Los silbidos al himno, un tradicional aperitivo de la final de la Copa del Rey
Aunque este año la calma ha marcado los días previos al evento, lo más probable es que la polémica vuelva a estar en los gritos de la afición azulgrana cuando suene la marcha real
Aunque no se haya hablado de ellos, los silbidos al himno son probables en la final de la Copa del Rey. Esta temporada las aguas bajan más tranquilas, no ha habido políticos comentando previamente la posibilidad de bronca, como pasó el año pasado con la delegada del Gobierno en Madrid Concepción Dancausa. Pero esta calma, que parece incluso orquestada, difícilmente resistirá el paso del partido.
Porque es casi una tradición cuando juega el Barcelona. Desde hace ya unos años en todas las finales en las que ha participado el equipo azulgrana ha habido fuerte presencia de banderas independentistas y bronca en el estadio, especialmente en el momento en el que se interpreta el himno nacional. No ha habido llamamiento alguno para que eso cambie.
Es más, el colectivo de juristas Drets ha mandado cartas a la delegación del Gobierno en Madrid para recordar que las banderas esteladas no son ilegales y que su exhbición está amparada por el derecho a la libertad de expresión. "Es una bandera legal, reconocida por el Parlament, que no está en ningún caso prohibida por la ley que regula la presencia de símbolos en acontecimientos deportivos", expresaban en su comunicado. Curiosamente estas banderas han sido muy polémicas en competiciones internacionales, ya que la UEFA consideraba que su muestra es motivo de multa al club, algo que el Barcelona rechaza.
La vertiente política del partido se ha visto incrementada recientemente por la adhesión del Barcelona al pacto por el derecho a decidir. Aunque en posteriores aclaraciones han recordado que esto no les vincula a la independencia, sino solamente a la realización de un referendum en Cataluña, lo cierto es que en el ambiente ha quedado que es un movimiento muy político y que puede molestar, incluso, a parte de sus aficionados.
Los hinchas que no están en ningún caso enojados son los del Alavés, más bien al contrario. Si para el Barcelona esta final supone una fuerte presión en la que la derrota es un descalabro y la victoria no pasa de alivio temporal, para ellos es una ocasión histórica, casi irrepetible. Y eso ha hecho que la actitud de ambas aficiones haya sido radicalmente diferente.
Un 10% de los vitorianos estarán en el Calderón
Al Barcelona le costó colocar todas las entradas para el partido, también porque la Real Federación Española de Fútbol ha establecido unos precios carísimos que han desanimado a parte del público azulgrana, acostumbrado a los grandes eventos. No así a los del Alavés, que irán en masa hasta Madrid. El cálculo es sencillo, las localidades disponibles para el club se agotaron en pocos minutos y eran 25.000 o, lo que es lo mismo, prácticamente el 10% de la población de la ciudad patatera estará presente en el Calderón.
Es difícil saber cómo actuará la afición del Alavés ante el himno, pues no hay precedentes que puedan hacer pensar si se unirán a los silbidos mayoritarios en la grada azulgrana o si optarán por otra manera de afrontarlo.
Al tema político, siempre trasfondo de la final de Copa, se une también este año la cuestión de la seguridad, más aún tras lo acontecido recientemente en Mánchester. La alerta de seguridad sigue en el nivel 4, el segundo más alto en España, y eso siempre es un condicionamiento en un partido como este. El delegado del Gobierno en Vitoria ha pedido a los aficionados del Alavés paciencia, pues los controles de seguridad serán más completos que nunca y eso supone un engorro añadido para el seguidor.
En una línea parecida se ha expresado el portavoz del Gobierno y ministro de Deporte, Iñigo Méndez de Vigo. "Queremos dar un mensaje de tranquilidad y seguridad de quien quiera disfrutar de este espectáculo, que es la gran fiesta del fútbol", comentó tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Serán 1.600 los policías nacionales presentes en el evento y, en total, el dispositivo estará formado por 2500 efectivos. Además, estará prohibida la circulación de vehículos de más de 3.500 kilos hasta la una de la mañana en los alrededores del Vicente Calderón.
Aunque no se haya hablado de ellos, los silbidos al himno son probables en la final de la Copa del Rey. Esta temporada las aguas bajan más tranquilas, no ha habido políticos comentando previamente la posibilidad de bronca, como pasó el año pasado con la delegada del Gobierno en Madrid Concepción Dancausa. Pero esta calma, que parece incluso orquestada, difícilmente resistirá el paso del partido.
- El Barcelona es la casa de los líos a tres días de la final de la Copa del Rey Gemma Herrero. Barcelona