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La última rebelión de Fabián Orellana, el 'Poeta' protegido por Iago Aspas
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apartado por una "falta de respeto inaceptable"

La última rebelión de Fabián Orellana, el 'Poeta' protegido por Iago Aspas

Una nueva "falta de respeto" aleja definitivamente al chileno del Celta, un club en el que solo logró encajar gracias al empeño del delantero canterano y de su amigo Hugo Mallo

Foto: Aspas y Orellana celebran un gol en el Madrigal (Domenech Castelló/EFE).
Aspas y Orellana celebran un gol en el Madrigal (Domenech Castelló/EFE).

Nunca fue el de Fabián Orellana un carácter fácil de domesticar. Sus controles increíbles, sus asistencias y sus goles han hecho olvidar a Balaídos muchas de las indisciplinas del internacional chileno, que en sus comienzos en Vigo llegó a desafiar los silbidos de la grada llevándose las manos a las orejas. Pero el 'Poeta' la ha vuelto a liar, y aunque los códigos del vestuario impiden conocer demasiados detalles, su entrenador, Eduardo 'Toto' Berizzo, ha dado la pista fundamental: fue “una falta de respeto inaceptable, en lo personal y en lo colectivo”. Y el castigo es definitivo. “Conmigo no juega más”, zanjó el Toto.

Berizzo fue rápidamente respaldado por el club, que tampoco ha abundado en las causas de la expulsión. “Es una decisión tomada después de recibir el informe del entrenador y consensuada con él. Apoyamos al 100% la decisión de Berizzo”, confirmó el director técnico del club, Felipe Miñambres. Pese al gran nivel mostrado por el internacional chileno en los últimos años, el más que aceptable funcionamiento que ha mostrado el equipo en los partidos en los que ha faltado esta temporada le resta trascendencia al despido en lo deportivo.

La ausencia de Orellana en las dos últimas convocatorias había generado suspicacias. Se le esperaba para el partido de Copa del Rey del Bernabéu. Con cuatro goles y dos asistencias en los apenas nueve partidos que ha podido disputar esta temporada, su concurrencia debería rebajar la dependencia que el equipo ahora tiene de Iago Aspas. Pero ya el lunes se supo que entrenaba por separado, y tras el último entrenamiento previo al partido con el Real Madrid se destapó el problema. A Orellana no parece haberle afectado el conflicto. Salió de la ciudad deportiva de A Madroa sonriente y haciendo con los dedos el símbolo de la victoria.

No es la primera vez que el Celta de Vigo le enseña la puerta de salida del club, aunque ésta parece la definitiva. En su primera etapa en Balaídos, en la temporada 2011-12 y con el equipo en Segunda, tuvo sus más y sus menos con la afición y también con los periodistas, para los que ha permanecido siempre prácticamente inaccesible: no ha concedido entrevistas y apenas se le ha visto por la sala de prensa. Pero 13 goles y 11 asistencias en los 33 partidos que disputó aquella campaña pesaron más que aquel enfrentamiento inicial con la grada, y provocaron que el club hiciera todo lo posible para retenerlo. No lo logró, y Orellana regresó al Granada.

Si el Celta lo recuperó en el mercado de invierno de 2013, ya en Primera División, fue por la insistencia de Iago Aspas, su gran valedor en el club y, junto con el también canterano Hugo Mallo, prácticamente su único amigo en la plantilla y en la ciudad. El Celta pagó 1,2 millones de euros al Granada por el 60% de la ficha, que comparte con el club andaluz. No brilló especialmente esa segunda vuelta, en la que dejó en blanco su casillero de goles pese a jugar hasta 16 encuentros.

Llegó Luis Enrique al banquillo del Celta y anotó al chileno en la lista de transferibles. “No lo veo para estar en el equipo ni tampoco como una posible solución desde el banquillo. Le he dicho que puede buscar un equipo que le garantice minutos”, informó el entrenador en agosto. Pero a partir de ahí comenzó a cambiar la suerte –y la actitud– del chileno, que fue entrando entre los titulares y acabó la temporada como uno de los jugadores más destacados. “Le ha dado la vuelta a la situación él solo. A los entrenadores nos encanta comernos las palabras cuando nos equivocamos”, admitía el entrenador solo cinco meses después.

Llamado el Poeta no por la lírica de su fútbol, sino por el parecido con un humorista muy popular en Chile, Orellana nunca fue de trato fácil con sus técnicos. Bien lo sabe Fabri, otro tipo carácter áspero, que lo expulsó de un entrenamiento con el Granada por su actitud sobre el césped. “Usted debe respetar su trabajo y el de los demás”, le afeó el técnico, a lo que Orellana no dudó en replicar: “Yo respeto a todos, pero usted es una mala persona”. Más tarde, también en Granada, se repitieron los problemas con Juan Antonio Anquela de entrenador.

En el Audax italiano, su primer equipo europeo, el Poeta se enfrentó con el entrenador, Pablo Marini, después de que se frustrara su traspaso al Udinese. Faltó a un entrenamiento, no se presentó a un partido, forzó una expulsión en el siguiente y se encaró con los aficionados que le recriminaron su actitud, a los que lanzó el agua de una botella.

Tampoco ha sido fácil su trayectoria en la selección. Claudio Borghi lo dejó fuera del grupo tras una gira por Europa en la que se sucedieron las indisciplinas del centrocampista, y con Jorge Sampaoli se autoexcluyó de la nómina de 30 jugadores preseleccionados para la Copa América de 2015. “Me pareció fuera de lugar aceptar el rol de eventual sustituto de emergencia”, se justificó. “No le gusto como jugador o persona, no sé qué no le gusta de mí. Nunca he hablado con él, las veces que he ido a la selección hablé una o dos veces. Trabajo para que algún día me llamen, pero veo difícil estar, porque no soy del gusto del entrenador”, se explicaba Orellana.

Lo cierto es que en ningún sitio ha encontrado el aún céltico un ecosistema que le permita brillar tanto como en Vigo. Ni en el Manchester United, con el que no llegó a disputar partidos oficiales, ni en el Xerez, ni en el Granada, pero sobre todo tampoco lo hizo en la selección de Chile, un país en donde no paran de preguntarse por qué no rinde al nivel que lo ha hecho en el club de Balaídos. Con Pizzi al frente de la Roja, Orellana se ha convertido en un habitual de las convocatorias, pero sin llegar a contar con el protagonismo ni la influencia en el juego que ha logrado en Balaídos.

Con Berizzo la situación se había normalizado, pero entre la selección y el Celta comenzaron a ocurrir cosas extrañas que enturbiaron el paisaje. Todo se desencadenó a partir del partido del pasado octubre en Las Palmas, cuando fue sustituido por un golpe en un tobillo y entró en una dinámica de lesiones, convocatorias con la Roja y recaídas con el Celta que se suponía superada desde la pasada semana. Pero el chileno no entró en la lista para el partido de Copa con el Valencia ni en la del último domingo en Liga contra el Alavés. Según publicó 'Faro de Vigo', a principios de la semana pasada se desencadenó un “desencuentro personal” que llevaba labrándose varios meses. El club intentó mediar en el conflicto en un encuentro entre el jugador y el técnico, pero la reunión solo sirvió para constatar que las diferencias son irreconciliables.

“Basándonos en el informe del entrenador el club ha decidido buscarle a Orellana una salida consensuada en enero. Buscaremos lo mejor, que sería una venta”, confirmó Miñambres. Berizzo no se explayó sobre el asunto, al que solo se refirió para subrayar la gravedad de lo sucedido. Así, evitó la comparación con el caso con el de Gustavo Cabral, apartado del equipo durante una semana en el arranque de la temporada por una indisciplina. “Pero una cosa es la disciplina y otra la falta de respeto”, enfatizó el entrenador, que añadió: “La disciplina tiene matices, tiene niveles, penalidades; la falta de respeto no tiene ninguna”.

Las especulaciones no tardaron en dispararse, aunque el jugador y su entorno ofrecieron algunas claves del conflicto. La primera la facilitó su mujer, que lamentó en Instagram la actitud del entrenador, al que acusó de “ensuciar la imagen” del jugador “alimentando todo tipo de especulaciones” en su contra. Pocas horas después, el portal chileno 'Emol' publicaba una entrevista con el jugador en la que culpaba al entrenador. “Berizzo ha sido desleal conmigo”, acusa Orellana. “Ya he reconocido que cometí un error, pero de algo muy pequeño se generó algo muy grande. No es el primer problema que pasó en el equipo y comparando con lo que ha pasado anteriormente no es nada. Dice (Berizzo) que le falté el respeto a él y al equipo, y no es algo colectivo. Fue algo personal entre él y yo y que él traspasó al lado profesional”, afirma el futbolista en la entrevista, en la que agrega: “Cuando intenté pedir disculpas a él, personalmente y delante de todo el grupo, y también a mis compañeros, no me dejó hablar”.

A punto de cumplir 31 años y con contrato hasta junio de 2019, renovado hace apenas cuatro meses, Orellana tiene una cláusula de rescisión de 15 millones de euros, aunque se da por descontado que el Celta tendrá que venderlo por una cantidad muy inferior, que deberá compartir con el Granada. Será otro revés económico y deportivo en un equipo que no ha parado de crecer en el último año pese a las sucesivas pérdidas en ese período de Kron Dehli, Augusto Fernández y Nolito, a las y que ahora se suma Fabián Orellana, El Poeta.

Nunca fue el de Fabián Orellana un carácter fácil de domesticar. Sus controles increíbles, sus asistencias y sus goles han hecho olvidar a Balaídos muchas de las indisciplinas del internacional chileno, que en sus comienzos en Vigo llegó a desafiar los silbidos de la grada llevándose las manos a las orejas. Pero el 'Poeta' la ha vuelto a liar, y aunque los códigos del vestuario impiden conocer demasiados detalles, su entrenador, Eduardo 'Toto' Berizzo, ha dado la pista fundamental: fue “una falta de respeto inaceptable, en lo personal y en lo colectivo”. Y el castigo es definitivo. “Conmigo no juega más”, zanjó el Toto.

Celta de Vigo Iago Aspas
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