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A igualdad de esfuerzos nulos el Barcelona gana por aplastamiento al Murcia
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A igualdad de esfuerzos nulos el Barcelona gana por aplastamiento al Murcia

En un partido en el que nadie tenía nada que jugares el equipo grande goleó. Buen partido para Aleix Vidal y para Alcácer, horrible, una vez más, para Deulofeu

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La prueba final de que estas rondas de la Copa tienen más de tortura que de ilusión es que el Murcia salió con suplentes. Hasta con canteranos. Van al Camp Nou, un campo que es un monumento, uno de los lugares importantes en el fútbol mundial y no les importa nada. Y, lo peor de todo, es normal que sea así. Con la eliminatoria decidida en la ida, con la necesidad de seguir ganando domingo tras domingo esto ya no es un partido de fútbol apasionante. Es un trago que hay que pasar.

Ernesto Valverde sacó a Piqué, a Digné o a Semedo porque algo del primer equipo tenía que sacar. Pero muy poco más, porque no hacía falta, todo era una cuestión de hacer pasar el reloj. Empezó el partido más o menos bien, con las líneas muy adelantadas, como si quisiese el Barcelona dar un gran espectáculo. Pero con el tiempo la cosa dejó de ser eso para solo mover el balón, guardarlo, mirar el reloj espesando que pasase rápido la cosa.

Foto: Imagen de Messi y Bartomeu tras quedar sellada la renovación del argentino. (Reuters)

Se supone, o eso dicen, que estos partidos pueden valer para que saquen la cabeza algunos de los que no son habituales. Es una de esas mentiras que no por repetirlas mil veces se convierte en verdad. Porque si Deulofeu hiciese un partido memorable y marcase tres goles el siguiente comentario sería, sin lugar a dudas "ya, pero es un 2ªB". Y nadie puede negarlo esto, los méritos contraídos en las plazas menores son menos méritos.

Estos partidos podrían llegar a ser divertidos, pero rara vez lo son. El campo está desangelado, lleno de asientos vacíos, con un puñado de niños que van por primera vez al fútbol aprovechando que las entradas son más baratas. También con unos cuantos turistas que pasan por Barcelona y entienden que ir al fútbol, en España, es casi un ritual irrenunciable. Un ambiente frío en todo caso, muy lejano al que se da en los días en los que el fútbol es de verdad.

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GRAF730. BARCELONA, 29 11 2017.- El delantero del FC Barcelona Gerard Deulofeu (i) y el defensa del Murcia, Federico Darío durante el partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado hoy en el Camp Nou . EFE Enric Fontcuberta

Alcácer y Aleix

Le sirvió el partido a Alcácer para marcar un gol, que eso para un delantero es importante hasta en los entrenamientos. Más aún si se piensa en que el delantero valenciano ha sido mirado con sospechas muchas veces desde que está en el Barça. Es cierto, eso sí, que esta temporada parece algo mejor integrado, más seguro de sí mismo y con un poco más de olfato. Insuficiente para lo que se estila en un club de este nivel, es cierto, pero no tan cercano al fracaso como pareció en su primer año.

Algo similar puede pensarse de Aleix Vidal. Su paso por el Barcelona es una historia amarga que incluye múltiples desavenencias con el exentrenador Luis Enrique, que le tuvo meses en la grada, y una grave lesión. Nunca se ha encontrado del todo cómodo, también porque fue fichado como lateral derecho, que es poco más que un apaño para él, más atacante que defensor desde que era juvenil. Su partido contra el Murcia estuvo bien, con una buena asistencia en el primer gol y marcando el tercero.

Piqué marcó otro más. Sorprende que un jugador como él dispute un partido así, pero igual lo pide por ocio, que a él le gusta disfrutar de la vida. Porque estos días se permite el lujo de ser el capitán de su equipo. También desentenderse de que es un defensa y marchar a la aventura de poder marcar un gol. En eso se parece a su socio Sergio Ramos, son de esos centrales que no sueñan con parar una pelota sobre la línea de gol que de un campeonato sino con el gol que lo de en el área contraria.

Foto: Valverde sonríe en un entrenamiento. (EFE)

Es poco probable, sin embargo, que Deulofeu saliese con buenas sensaciones del Camp Nou. Tuvo otro de esos partidos en los que no le sale nada, una clase de encuentros que, por su frecuencia, hay que empezar a considerarlos la normalidad. Se le conoce desde que era un crío, se sabe que es rápido y habilidoso. El problema es que esas cualidades, en principio notables, no se traducen en un jugador de fútbol sino en un alma en pena que, frustrado por el campo, busca hacer el más difícil todavía.

Los chavales bien, en un partido que no está en su nivel. También Denis Suárez, que marcó un gol pero siempre deja la sensación de que necesitaría un poco más para ser de verdad útil para la entidad ¿es un mal jugador? no, es muy bueno, no lo duden, pero es que la diferencia entre lo muy bueno y lo conveniente en un equipo así es ligera.

Más allá de esos niños que fueron al campo por primera vez o esos turistas que entraron en el Camp Nou y nunca volverán, nadie recordará este partido. Igual Arnaiz, que marcó el quinto y es muy jovencito para que estos encuentros no tengan significado. Una goleada, en fin, que no hace más que afirmar las leyes de la lógica, en un partido que a nadie importa y en el que la diferencia de fútbol es abrumadora lo normal es que haya goleada y aburrimiento.

La prueba final de que estas rondas de la Copa tienen más de tortura que de ilusión es que el Murcia salió con suplentes. Hasta con canteranos. Van al Camp Nou, un campo que es un monumento, uno de los lugares importantes en el fútbol mundial y no les importa nada. Y, lo peor de todo, es normal que sea así. Con la eliminatoria decidida en la ida, con la necesidad de seguir ganando domingo tras domingo esto ya no es un partido de fútbol apasionante. Es un trago que hay que pasar.