Es noticia
Berizzo, el "hombre de club" que buscaba el Celta y que acaba contrato en junio
  1. Deportes
  2. Fútbol
la firma bielsista de un equipo de autor

Berizzo, el "hombre de club" que buscaba el Celta y que acaba contrato en junio

El entrenador argentino, que tiene al Real Madrid contra las cuerdas en la Copa, impone su autoridad en el club pese a que no firma renovaciones por más de un año

Foto: Berizzo, con Zidane al fondo, durante el Real Madrid-Celta de Copa disputado en el Bernabéu. (REUTERS)
Berizzo, con Zidane al fondo, durante el Real Madrid-Celta de Copa disputado en el Bernabéu. (REUTERS)

En vísperas de partido de ida de la Copa contra el Real Madrid, Eduardo Berizzo puso a los directivos del Celta en una situación comprometida, al exigirles la expulsión de la plantilla de Fabián Orellana. El club tuvo que elegir entre un entrenador al que solo restan cinco meses de contrato y un futbolista recién renovado, una de las estrellas de la plantilla. Pero no había tal dilema: como era de esperar el pulso se lo llevó el Toto, toda una institución en un club que colecciona elogios gracias al encomiable estilo de su fútbol.

Foto: Aspas y Orellana celebran un gol en el Madrigal (Domenech Castelló/EFE).

Una máxima define al grupo de Berizzo (Córdoba, Argentina, 1969): el Celta es mucho más que la suma de sus jugadores. El equipo que esta temporada le pintó la cara al Madrid de los 40 partidos de imbatibilidad, aplastó al Barcelona de Luis Enrique y le metió cuatro al Deportivo en Balaídos tiene como referencia a Iago Aspas, probablemente el futbolista español más en forma del momento. Pero a su alrededor, ya sin Orellana, se desenvuelve un grupo de esforzados futbolistas que han revitalizado sus carreras de la mano del técnico argentino. Solo así se explica que en apenas año y medio, el grupo haya seguido creciendo mientras perdía sucesivamente a Kron Dehli, Augusto Fernández, Nolito y Orellana.

El Celta que este miércoles afronta el partido de vuelta con el Real Madrid tiene al alcance de la mano sus segundas semifinales de Copa del Rey consecutivas; sigue vivo en la Europa League, que regresará en febrero con una eliminatoria con el Shakhtar Donetsk, y en la Liga no pierde de vista los puestos europeos. Pero más que por todo eso, al Celta se le distingue por la sensación de aventura que transmite su fútbol apasionado, siempre al límite, vertiginoso, rebelde frente a los grandes y respetuoso frente a los humildes. El Celta es para un amplio sector del público lo más hermoso que le ocurre a la predecible Liga española en muchos años, y ahí la responsabilidad del Toto es absoluta e incuestionable.

Con todo, la autoridad que le concedió sin rechistar el club en el pulso con Orellana tenía factores de incertidumbre. No solo por las dudas sobre su renovación; también por algunas tiranteces previas entre los despachos de los directivos y los del cuerpo técnico. Apenas pudo disimular el entrenador el disgusto que le provocaron el pasado verano los fichajes del club: Berizzo pidió un 10 y un portero y llegó de todo menos un 10 y un portero. Y al regreso de las vacaciones de Navidad, el técnico se descolgó con unas declaraciones en las que exigía contrataciones y las exigía ya. “No creo que nos sirva un fichaje de 30 enero, nos sirven fichajes pronto, fichajes certeros, fichajes que refuercen verdaderamente al equipo, y cuanto antes lleguen tendrán inclusive más valor”. No tardó en replicarle el director deportivo, Felipe Miñambres: “A veces uno pide y otro no puede dar. Nosotros no firmamos para un mes, firmamos para seis”.

La salida del antecesor de Miñambres, Miguel Torrecilla, el pasado verano al Betis complicó la situación de Berizzo en el Celta, a la que tampoco han contribuido los rumores de venta del club a un holding chino, alimentados por la propia directiva. Pero el presidente y principal dueño del Celta, Carlos Mouriño, ha descartado la operación, al menos a corto plazo, y el desenlace del conflicto con Orellana y las nuevas declaraciones de Berizzo, en las que matizó su urgencia por las nuevas contrataciones, apuntan a que las relaciones se han encauzado y que la renovación podría no estar tan lejos.

Mucho tienen que ver los resultados en esa autoridad concedida a un empleado del club en el tramo final de su contrato. Hasta su caída en Anoeta el pasado domingo, con un equipo en el que solo repetían tres titulares del partido con el Madrid, el Celta contaba sus partidos de 2017 por victorias, algunas tan sonadas como la del Bernabéu o la goleada al Valencia en Mestalla. Pero sobre todo Mouriño ha encontrado en el Toto el “hombre de club” que siempre buscó, y al que no puede vincular por más años por la negativa del argentino a firmar renovaciones por más de una temporada.

A Berizzo se le relacionó el pasado curso con el Valencia. Sus logros con el Celta le hacen aparecer en las listas de posibles entrenadores de equipos como el Atlético de Madrid y de selecciones como las de Argentina o Chile. Ofertas no le van a faltar, pero transmite el entrenador la sensación de que su decisión no va a depender tanto del sueldo que le pongan delante como de las condiciones en las que realice su trabajo, por lo que el conflicto con Orellana se entendió rápidamente como una prueba vital para despejar su futuro en Vigo.

El que fuera central del Celta no tiene rubor en reconocer que aspira a lograr un título con el club de Balaídos, y ese discurso es una de las claves de su predicamento. Ahora se recuperan en las redes sociales entrevistas en las que el entonces jugador celeste hablaba abiertamente de ganar la Liga. “Mientras no me expliquen por qué no podemos ganarla seguiré pensando lo mismo”, insistía en 2001, cuando el equipo viajaba sexto en la tabla. Esa es la mentalidad que ha transmitido a los suyos como entrenador, un oficio al que llega de la mano de un maestro, Marcelo Bielsa, que ve cómo dos de sus adeptos más aventajados, Berizzo y Sampaoli, le echan pimienta a la Liga.

Berizzo es en efecto un discípulo de El loco, al que ayudó como segundo en la selección de Chile entre 2007 y 2010. Pero el Toto aspira a emanciparse del maestro, y para lograrlo exhibe en sus equipos su propio manual. Las claves son tan sencillas de definir como difíciles de aplicar: una presión intensa hasta la extenuación en todo el campo cuando el equipo no tiene el balón, y una confianza ciega en la inspiración y en el talento de sus futbolistas cuando lo recuperan. Casi siempre con cuatro defensas, y por lo general con tres centrocampistas y otros tantos delanteros.

La seña de identidad del equipo la define Berizzo como un “marcaje al hombre por zonas”. No es una contradicción: cada uno de los diez jugadores de campo se pega a un rival cuando el equipo pierde la pelota. “Pero si ven aparecer al lateral derecho por la zona izquierda es que algo se ha hecho mal”, explica a los periodistas. Esos relevos en los marcajes exigen una concentración que cierra el paso a los futbolistas indolentes. Nunca en su trayectoria profesional se vio a Nolito correr tanto hacia atrás como lo hizo con el Toto, pero tampoco marcar tantos goles ni dar tantas asistencias.

Como al propio Berizzo le gusta reconocer, su trabajo en el Celta llegó antes de aterrizar como entrenador, ya que su ideario tenía mucho que ver con el que Luis Enrique le dejó en herencia. Pero han pasado dos temporadas y media y el equipo ha seguido creciendo. Llega cada vez más lejos en las competiciones, se repone a las ventas a las que se ve obligado un club modesto como el Celta y contribuye a la explosión de futbolistas eternamente incomprendidos por sus técnicos como Iago Aspas.

Foto: Cristiano completó un partido para olvidar. (Juan Medina/Reuters)

Con esas armas espera Berizzo al Madrid este miércoles en Balaídos. Dice que le provoca pudor que el 1-2 de la ida lo situé como favorito, pero no esconce la mentalidad que ha logrado inocular en sus jugadores. “Nos hemos ganado el derecho a tumbar a un grande”, resume el técnico argentino.

En vísperas de partido de ida de la Copa contra el Real Madrid, Eduardo Berizzo puso a los directivos del Celta en una situación comprometida, al exigirles la expulsión de la plantilla de Fabián Orellana. El club tuvo que elegir entre un entrenador al que solo restan cinco meses de contrato y un futbolista recién renovado, una de las estrellas de la plantilla. Pero no había tal dilema: como era de esperar el pulso se lo llevó el Toto, toda una institución en un club que colecciona elogios gracias al encomiable estilo de su fútbol.

Celta de Vigo Iago Aspas
El redactor recomienda