Es noticia
Inmigrante, albañil y futbolista: el cuento con final feliz de Adri en el Formentera
  1. Deportes
  2. Fútbol
histórico enfrentamiento de copa con el sevilla

Inmigrante, albañil y futbolista: el cuento con final feliz de Adri en el Formentera

El Formentera, único club de Tercera en liza en la Copa, recibe al Sevilla. El rumano Adrian, inmigrante y profesional de la construcción, relata cómo afronta el gran momento de su vida

Foto: Adrian Florin Bojan, durante un partido con el Formentera (FOTOS: www.facebook.com)
Adrian Florin Bojan, durante un partido con el Formentera (FOTOS: www.facebook.com)

Pasó el fin de año de 2012 en Sevilla. Se acordó de la histórica gesta del gran Steaua de Bucarest de su país natal y se plantó delante de la fachada del Sánchez Pizjuán, escenario donde el histórico club ganó al Barcelona la final de la Copa de Europa de 1986. Como rumano que es, no podía hacer otra cosa. Cosas de la vida, ahora el equipo hispalense aparece en su vida cuando menos lo esperaba. Un doble enfrentamiento de Copa del Rey que para Adrian Florin Bojan es un regalo que le da la vida. La Sociedad Deportiva Formentera es el único club de Tercera división que sigue en liza en la competición y para el lateral izquierdo disputar estos dos partidos van más allá del ámbito futbolístico. Es el sueño jamás imaginado por un emigrante que dejó casa, familia y amigos para ganarse la vida en un lugar mejor.

Cuando abandonó Dej, ciudad del distrito de Cluj, pensó que su carrera futbolística sería enterrada para siempre. En su tierra jugó en la tercera y la segunda categoría, pero la compleja situación de Rumanía le convirtió en un emigrante más. El objetivo, ganarse la vida como pudiera, creyendo que en España el balón quedaría guardado en un baúl. Con 30 años y casi una década en territorio español, aparecerá en televisión, algo que jamás pudo imaginar cuando hizo las maletas en 2006. “Vine a España para trabajar y con la idea de dejar el fútbol”, relata en conversación con El Confidencial. “La vida en mi país era muy dura y no me quedaba otra”, subraya un hombre que siempre se ganó la vida en la construcción. Su hermana vivía en Jaén y Adri, como se le conoce, se plantó en Andalucía para subirse a los andamios, o lo que surgiera, para ganarse un jornal. Sucedió que apareció la oportunidad de calzarse las botas y se puso a jugar en el Martos, en la Primera Andaluza.

De sol a sol

“Allí, en Rumanía, estaba muy mal pagado si de fútbol hablamos; apenas ganaba unos 300/400 euros al mes más algunas primas. La vida en un país excomunista, además, era muy dura”, recuerda el lateral izquierdo del Formentera. “Cuando vine a España no me quedaba otra que trabajar para ayudar a mi familia”, cosa que sigue haciendo, enviando dinero a su madre y su hermana, que regresó a casa, de manera regular. Tras 4 temporadas en el Martos, un compañero le habló de la posibilidad de emigrar a a la paradisíaca isla, donde se estaba diseñando un proyecto muy interesante, un club que en 2010 jugaba en la Regional. Adri maduró qué hacer y aceptó el reto. Acertada decisión. Afronta su séptima temporada en el equipo balear, con dos ascensos en su currículum -a Regional Preferente y más tarde a Tercera- y es ya el que tiene mayor antigüedad en el equipo del actual plantel. Una referencia para todos sus compañeros y empleados, un tipo muy querido en la pequeña isla.

“Jamás pensé que a los 30 años seguiría jugando al fútbol y ahora voy a afrontar el momento más importante de mi carrera deportiva”, comenta lleno de ilusión. Primero en Formentera y más tarde en el Sánchez Pizjuán, el lugar en el que se fotografió sin saber que el destino le llevaría de vuelta y vestido de futbolista. “La ilusión es máxima”, dice el defensa rumano. Durante estos días se cuida un poco más si cabe para que el físico esté en el mejor estado posible para brillar ante la escuadra que adiestra Jorge Sampaoli. Más descanso, una alimentación más vigilada… “Esto sólo se vive una vez en la vida”, dice con rotundidad.

Una jornada cualquiera en la vida de Adri parece que nunca va a terminar. A las 8:00 de la mañana ya está donde toque, donde marque la agenda de Molt Be, la empresa de construcción y reformas para la que trabaja. A las 14.00 toca almuerzo, para volver a la faena a las 15:00 horas. Tres horas después acaba el curro que le da de comer, pero al día de Adri le quedan muchas más horas. A las 20:00 toca vestirse de futbolista y calzarse las botas. “Es muy duro y te cansa mucho”, reconoce el defensa, que para dibujar la realidad destaca que “acabas tan muerto que a veces no tienes ganas de comer”. “Pero es la vida que he elegido, me gusta y soy feliz”, enfatiza.

La doble nacionalidad

Es dichoso, pero la soledad a veces golpea su vida. “Sobre todo ahora, cuando no hay nadie en Formentera”, bulliciosa hasta el extremo durante los meses estivales. “Es duro estar alejado de los tuyos”, comenta. Sólo un par de veces al año puede escaparse a Dej para disfrutar rodeado de su gente. Su madre todavía no conoce Formentera, aunque Adri espera que algún día pueda disfrutar de la isla viendo a su hijo triunfar en la vida tras tantos años de esfuerzo. “Empiezo a sentirme un poco español y quiero a este país igual que a Rumanía porque me ha adoptado y me ha dado de comer”, dice convencido. Adquirir la doble nacionalidad, recuerda, por el momento no es posible porque en la actualidad los que se hacen españoles pierden la rumana. Y a ello no está dispuesto el futbolista.

Esta eliminatoria frente al Sevilla es un escaparate para todos los jugadores del Formentera. Quien sabe si algún club de superior categoría echa el ojo a alguno de los desconocidos futbolistas del club balear. “Con 30 años es difícil pensar en cambiar de aires aunque sea para jugar en un equipo mejor, pero nunca se sabe. Si aparece algo, ya se verá”, dice Adri. Pero repite una y otra vez que “aquí me conocen y me quieren mucho”, algo que siempre tiene presente. En su tierra esta eliminatoria entre Formentera y Sevilla será seguida con especial atención. El lateral recibe mensajes constantes sin parar, más cuando el partido de ida está próximo. Familiares y amigos le preguntan por sus nervios, sus sensaciones… Muchos en Dej se las apañarán como sea para ver a su paisano ante uno de los grandes del fútbol europeo.

Volver a casa

“La vida del emigrante es muy dura”, apunta Adri, no ajeno a lo que sucede en el planeta. “Es doloroso ver imágenes de miles de personas cruzando fronteras, niños sufriendo penalidades… Puede ser que la sociedad en general no sea excesivamente solidaria”, expresa con claridad, recordando aquellos primeros días que pasó en un territorio desconocido para él. “Si se puede ayudar, se debe hacer; al fin y al cabo, todos somos iguales”, destaca. Adrian se marchó por necesidad, porque no le quedaba otro remedio, pero tiene claro dónde está su destino. “El Formentera siempre ha cumplido, cosa que no pasa en otros clubes, y aquí me siento feliz y reconocido por todos”, recalca, pero deja claro que “quiero volver a mi casa. Ahora no, pero en el futuro deseo estar con mi gente”.

Pasó el fin de año de 2012 en Sevilla. Se acordó de la histórica gesta del gran Steaua de Bucarest de su país natal y se plantó delante de la fachada del Sánchez Pizjuán, escenario donde el histórico club ganó al Barcelona la final de la Copa de Europa de 1986. Como rumano que es, no podía hacer otra cosa. Cosas de la vida, ahora el equipo hispalense aparece en su vida cuando menos lo esperaba. Un doble enfrentamiento de Copa del Rey que para Adrian Florin Bojan es un regalo que le da la vida. La Sociedad Deportiva Formentera es el único club de Tercera división que sigue en liza en la competición y para el lateral izquierdo disputar estos dos partidos van más allá del ámbito futbolístico. Es el sueño jamás imaginado por un emigrante que dejó casa, familia y amigos para ganarse la vida en un lugar mejor.

El redactor recomienda