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El Celta consigue lo que parecía imposible: sacar de quicio al Atlético
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se clasifica para semis al asaltar el calderón

El Celta consigue lo que parecía imposible: sacar de quicio al Atlético

Esta vez, el Atleti se traicionó a sí mismo y quiso ser el que siempre llevara el peso, pero le marcaron en su especialidad y el nerviosismo incontrolado posterior clasificó a un gran Celta

Foto: El Celta echa de la Copa al Atlético de Madrid. (EFE)
El Celta echa de la Copa al Atlético de Madrid. (EFE)

fEl Celta se ha hecho mayor. Es uno de los equipos que mejor entienden lo que quiere su entrenador de toda Primera División. Y era cuestión de tiempo que aprendiese a vivir sin Augusto (y por si acaso, sin Nolito). No fue mejor durante mucho tiempo, pero ha sido el primer conjunto en muchísimos meses que ha sacado de quicio al equipo más inalterable del planeta. Se ha cargado al Atlético de Copa con una segunda parte sensacional, que sacó a la luz unas carencias que no se le conocían al equipo del Cholo: nervios, intranquilidad, agobios… El Atleti se queda sin un título que hacía mucha ilusión, ergo, ahora es aún más peligroso en Champions y Liga.

Jugar un partido de vuelta de una eliminatoria que viene con un 0-0 del encuentro de ida nunca es fácil para el equipo que ejerce de local. Siempre estará sobre el verde con el doble pensamiento que le quemará el cerebro: ¿ataco y busco adelantarme, o me resguardo y trato de evitar que me marquen un gol que me complique, y mucho, la vida? Eso pasa en casi todo el mundo del fútbol. En Sudamérica no lo entenderían, porque el gol fuera no vale más que el gol dentro. Pero en nuestro caso nos encontramos en España, único país europeo cuya competición copera se juega a doble partido cada ronda desde treintaidosavos.

En el caso del Atleti, caracterizado hasta el extremo por la sobriedad con la que plantea cualquier partido que se le ponga delante, era de esperar que optara por la segunda opción, la de esperar y matar al contragolpe, algo que divierte a Simeone. Sin embargo, ejerció de equipo grande y quiso ganar el choque, que como en la ida, fue mucho más físico, táctico y tensionado que técnico. El que puso la pausa, sorpresivamente, fue el Atleti. Más habituado al brío que al raciocinio, el Atleti estuvo por momentos muy cómodo con el balón controlado, con Gabi ya acostumbrado a ser el eje creador y destructor. A dominar también ayuda que en vez de jugar con cuatro pivotes, lo haga con Carrasco, Griezmann y Vietto.

Pero visto cómo acabó la cosa, probablemente a Simeone se le hayan quitado del todo las ganas de volver a dominar un partido de este estilo, tan trascendental a la vez que delicado por lo definitivo que es recibir más de un gol. Al Atlético le pasó lo que a veces, solo de vez en cuando, les sucede a los grandes: dominas, dominas y dominas, pero al final, el que marca es el rival. Para colmo de males, el Celta le hizo lo que suele hacer él mismo, esto es, marcar de jugada de estrategia.

La apuesta salió de maravilla

Ha habido tantísimos ejemplos de córneres o faltas peligrosas sacados en corto que han acabado de manera ridículamente ineficiente, que cada vez que se elige esa opción, el primer pensamiento es negativo: "a ver la que lían", podría venirle a la mente a cualquier aficionado. Pero cuando sale bien, qué bonito es de ver. Porque al Celta le salió de maravilla. Le salió tan bien sacar en corto el córner del gol que hasta se le unieron los planetas para que el que fallara fuera Godín. El gol del ‘Tucu’ Hernández creó el pánico en cada saque de esquina celeste. Hasta tal punto fue así, que en uno de ellos, Giménez se dejaba la garganta para advertirle a Vietto que cubriese la corta. No lo hizo en el gol, no lo hizo tampoco en esa ocasión, pero esa vez no acabó en la red.

El Atlético de Madrid no lo supo hasta bien entrada la segunda parte, pero ese gol del Tucu fue el que le echó de la Copa del Rey. No lo hizo ni el de Guidetti ni la repetición del chileno-argentino, sino el primero. Porque a pesar de que Griezmann pusiese las semifinales a un solo tanto de distancia, la no consecución del segundo, unida al inevitable transcurrir de los minutos, puso histéricos a los rojiblancos. Todo empezó con pases sencillos, cercanos, que se fallaban sin explicación. Lo hicieron de manera reiterativa. Los de arriba no aparecían, solo Vietto, y para mal. Y cuando esos fallos se trasladaron a la defensa, se acabó el partido.

En esas vicisitudes de puro nerviosismo, apareció uno de estos delanteros que odian el fútbol moderno. John Guidetti no tiene apenas técnica, ni siquiera es hábil para mover el balón, pero sabe lo que es ser un ‘9’ referencia. Estaba siempre bien situado para que esos errores de los defensas rivales le cayeran a él, para aprovecharse y comerse las migajas que le fueran dejando a su paso. Así se marcó un gol que no subió al marcador porque salió el balón por la línea de fondo antes de ser rematado a portería. Y así llegó el segundo. En el inesperado desorden colchonero, surgió Guidetti en tres cuartos, con muchísimo terreno a la redonda. Y como estaba sensible por el gol no dado, se fabricó uno con un trallazo digno de un buen vídeo de ‘highlights’ de YouTube.

Sin Saúl, sin rumbo

Simeone ha tenido últimamente mucha razón con los cambios que ha decidido realizar en los partidos anteriores a este. Pero esta vez le salió cruz. Más por quitar a Saúl que por hacer lo mismo con Carrasco. La primera parte de Saúl fue sensacional. Siempre estuvo bien posicionado, atento al corte y con muchísima influencia en el juego colectivo. Fue él quien inició la jugada del empate al poner un precioso pase en profundidad al belga, que buscó el gol, se encontró con Blanco, y luego Griezmann hizo lo de siempre: marcar. Justo al quitar a Saúl, marcó Guidetti. Y el Atleti no se recuperó en el centro del campo.

Acumuló muchos hombres arriba, mucha calidad, pero Koke y Gabi quedaron desamparados. Mientras, cada balón que caía a los pies del Tucu, de Radoja, de Aspas u Orellana creaba una sensación de peligro que hacía muchísimos meses que no se veía en el Calderón (ni fuera; en definitiva, en ningún partido que jugase el Atlético). La frescura de Correa se notó con un palo y un gol, pero el Celta había asesinado la eliminatoria con tres cuchilladas mortales. Si hubo un poquito de emoción fue porque el Celta no fue capaz de mantener la posesión en los últimos minutos y el natural empuje rojiblanco puso el balón más cerca de Sergio (que sustituyó a Blanco al descanso, ya que tuvo un encontronazo a mitad del primer tiempo del que no se recuperó del todo).

Ficha técnica:

2 - Atlético de Madrid: Moyá; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe; Saúl (Óliver, m. 62), Gabi, Koke; Griezmann, Vietto y Carrasco (Correa, m. 58).

3 - Celta: Rubén Blanco (Sergio Álvarez, m. 46); Hugo Mallo, Sergi Gómez, Cabral, Jonny; Radoja; Wass, Iago Aspas, Tucu Hernández, Orellana; y Guidetti (Beauvue, m. 80).

Goles: 1-0, m. 21: Pablo Hernández cabecea un centro de Orellana. 1-1, m. 28: Griezmann marca tras un rechace de Ruben Blanco. 1-2, m. 55: Guidetti, con un derechazo desde lejos. 1-3, m. 63: Pablo Hernández cabecea un centro desde la derecha de Hugo Mallo. 2-3, m. 81: Correa, de jugada individual.

Árbitro: Mateu Lahoz (C. Valenciano). Amonestó a los locales Vietto (m. 15), Filipe (m. 67) y Koke (m. 79) y al visitante Guidetti (m. 34).

Incidencias: partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 35.000 espectadores.

fEl Celta se ha hecho mayor. Es uno de los equipos que mejor entienden lo que quiere su entrenador de toda Primera División. Y era cuestión de tiempo que aprendiese a vivir sin Augusto (y por si acaso, sin Nolito). No fue mejor durante mucho tiempo, pero ha sido el primer conjunto en muchísimos meses que ha sacado de quicio al equipo más inalterable del planeta. Se ha cargado al Atlético de Copa con una segunda parte sensacional, que sacó a la luz unas carencias que no se le conocían al equipo del Cholo: nervios, intranquilidad, agobios… El Atleti se queda sin un título que hacía mucha ilusión, ergo, ahora es aún más peligroso en Champions y Liga.

Celta de Vigo Antoine Griezmann
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