Es noticia
El milagro infinito del Mirandés y cómo fundió al Villarreal para meterse en semis
  1. Deportes
  2. Fútbol
Goleó a los amarillos por 4-2

El milagro infinito del Mirandés y cómo fundió al Villarreal para meterse en semis

El equipo de Segunda División repite la gesta de la temporada 2012, cuando llegó a semifinales de una Copa aún más complicada por el doble partido. Anduva volvió a citarse con la historia

Foto: Los jugadores del Mirandés celebran la victoria contra el Villarreal al término del encuentro. (EFE)
Los jugadores del Mirandés celebran la victoria contra el Villarreal al término del encuentro. (EFE)

El Mirandés volvió a obrar un milagro en la Copa del Rey. Ya es algo habitual. El conjunto castellano mantiene su idilio en el torneo y se regaló otra ronda de semifinales, como la que jugó en 2012, siendo equipo de Segunda B, tras pasar por encima de un Villarreal muy gris y especialmente desastroso en la parcela defensiva. En octavos cayó el Celta, en cuartos el todopoderoso Sevilla de las cinco Europa League y, ahora, el Villarreal de Calleja. Tres Primeras de una tacada y siendo siempre superior. Esta vez, el héroe no fue Pablo Infante, ahora funcionario del Ayuntamiento de Burgos, sino jugadores como Matheus, pichichi de la competición, y Odei, que llevó el delirio a la grada al desempatar el duelo (3-2) cuando parecía que los castellonenses olían la remontada. Antonio Sánchez, tras una contra magistral, hundió definitivamente al 'submarino' con el 4-2 final. Ellos, junto con el resto de sus compañeros, sostuvieron la entidad y escribieron otra página dorada en la historia.

Al Villarreal lo superaron las circunstancias, el peso de estar ante una noche importante. Dueño de un fútbol vistoso y atractivo, se veía más que capacitado para llevarse la eliminatoria. Sin embargo, se pegó un petardazo, y de los gordos... Como en 2012. Dominó en muchas fases del encuentro, tanto en la primera como en la segunda parte, pero fue ampliamente superado por el conjunto de Iraola, perro viejo, que jugó muy junto y fue letal en la salida del balón, especialmente en las contras. El Mirandés supo qué hacer en todo momento y desquició a los amarillos, que cada vez que intentaban subirse a su chepa se veían de nuevo a remolque en el marcador. A la postre, el Villarreal —perteneciente a otro municipio pequeño, pero con un presupuesto gigante en comparación— salió goleado con merecimiento. Muy vulnerable, el problema no es solo tropezar, sino cómo se hizo. Si el conjunto castellonense quiere aspirar algún día a un título, tiene que empezar a construir desde la defensa, que este miércoles abrió mil y una puertas. El resultado, de hecho, podía haber sido incluso más amplio si no llega a ser por alguna manopla de Andrés.

Un torrente de ambición

El repaso del Mirandés fue de los que se quedan grabados a fuego en la memoria. Empezó tímido, pero a la que su hinchada se vino arriba, carburó como un tren a toda máquina. Presión alta, ayudas aquí y allá y fútbol sin complejos. Los pupilos de Iraola, que al principio del encuentro charlaba con Cazorla, quieren asemejarse a los Infante y a los Caneda, gloriosos hace ocho años. Al término de la primera parte, con un penalti a favor que Merquelanz no falló, ya se sabía quién iba a pasar. La actitud y entrega del Mirandés lo dota de un fuelle único, ideal para duelos a vida y muerte como este. El segundo tiempo fue un copia y pega del anterior, pero elevado al máximo exponente. El Villarreal fue incapaz de hacer daño, solo se generaba oportunidades a balón parado, mientras que los rojillos eran un torrente incontrolado de ambición y deseo. La hierba, fría en la noche cerrada de Miranda; el corazón de jugadores y grada, caliente, en constante ebullición, era el motor perfecto. Resulta curioso cómo Anduva puede cambiar en cuestión de horas. Bajo el sol, tranquilidad absoluta en la zona; en cuanto llega la luna y echa a rodar el balón, el ruido levanta hasta las hojas de los árboles, especialmente en Copa del Rey.

"¡A por la Copa, oé!"

Porque el nuevo formato es un imán para los modestos, que se sienten grandes. Jugar en espacios pequeños lima las garras de las bestias de categoría superior. El Mirandés, que no se amilanó cuando Ontiveros y Cazorla devolvieron las tablas, ya espera rival. La cosa se pone ahora cuesta arriba con la doble eliminatoria en semis. Traspasar una frontera más es billete a la final de Sevilla, en La Cartuja. Los balcones de Miranda, que ya estaban engalanados antes del partido de hoy, volverán a lucir espléndidos próximamente. No es momento para devolver las cosas al cajón, sino para presumir de ellas con más orgullo si cabe. Real Madrid, Barcelona... Toque quien toque, el Mirandés nunca será el que salga a jugar con 'debe' a su hinchada. Los rojillos entonan el "¡a por la Copa, oé!" porque se lo creen, el Villarreal en cambio tiene que seguir puliendo la entonación. Este miércoles, armonía desafinada que ni Alcácer, el fichaje goleador, ha revertido.

Miranda de Ebro está de fiesta y mira el futuro con expectación. En Segunda, transita de empate en empate, mientras que en Copa avanza fases a ritmo de victorias. No es un sueño, es la realidad. Habrá quien prenda en la gélida noche de Burgos un castillo de fuegos artificiales. Es la fe descarada de un club pequeño convertido en 'matagigantes'. Es la fe del Mirandés, que se está haciendo eterno en el fútbol español por sus machadas sin fin. ¿Continuará?

El Mirandés volvió a obrar un milagro en la Copa del Rey. Ya es algo habitual. El conjunto castellano mantiene su idilio en el torneo y se regaló otra ronda de semifinales, como la que jugó en 2012, siendo equipo de Segunda B, tras pasar por encima de un Villarreal muy gris y especialmente desastroso en la parcela defensiva. En octavos cayó el Celta, en cuartos el todopoderoso Sevilla de las cinco Europa League y, ahora, el Villarreal de Calleja. Tres Primeras de una tacada y siendo siempre superior. Esta vez, el héroe no fue Pablo Infante, ahora funcionario del Ayuntamiento de Burgos, sino jugadores como Matheus, pichichi de la competición, y Odei, que llevó el delirio a la grada al desempatar el duelo (3-2) cuando parecía que los castellonenses olían la remontada. Antonio Sánchez, tras una contra magistral, hundió definitivamente al 'submarino' con el 4-2 final. Ellos, junto con el resto de sus compañeros, sostuvieron la entidad y escribieron otra página dorada en la historia.

Villarreal CF
El redactor recomienda