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Solo otra genialidad de Messi rescata a un Barça sin identidad y sin juego
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el athletic volvió a plantarle cara en el camp nou

Solo otra genialidad de Messi rescata a un Barça sin identidad y sin juego

Los catalanes sufren para eliminar al Athletic y solo los goles de su tridente, que ya suma más de 300, le sirven para estar en los cuartos de final de la Copa del Rey

Foto: Messi, en el momento de lanzar la falta en la que llegó el 3-1 para el Barça. (EFE)
Messi, en el momento de lanzar la falta en la que llegó el 3-1 para el Barça. (EFE)

"En el Real Madrid no hay una construcción cultural ni una identificación de años como en el Barça. Es un equipo que también juega a ganar, pero a su estilo. Sin juego de posición, ni basado en crear superioridades, no combinativo... Está más orientado hacia la portería que hacia el juego". Sirva este análisis de Juanma Lillo, hecho cuando su discípulo Pep Guardiola aún ocupaba el banquillo del Camp Nou, para entender que, más allá de las polémicas arbitrales, que haberlas haylas, el Barça ha perdido la identidad y cada vez se parece más al Real Madrid en el sentido de que el equipo de Luis Enrique también está más orientado hacia la portería que hacia el juego.

Sirva el dato de que con el 1-0 al Athletic Luis Suárez sumó 100 goles en 120 partidos como azulgrana y que el tridente que el uruguayo forma con Messi (125) y Neymar (77) supera ya los 300. De hecho, el brasileño marcó el 2-0, eso sí, de penalti, y el argentino el 3-1, de nuevo al lanzamiento de una falta, para establecer un resultado que sirvió a los azulgranas para evitar la prórroga y pasar a los cuartos de final de la Copa del Rey con un juego que dista mucho de lo que era el Barça. No le falta razón a Luis Enrique cuando dice que "lo fácil es llorar y quejarse", aunque lo que el asturiano no reconoce es lo mal que juega su equipo y, por consiguiente, lo mucho que le cuesta ganar. Y eso sí que es para llorar, pues a orientarse hacia la portería más que hacia el juego el Madrid es insuperable.

Foto: Gerard Piqué, durante un partido con el FC Barcelona. (EFE) Opinión

Si el nombre de Gerard Piqué acaparó toda la atención antes del partido ante el Athletic, nada más echar a rodar el balón en el Camp Nou los focos se pusieron sobre el colegiado extremeño Gil Manzano. A primera hora de la mañana, el director ejecutivo del FC Barcelona, Òscar Grau, lo confirmó: "Hemos hablado con los capitanes y con Piqué y les hemos explicado que la voluntad del club es la de no hablar de los árbitros". Lo hizo en presencia del presidente, Josep Maria Bartomeu, y buena parte de su comparecencia en un desayuno-coloquio la empleó en dejar clara que la posición del club en la polémica arbitral es "la misma que la del entrenador". Grau dijo entender "el golpe de genio de Piqué", aunque añadió que "si buscamos lo mejor para el Barça, tenemos que seguir sin hablar de los árbitros". Por suerte, y a pesar de que Gil Manzano anuló un gol legal al Barça, su arbitraje no acabó siendo protagonista. Para eso siempre está dispuesto Messi.

"Nosotros no tenemos ningún miedo ni al partido ni al Barça" o "el ruido de fuera no nos descentra". Estos fueron los mensajes lanzados por un Ernesto Valverde acuciado por las bajas de jugadores tan importantes como Kepa, Lekue, Yeray, Iturraspe, De Marcos y Raúl García. Tal vez por ello sorprendió aún más la ausencia de Aduriz del once inicial. En Bilbao apelaban a lo sucedido hace 40 años, cuando el Athletic también ganó 2-1 al Barça en la ida, en aquel caso de las semifinales de la extinta Copa de la UEFA, y en el Camp Nou firmó un 2-2. Para los nostálgicos, Iribar; Guisasola, Alexanco, Goikoetxea, Escalza; Villar, Churruca, Irureta, Amorrortu, Rojo II y Rojo I, además de Dani y Lasa, jugaron por parte bilbaína, mientras Artola; Ramos, Costas, Amarillo, Olmo; Neeskens, Heredia, Sánchez, Cruyff, Asensi y Rexach formaron el once dirigido por Rinus Michels. En la Copa había que remontarse 87 años para encontrar la última vez que el Athletic eliminó al conjunto catalán con dicha renta en la ida. Entonces se necesitó un tercer partido de desempate en Zaragoza, en el que ganaron 4-0.

Valverde sigue haciendo méritos

Volviendo al presente, el Athletic plantó cara al Barça, pero no le alcanzó para hacer la machada. "Juegas 90 minutos en el Campo Nou y parecen 300", fue otro de los mensajes previos de Valverde, de ahí que sorprendiera su claro planteamiento de intentar mantener su puerta a cero y olvidarse de acercarse a la de Cillessen, titular en detrimento de Ter Stegen. Debió adelantarse el Barça a los 25 minutos, pero el auxiliar de Gil Manzano levantó el banderín para señalar un fuera de juego de Neymar que no era. Hubo que esperar 10 minutos más para que el brasileño viera el magistral movimiento de desmarque de Luis Suárez en el segundo palo. El uruguayo, autor también del gol mal anulado, empalmó el balón lejos del alcance de Iraizoz. La lesión de Etxeita había obligado a Valverde a dar entrada a Gorka Elustondo, con lo que, además del contratiempo, gastó un cambio. El segundo no se hizo esperar: en el descanso, Sabin Merino dejó su puesto al veterano Aduriz.

Nada más arrancar la segunda parte, Neymar cogió un balón pegado a la cal, se fue en carrera de Elustondo, quien volvía a ocupar el lateral derecho, y justo cuando entraba en el área Eneko Bóveda resbaló y se lo llevó por delante. El brasileño, y no Messi, fue el encargado de lanzar el penalti, para romper así una sequía goleadora que duraba ya 1.023 minutos y poner el 2-0. El partido, e incluso la eliminatoria, parecían encarrilados, pero tan solo tres minutos después llegó el 2-1 del Athletic que la dejaba igualada. Un buen centro de Elustondo lo remató con un soberbio cabezazo Enric Saborit. Curiosamente, el gol de un catalán no solo dio vida a su equipo, sino que sembró dudas en los culés. Está claro que Valverde sigue haciendo méritos para entrar en las quinielas como futurible entrenador del Barça.

Y, cómo no, tuvo que ser Messi quien una vez más llevara la relativa tranquilidad a las gradas del Camp Nou —por cierto, en su cuarta peor entrada de la temporada— con un golazo, y de nuevo a balón parado. El argentino, que había lanzado varias faltas demasiado altas, se sacó de la chistera un zurdazo al palo largo de la portería de Iraizoz y a la cepa del poste. Tanto Luis Enrique como Valverde movieron ficha, aunque cada uno con diferentes intenciones. El asturiano dio entrada a Rakitic por Rafinha, mientras que el extremeño agotó sus cambios al sustituir a Saborit por Susaeta.

Como quiera que un gol clasificaba al Athletic, el partido siguió vivo hasta el final. Ni siquiera en estas circunstancias este Barça es capaz de hacerse fuerte con balón y defenderse con él. La marcha de Neymar, primero, e Iniesta, después, reemplazados por Denis Suárez y Arda, respectivamente, sonó más a pérdida de tiempo por parte de Luis Enrique que a otra cosa. De hecho, solo cuando Gil Manzano pitó el final, el técnico asturiano pudo respirar tranquilo. El Barça sigue vivo en la Copa gracias a otra genialidad de Messi y de un tridente que arrastra a todo el equipo a estar más orientado hacia la portería que hacia el juego.

Ficha técnica

3 - FC Barcelona: Cillessen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Sergio Busquets, Rafinha (Rakitic, min.80), Iniesta (Arda, min.89); Messi, Suárez y Neymar (Denis Suárez, min.87).

1 - Athletic: Iraizoz; Bóveda, Etxeita (Elustondo, min.29), Laporte, Balenziaga; Beñat, San José, Williams, Eraso, Saborit (Susaeta, min.79); y Sabin Merino (Aduriz, min.46).

Goles: 1-0: Luis Suárez, min.35. 2-0: Neymar (p.), min.48. 2-1: Saborit, min.51. 3-1: Messi, min.79

Árbitro: Gil Manzano (Comité extremeño). Mostró tarjeta amarilla a Etxeita (min.28), Umtiti (min.30), Laporte (min.40), Elustondo (min.73), Beñat (min.76) y Williams (min.90).

Incidencias: partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou ante 71.455 espectadores.

"En el Real Madrid no hay una construcción cultural ni una identificación de años como en el Barça. Es un equipo que también juega a ganar, pero a su estilo. Sin juego de posición, ni basado en crear superioridades, no combinativo... Está más orientado hacia la portería que hacia el juego". Sirva este análisis de Juanma Lillo, hecho cuando su discípulo Pep Guardiola aún ocupaba el banquillo del Camp Nou, para entender que, más allá de las polémicas arbitrales, que haberlas haylas, el Barça ha perdido la identidad y cada vez se parece más al Real Madrid en el sentido de que el equipo de Luis Enrique también está más orientado hacia la portería que hacia el juego.

Gerard Piqué
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