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El Leganés se aprovecha para seguir soñando de las manos blandas de Rico
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con el empate queda todo abierto para la vuelta

El Leganés se aprovecha para seguir soñando de las manos blandas de Rico

Un gol de Muriel tras un gran pase de Sarabia ponía las cosas fáciles al Sevilla, pero los pepineros no desfallecieron, siguieron peleando y se encontraron con un error garrafal del portero hispalense

Foto: Sergio Rico falla en el gol. (EFE)
Sergio Rico falla en el gol. (EFE)

La historia el Leganés, esas gentes ilusionadas por estar donde nunca estuvieron, el pasodoble de una ciudad modesta pero guerrera, que es de Primera y está en la Copa intentando hacer cada semana una nueva gesta. La de un equipo que pudo con el Real Madrid remontándole en el Bernabéu, ni más ni menos. Un equipo que busca una final. El Leganés tenía la literatura, sin duda, porque son los pequeños los que hacen grande la Copa, los que invitan a soñar. Y el Sevilla, que es grande, no deja de ser un invitado habitual en estas fiestas.

Otra cosa es lo que pasa en el campo, que casi nunca tiene que ver con la poesía sino que está impregnado de practicidad. El Leganés era la historia pero el fútbol, en lo bueno y en lo malo, tuvo mucho más que ver con el Sevilla. A modo de sumario, hay dos goles, uno en cada portería. Ambos son atribuibles a acierto y errores de los hispalenses, que quieren la Copa y se lo creen, pero también hay carencias que les cuesta disimular.

Foto: Sergio Rico celebra el pase del Sevilla a las semifinales de la Copa del Rey. (EFE)

El Leganés comenzó con el equipo aguerrido de siempre, mordiendo arriba y queriendo amedrentar. Donde el talento no llegue, la casta sí. Mucha carrera de jugadores que no están mal, como Beauvue, El Zhar, Amrabat o Gabriel. Mucha revolución, a veces demasiada y la sensación de que no venden la piel cara. Ahora bien, todos los equipos tienen que elegir por dónde quieren matar y dónde están dispuestos a morir. Morder arriba deja espacios atrás, y los buenos jugadores saben aprovecharlos en forma de contragolpe.

placeholder Sarabia y Gabriel (EFE)
Sarabia y Gabriel (EFE)

Pablo Sarabia a los mandos

Y ahí entró en juego Pablo Sarabia, un excelente jugador. Un futbolista que sería internacional en casi cualquier país, pero nació en uno en el que los mediocampistas nacen de los árboles y tienen jerarquías. Es muy bueno y es muy útil, que no siempre es una combinación final. Porque tiene un pie fino y es capaz de encontrar a sus compañeros, organiza el juego y se entiende bien con Banega, que es el hombre que manda en esta banda. También ocupa espacio, da vueltas y tapa la banda, tiene más recorrido del que parece por su figura.

Muriel encontró un pase perfecto de Sarabia, que no se embelesó con la pelota y sí con el juego. Si puedes generar peligro soltándola rápido tienes que hacerlo. Para el delantero colombiano la resolución no era del todo sencilla, tenía que saber dónde estaba la portería, buscar el hueco y rematar casi de primeras, antes de que algún central se le ocurriese llegar a su posición y fastidiarle el gol.

En ese punto podría el Leganés haberse caído. Un gol fuera de casa para el Sevilla, la asunción de que uno más podría sentenciar la eliminatoria. Pero no lo hizo, porque este es un equipo de carácter, hecho por un entrenador que sabe mucho de fútbol y tiene las ideas claras. Garitano les ha enseñado a ser competitivos, porque eso no es algo que se pueda resolver en una clase sino una cuestión de mucho tiempo. Los jugadores del Leganés creen y por ello no se fueron del partido.

El Sevilla seguía teniendo sus opciones. La temporada es errática, pero Montella, nuevo en la plaza, parece haber encontrado su equipo. Lleva cinco partidos seguidos poniendo a los mismos once, porque si un equipo enfermo, como lo era el Sevilla, cree encontrar una solución a sus dolencias lo suyo es seguir en ellas, no buscar más creatividad. Entre las cosas que se le pueden poner en el haber al italiano está, sin duda, haber recuperado a N'Zonzi. Después de meses de dudosa profesionalidad ha vuelto a jugar y a hacerlo bien, y eso es clave, porque al Sevilla le da la vida. Todo esto habla muy mal del jugador, que solo ha jugado cuando ha querido, pero no se sabe de que haya renunciado a cobrar su nómina en ningún momento como consecuencia de su apatía.

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GRAF2042. LEGANÉS, 31 01 2018.- Los jugadores del Leganés celebran el gol del griego Dimitrios Siovas, el primer gol del equipo frente al Sevilla FC, durante el partido de ida de semifinales de la Copa del Rey que se juega esta noche en el estadio de Butarque, en Leganés. EFE Rodrigo Jiménez

Sergio Rico y las manos blandas

Lo que no puede cambiar es el portero, y quizá ahí tiene un problema. Sergio Rico es la apuesta hispalense y tiene el cuerpo para ser bueno, es grande y es ágil. Pero no es un buen guardameta, más bien al contrario. Dicen que anda un poco perdido, que le pueden los problemas del alma y que le falta confianza. Dicen que el carácter a veces es volátil y que no es posible parar cuando no se cree. Sea lo que fuese, es un drama para el Sevilla. Un balón llovido en el área pequeña tiene que ser siempre del portero. Siempre, no importan las circunstancias. Siempre, siempre. Pues no, Siovas, sin mucho, se plantó en el centro del área pequeña, dio un pequeño cabezazo y el meta se lo tragó.

Los sevillistas se quejaban amargamente, aseguraban que había una falta, que habían molestado a su portero. Hablaban casi en un plano teórico, al ver la jugada se entiende que algo le ha pasado a Rico y por eso se reclama. La realidad es que lo único que le pasaba al portero, que en su momento debutó con la selección, es que fue incapaz de detener un balón blando en un lugar en el que el reglamento le da todas las ventajas.

El empate tenía cierta justicia por el talento de unos y la batalla de otros. Por dos entrenadores que supieron plantear el encuentro y tuvieron sus momentos para ganar. Y, también, porque en el Sevilla se suman lo bueno de un jugador como Sarabia y lo malo que puede dar un portero como Sergio Rico.

La historia el Leganés, esas gentes ilusionadas por estar donde nunca estuvieron, el pasodoble de una ciudad modesta pero guerrera, que es de Primera y está en la Copa intentando hacer cada semana una nueva gesta. La de un equipo que pudo con el Real Madrid remontándole en el Bernabéu, ni más ni menos. Un equipo que busca una final. El Leganés tenía la literatura, sin duda, porque son los pequeños los que hacen grande la Copa, los que invitan a soñar. Y el Sevilla, que es grande, no deja de ser un invitado habitual en estas fiestas.