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Una agresión y múltiples sospechas: así se suspendió el derbi de Sevilla
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Se reanuda a las 16:00 a puerta cerrada

Una agresión y múltiples sospechas: así se suspendió el derbi de Sevilla

El mejor partido de octavos de final de la Copa del Rey tuvo que ser interrumpido después de que un energúmeno lanzase un palo de madera a Joan Jordán

Foto: El derbi de la vergüenza. (EFE/José Manuel Vidal)
El derbi de la vergüenza. (EFE/José Manuel Vidal)

El derbi de Sevilla se convirtió en el derbi de la vergüenza en apenas 10 segundos. El tiempo concreto que tardó un aficionado del Real Betis situado en la grada de animación local en lanzar el mástil de una bandera a Joan Jordán después del gol del empate de Nabil Fekir. En el minuto 40 y con 0-1 en el marcador, el centrocampista franco-argelino decidió probar fortuna desde el córner con un golpeo que acabó engañando por completo al portero sevillista. La espectacular rosca que cogió el esférico acabó colándose por el palo largo. El guardameta intentó rectificar, tras estar bastante adelantado, pero no pudo evitar el gol que significaba el empate.

placeholder Hubo mucha tensión tras la agresión. (EFE/José Manuel Vidal)
Hubo mucha tensión tras la agresión. (EFE/José Manuel Vidal)

En ese preciso instante, un ultra lanzó un palo de plástico a la cabeza del centrocampista rival. Nada más sentir el impacto y sin saber qué le había golpeado, el futbolista se tiró al suelo. Luego, el sevillista se giró pidiendo explicaciones a la grada y tuvo que ser atendido por los servicios médicos. Entonces, Jordán se acercó a la banda, se echó al suelo doliéndose del impacto y, tras unos minutos de deliberación e incertidumbre, el árbitro del encuentro, De Burgos Bengoetxea, mandó a ambos equipos al vestuario a la espera de una decisión definitiva.

Mientras el Benito Villamarín señaló a la grada de Gol Sur bética en busca de explicaciones y se cruzaron cánticos de protesta, De Burgos Bengoetxea habló con los representantes de ambos equipos. La policía nacional reforzaba la seguridad frente a los ultras y las pantallas del estadio recordaban que el Betis ya había sido advertido en más de una ocasión por cánticos ofensivos durante la pasada temporada. Los minutos corrían sin conocerse una decisión final, aunque todo indicaba que la suspensión del partido era la opción con más enteros.

Finalmente, los jugadores del Real Betis saltaron al terreno de juego para aplaudir a su afición y, poco después, se dio a conocer la decisión oficial: el partido quedaba suspendido. Queda por jugar toda una segunda parte que debe dar a conocer al equipo de Sevilla que estará en los cuartos de final de la Copa del Rey, donde ya esperan Real Mallorca, Rayo Vallecano y Cádiz. Esta es la historia de cómo uno de los mejores partidos que se pueden ver en España quedó manchado por un energúmeno.

Según informó 'COPE' después del encuentro, el aficionado que lanzó el mástil fue identificado y detenido por la policía nacional, mientras que Joan Jordán fue trasladado en ambulancia a un hospital para realizarle más pruebas. Entonces se le detectó un traumatismo craneoencefálico.

Este domingo por la mañana se conoció la resolución del juez de competición de la RFEF, que dictaminó que el partido se reanudará a puerta cerrada, en el Benito Villamarín desde el momento de la interrupción (min.39) a partir de las 16.00 horas. El Betis argumentó que, por cuestiones logísticas, reanudar el encuentro este mismo domingo era la mejor solución. El Sevilla, por su parte, se considera perjudicado al entender que no debería jugarse el partido antes del miércoles 19 de enero dado que Jordán ha recibido recomendación médica para pasar un periodo de observación de 24 horas, impidiendo que pueda estar en el césped. Las inscripciones serán las mismas que comenzaron la cita.

La historia se repite

En 2007, en el mismo escenario y en el mismo estadio, Juande Ramos recibió un botellazo en su cabeza que acabó del mismo modo, con el derbi de Sevilla suspendido. Por aquel entonces, la situación no se produjo con el tanto local, sino con el visitante. Cuando transcurría la segunda parte y poco después del gol de Kanouté, el entrenador caía desplomado en la zona técnica. El partido se suspendió y el tiempo restante se disputó a puerta cerrada en el Alfonso Pérez.

La sombra de la sospecha

El Sevilla llegaba al derbi con muchísimas bajas. Sin el portero titular (Bono) y sin el segundo guardameta (Dmitrovic), sin uno de sus dos centrales titulares (Jules Koundé), sin sus dos laterales titulares (Jesús Navas y Marcos Acuña), sin su centrocampista en la base del juego (Fernando) y sin En-Nesyri además de Erik Lamela y Suso. Es decir, llegaba en cuadro a pesar de presentar un equipo de garantías. El mismo Joan Jordán lo recordaba durante la previa: "Tenemos bajas, pero estamos mentalmente preparados para hacer un gran partido, vamos a ser reconocibles e iremos a por la victoria, luego ya en el mundo del fútbol puede pasar cualquier cosa, pero hay que disfrutar del derbi. Yo soy un apasionado, no me suelo poner nervioso, te entra el cosquilleo y te mentalizas horas antes".

Por estos motivos, la actitud de Joan Jordán fue muy criticada en las redes sociales, ya que se encaró con la afición y varios jugadores antes de ser atendido por los servicios médicos hispalenses. Al Sevilla le convenía que el partido no se siguiese jugando para recuperar efectivos de cara a disputar lo que resta de eliminatoria. Además, si el choque se disputase a puerta cerrada sin los seguidores béticos, el equipo de Julen Lopetegui estaría mucho más cómodo. Una situación que provocó la protesta de algunos jugadores como Juan Miranda, Víctor Camara, Borja Iglesias, Tello o Willian José.

El derbi de Sevilla se convirtió en el derbi de la vergüenza en apenas 10 segundos. El tiempo concreto que tardó un aficionado del Real Betis situado en la grada de animación local en lanzar el mástil de una bandera a Joan Jordán después del gol del empate de Nabil Fekir. En el minuto 40 y con 0-1 en el marcador, el centrocampista franco-argelino decidió probar fortuna desde el córner con un golpeo que acabó engañando por completo al portero sevillista. La espectacular rosca que cogió el esférico acabó colándose por el palo largo. El guardameta intentó rectificar, tras estar bastante adelantado, pero no pudo evitar el gol que significaba el empate.

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