Insultos, agresiones, sangre... El final de la vergüenza del Valencia-Getafe de Copa
Una monumental pelea al término del partido entre los jugadores de ambos equipos continuó en el túnel de vestuarios, donde incluso tuvo que intervenir la Policía Nacional
Corría el minuto 90 de partido y el Getafe tenía en su mano meterse a las semifinales de la Copa del Rey. El empate a uno hacía valer el 1-0 de la ida y, con solo el descuento por jugarse, el Valencia necesitaba dos goles para obrar el milagro. Pocos segundos después de que comenzara el añadido, Rodrigo hacía el segundo tanto ché... pero la locura iba a llegar tres minutos después, cuando marcaba el tercer gol y clasificaba al Valencia. Entonces, llegó la vergüenza al césped.
Durante la semana previa a la disputa al partido de vuelta, la tensión se había hecho notar. Muchas cuentas pendientes, muchas declaraciones cruzadas, demasiados malos gestos para tratarse de deporte... Y, ya sobre el césped de Mestalla, no iba a ser menos: entradas al límite, jugadores retándose y palabras subidas de tono fueron la tónica de un encuentro duro que tuvo un desenlace que se veía venir. El pitido final del colegiado desató una batalla campal que avergüenza al fútbol nacional.
@elchiringuitotv tangana ente valencia y Getafe ya q la liga y media set no os lo pasa #chiringuitovalencia pic.twitter.com/SdodOCGGX0
— rafviel (@rafael65181822) 29 de enero de 2019
Mientras los jugadores del Valencia celebraban la victoria y los del Getafe mostraban su rabia por la manera en la que se les había ido el partido -y el enfado, especialmente, por la rigurosa expulsión de Djené-, algunos decidieron saldar cuentas pendientes. Empezaron los gritos y los empujones, y pronto el encontronazo fue masivo: varios jugadores de ambos equipos comenzaron un conato de pelea, mientras muchos otros trataban de mediar para intentar frenarlo.
Gabriel Paulista y Ezequiel Garay, ambos sangrando a chorro por sus caras tras un brutal encontronazo en la última jugada, trataban de poner paz, mientras los puñetazos volaban en un tumulto que se antojaba difícil de parar. Los ocupantes de ambos banquillos saltaron al campo, al tiempo que la seguridad privada trataba de detenerlos y evitar mayores problemas, pero eso generó mayor tensión y varios jugadores azulones, como Antunes o Chichizola, mostraron su enfado por ello.
El mayor punto de tensión tuvo lugar entre Bruno y Diakhaby, quienes en medio del campo se agarraron por el cuello y se golpearon mutuamente. Pero no acabó ahí: cuando parecía que la situación empezaba a calmarse, el acta del colegiado Estrada Fernández confirmaba que ni mucho menos y que en el túnel de vestuarios se vivió una nueva batalla campal: codazos, insultos y golpes que el colegiado reflejo, donde incluso la Policía Nacional tuvo que intervenir para frenar la pelea.
Según el acta del colegiado, varios jugadores del Getafe insultaron a los asistentes del colegiado e incluso hubo agresiones: Estrada Fernández redacta en su escrito que Damián Suárez dio "un codazo al miembro del Valencia que vestía ropa del club y justo después golpeó en el rostro a otro miembro diferente", además de "golpear con su dedo índice en el pecho" a su asistente "amenazándole" mientras le gritaba "eres un cagón".
Francisco Portillo a Marcelino: “Todo lo que pasa aquí es culpa tuya”
— Álvaro C. (@Alvarovic__) 29 de enero de 2019
Imagen de la tangana final entre Valencia y Getafe de @Gol pic.twitter.com/BOe9kGAtho
Buena parte del enfado de los jugadores del Getafe viene dado por las polémicas declaraciones de los últimos días de Marcelino García Toral, entrenador del Valencia, a quien le acusan de calentar el partido de vuelta, especialmente con sus palabras sobre Bordalás. Portillo, jugador azulón, al término del partido le expresaba al técnico en el propio césped su impresión: "Todo esto, es por tu culpa". En rueda de prensa Marcelino quitaba peso a lo ocurrido: "Yo no soy el responsable", espetaba.
Corría el minuto 90 de partido y el Getafe tenía en su mano meterse a las semifinales de la Copa del Rey. El empate a uno hacía valer el 1-0 de la ida y, con solo el descuento por jugarse, el Valencia necesitaba dos goles para obrar el milagro. Pocos segundos después de que comenzara el añadido, Rodrigo hacía el segundo tanto ché... pero la locura iba a llegar tres minutos después, cuando marcaba el tercer gol y clasificaba al Valencia. Entonces, llegó la vergüenza al césped.