tiempo corría a su favor. Atacó al Rayo, pero no hubo premio. Los vallecanos, en cambio, lograron la recompensa en una falta aislada que parecía bastante lejana. Bebé mandó el balón a la escuadra y todo apuntaba la prórroga.

El árbitro había dado el añadido y apenas quedaban cuatro minutos de los cinco decretados. Un espectacular pase de Bravo fue controlado por Joaquín, que le dejó el balón en bandeja a Canales ante el portero. El cántabro definió, pero tuvo que empujarla Borja Iglesias en la boca de gol. Estalló el Villamarín.

La Semana Santa finaliza el 17 de abril, la final de Copa es el 23 y el 1 de mayo empieza la Feria. Es complicado pensar en una mejor Santísima Trinidad de fiestas para que los béticos disfruten de su equipo y de la ciudad. Hay experiencias místicas que es difícil explicarle a los propios españoles de otras comunidades autónomas; imaginen a los extranjeros. En Heliópolis, por fin, ha llegado el tiempo de disfrutar. El Betis vuelve a una final. Ahora, sí está más cerca la retirada soñada de Joaquín: "Quiero retirarme con un título". Si hubiera marcado en la última contra, el final hubiera sido de cine.