Las heridas que deja Liverpool: de los fantasmas de Xabi Alonso a la tristeza de Trent
El club blanco cayó en Inglaterra ante un Liverpool superior. El resultado fue corto y sólo la actuación excepcional de Thibaut Courtois evitó la goleada. Sin pólvora en lo ofensivo
El mejor jugador del Real Madrid fue Thibaut Courtois. Después, Aurélien Tchouaméni. Seguido, Álvaro Carreras. El portero, el pivote y el lateral izquierdo. Suena a película de vaqueros, pero lo que se vivió en Anfield fue más bien una cinta de terror adolescente. Al equipo de Xabi Alonso se le vieron las costuras ante un Liverpool que venía en crisis y que se presentó ante su afición con más energía y garra que fútbol. Arne Slot ofreció una presión alta y el ritmo competitivo marcó las diferencias.
Del naufragio del río Mersey —segundo año consecutivo que no se puntúa en Anfield— se pueden sacar varias conclusiones. La más evidente es que el juego al trote puede servir para el fútbol español, pero ante rivales de máxima élite europeos, la cadencia se queda corta, muy corta. No necesitó el Liverpool su mejor versión para bajar de las nubes al Real Madrid, al que sometió con jugadas a balón parado y cierto orden en línea defensiva.
Xabi Alonso alegó que el partido había sido igualado, que se había decantado "por detalles". También quiso desligar esta derrota de la que vivió su equipo ante el Atlético de Madrid, "la de hoy es muy diferente a la del Wanda". Un lapsus, por cierto, que no sentó demasiado bien a sus vecinos. Es difícil, y probablemente injusto, ser cruel con el proyecto del Real Madrid que, según los números, roza el sobresaliente. Pero de no ser por Courtois, lo de Anfield habría sido peor que lo del Metropolitano.
Hay problemas estructurales de la plantilla repetidos hasta la saciedad, pero que siguen explicando varios de los conflictos en el campo. Sí, esa figura del organizador que nunca llegó en verano, pese a que Xabi Alonso lo señalase al club. Pero, si a esa falta de juego fluido se une la inoperancia de las estrellas ofensivas, el Real Madrid baja demasiados escalones en sus aspiraciones.
El encuentro de Kylian Mbappé fue para el olvido, aunque el francés ha conseguido aquello que Ronaldo Nazario hizo arte allá por el 2003: ser una amenaza real incluso cuando está desaparecido en el campo. Algo que no le sucede a su compañero de ataque, Vinícius Jr, quien necesita fluir y sentirse cómodo para lucir. No sucedió en la ciudad inglesa. Tampoco mejoró el panorama Rodrygo, malgastado y ausente cada vez que encara por el perfil derecho del terreno de juego.
Algo de corazón puso Jude Bellingham. El inglés que más disfruta los pitidos de sus compatriotas. Su recuperación, que va por buen camino, es de las mejores noticias que debe sacar Xabi Alonso del tropiezo europeo.
La tristeza de Trent
No fue una noche fácil para Trent Alexander-Arnold. Volvía a casa convertido en enemigo. No perdona la afición red las traiciones —que se lo digan a Fernando Torres— y, a su juicio, la decisión del canterano de esperar a finalizar su contrato para marcharse 'gratis' (pagó el Madrid 10 millones de euros por incorporarlo en el Mundial de Clubes) es suficiente traición.
Lo de Trent fue una de esas historias de amor que, a veces, nos deja el fútbol. Del "I'm just a normal lad from Liverpool whose dream has just come true/Solo soy un chaval normal de Liverpool que ha cumplido sus sueños" a ser abucheado y pitado cada vez que pisó el terreno de juego. Su mural en la ciudad fue vandalizado. El mensaje era claro. El lateral derecho se marchó como una leyenda del club y regresó como suplente de un centrocampista reconvertido, Fede Valverde.
En su defensa, una lesión muscular le ha mantenido alejado del césped dos meses de juego. En su contra, poco está viendo la afición madridista de aquel lad que, pese a sus lagunas de marcaje, era todo corazón en el campo junto a un pie derecho tocado por la varita. Fede pidió el cambio al notar un pinchazo y Xabi le dio minutos. La pitada fue atronadora. El rostro del inglés lo decía todo.
Disfrutó Anfield cuando perdió balones, en esa ferocidad que sólo los corazones rotos por el fútbol pueden exhibir. Apenas diez minutos que se quedan marcados en su memoria. Pero que puede servir para sacudir a Trent, para hacer que rompa el cristal. Ha llegado el inglés al Santiago Bernabéu tocando el timbre con educación y pidiendo perdón cada vez que va a hablar. Cuando asuma que ahora es un villano y que en Concha Espina funciona mejor lo de tirar la puerta abajo, veremos al lateral que hizo historia en Liverpool.
El mejor jugador del Real Madrid fue Thibaut Courtois. Después, Aurélien Tchouaméni. Seguido, Álvaro Carreras. El portero, el pivote y el lateral izquierdo. Suena a película de vaqueros, pero lo que se vivió en Anfield fue más bien una cinta de terror adolescente. Al equipo de Xabi Alonso se le vieron las costuras ante un Liverpool que venía en crisis y que se presentó ante su afición con más energía y garra que fútbol. Arne Slot ofreció una presión alta y el ritmo competitivo marcó las diferencias.