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¿Final en el Camp Nou? "Al Sevilla no se la van a colar como hicieron con el Athletic"
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VUELVE A SURGIR EL MISMO DEBATE DE CADA TEMPORADA

¿Final en el Camp Nou? "Al Sevilla no se la van a colar como hicieron con el Athletic"

Barcelona y Sevilla jugarán la final de Copa, donde el mismo debate de cada temporada vuelve a surgir: ¿dónde se jugará la final? Eso sí, los hispalenses se niegan a que sea en el Camp Nou

Foto: Sevilla y Barcelona volverán a verse las caras en la final de la Copa del Rey (Reuters).
Sevilla y Barcelona volverán a verse las caras en la final de la Copa del Rey (Reuters).

Nada más terminar el partido de Balaídos, una broma inundaba las redes en la ciudad hispalense: "Ya están aquí las fiestas de siempre: ¡la Semana Santa, la Feria y la final del Sevilla!". Con matices, algo similar podría decir el Barcelona. Será la decimotercera final de la década para los andaluces y la vigesimosexta para los azulgranas, aunque, curiosamente, nunca hasta ahora se habían encontrado en el último duelo de la Copa del Rey. Dos clásicos, como también lo es el debate que acompaña a la final: ¿dónde jugamos? Apuesten ahí por el Vicente Calderón, que ya ha ofrecido el Atlético, toda vez que Florentino Pérez se niega a abrir las puertas del Bernabéu a la posibilidad de que el Barça pasee otro título. El Camp Nou, que quieren los azulgranas y que ya acogió la última edición del torneo que le ganaron al Athletic, está descartado por el Sevilla. "A nosotros no nos la cuelan", se niegan en rotundo en el club. "Antes nos vamos a jugar a China", dijo el entrenador Unai Emery.

Lo de China -donde, por cierto, se disputó la final de la Supercopa de Italia de 2015 entre la Juventus y el Lazio, en Shanghái- parece una broma, pero seguro que abre cierto debate en las ignotas cavernas de la Federación Española, donde cada año se insiste en esta chirigota de dejar abierta la fecha y la sede del hermoso torneo de Copa. La primera cuestión está (casi) resuelta: el 21 de mayo… a expensas de que el Sevilla no entre en la final de la Europa League, con lo que la retrasaría al 22. Si el Barcelona alcanza la final de la Champions (28), también patalearía por perder un día para prepararla.

El lío gordo, en cualquier caso, viene con el recinto que acogerá el partido que más aficionados mueve durante la temporada en España. El escenario idóneo era el Santiago Bernabéu, equidistante para los contendientes y con máxima capacidad para atender al mayor número de hinchas (81.000) y engordar la caja recaudatoria. Sin embargo, ante la pertinaz negativa de Florentino (han pasado casi 20 años pero aún traumatiza el recuerdo del ‘show’ de Joan Gaspart en la casa blanca), corre turno para el Vicente Calderón, con capacidad, ‘sólo’, para 55.000 espectadores.

Salvo "cacicada" que en el Sevilla descartan, las presiones del Barcelona caerán en saco roto. Su vicepresidente, Carles Villarrubí, se apresuró a reclamar "el estadio más grande y más cómodo para nuestros aficionados". En ausencia del Bernabéu, éste sería el Camp Nou. "Las sedes de las finales se deben disputar en los mejores lugares, con más capacidad y más comodidad para las hinchadas", declaró el presidente del CSD, Miguel Cardenal, lo que en Barcelona se interpreta como un apoyo a sus pretensiones. Pero lo cierto es que Cardenal no pinta nada en la designación de la sede y que el Sevilla no observa ni de broma la posibilidad de jugar en el Camp Nou. "Sería una injusticia. Supondría darles a un segundo Messi", reseñó el entrenador Emery. "Para eso, que se vengan a jugar a La Cartuja, aquí al ladito, que es casi igual de grande que el Camp Nou y lo tenemos criando jaramagos", declaró a El Confidencial una fuente de la directiva sevillista. El coliseo de Santiponce, que en su momento aspiró a ser sede fija de torneos como la Copa y que hoy yace en estado de semiabandono y comido de deudas, tampoco parece una opción viable.

Así que podríamos volver a China. "¿Acaso estamos en 28 de diciembre? Venga ya. Seamos serios. Tampoco es aceptable el Camp Nou. Vamos a pelear por un lugar equidistante. Valencia (Mestalla) lo es menos y Madrid lo es más. Esa baza no la vamos a perder, porque estoy seguro de que en la final vamos a ser más que ellos. Nuestra afición nunca nos deja solos", resaltó el director deportivo sevillista, Ramón Rodríguez 'Monchi', comenzando a calentar un duelo entre hinchadas que también promete. De fondo, otro clásico, la polémica con el himno. Apuesten a que ahí también se va a montar. El propio José Castro habló de ello este viernes: "Nosotros cantaremos el himno nacional se juegue donde se juegue la final"

En el Sevilla consideran clave esa batalla psicológica de la hinchada en la que será su cuarta final del siglo contra el Barcelona. Todas extremadamente peleadas. Desde la Supercopa de Europa de 2006, con una exhibición que marcó el fin de la 'era Ronaldinho' en el Barça, pasando por la de España de 2010, remontada por los azulgrana en el Camp Nou, y terminando otra vez por la Europea del pasado verano, en Tiflis, con el último servicio de Pedro a la causa en un espectacular combate (5-4). #NosVemosLasCarasDeNuevo, retó el propio Sevilla en las redes sociales nada más acceder a la final.

Nada más terminar el partido de Balaídos, una broma inundaba las redes en la ciudad hispalense: "Ya están aquí las fiestas de siempre: ¡la Semana Santa, la Feria y la final del Sevilla!". Con matices, algo similar podría decir el Barcelona. Será la decimotercera final de la década para los andaluces y la vigesimosexta para los azulgranas, aunque, curiosamente, nunca hasta ahora se habían encontrado en el último duelo de la Copa del Rey. Dos clásicos, como también lo es el debate que acompaña a la final: ¿dónde jugamos? Apuesten ahí por el Vicente Calderón, que ya ha ofrecido el Atlético, toda vez que Florentino Pérez se niega a abrir las puertas del Bernabéu a la posibilidad de que el Barça pasee otro título. El Camp Nou, que quieren los azulgranas y que ya acogió la última edición del torneo que le ganaron al Athletic, está descartado por el Sevilla. "A nosotros no nos la cuelan", se niegan en rotundo en el club. "Antes nos vamos a jugar a China", dijo el entrenador Unai Emery.

Lo de China -donde, por cierto, se disputó la final de la Supercopa de Italia de 2015 entre la Juventus y el Lazio, en Shanghái- parece una broma, pero seguro que abre cierto debate en las ignotas cavernas de la Federación Española, donde cada año se insiste en esta chirigota de dejar abierta la fecha y la sede del hermoso torneo de Copa. La primera cuestión está (casi) resuelta: el 21 de mayo… a expensas de que el Sevilla no entre en la final de la Europa League, con lo que la retrasaría al 22. Si el Barcelona alcanza la final de la Champions (28), también patalearía por perder un día para prepararla.

El lío gordo, en cualquier caso, viene con el recinto que acogerá el partido que más aficionados mueve durante la temporada en España. El escenario idóneo era el Santiago Bernabéu, equidistante para los contendientes y con máxima capacidad para atender al mayor número de hinchas (81.000) y engordar la caja recaudatoria. Sin embargo, ante la pertinaz negativa de Florentino (han pasado casi 20 años pero aún traumatiza el recuerdo del ‘show’ de Joan Gaspart en la casa blanca), corre turno para el Vicente Calderón, con capacidad, ‘sólo’, para 55.000 espectadores.

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