La foto imborrable de Luis Enrique y por qué la Champions con el PSG es más que un simple título

El PSG logró acabar con el Arsenal (2-1) y se clasificó a la gran final de la Champions por segunda vez en su historia. El conjunto galo volverá a pelear por levantar el título más deseado por su afición, con la intención de romper esa sequía europea que tanto duele. Y una de las grandes razones del éxito del combinado parisino está en su banquillo, pues Luis Enrique Martínez ha sido capaz de revitalizar al equipo, dotándolo de un fútbol de ataque, divertido y con los conceptos bien aprendidos.

Y eso que el PSG no comenzó nada bien en la Champions, teniendo que sufrir hasta los últimos momentos de la fase regular para lograr el pase de ronda. Todo cambió en aquel partido ante el Manchester City, cuando, a falta de 37 minutos para acabar el partido, perdía por 0 a 2 y estaba con pie y medio fuera de Europa. La reacción del equipo ese día, que terminó goleando por 4 a 2, insufló de moral al equipo. La goleada ante el Brest en la repesca convertía al PSG en un equipo a tener en cuenta.

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Albert Ortega

Un puñado de partidos después, el combinado parisino ha confirmado que es uno de los equipos más potentes del viejo continente. Y, ahora, peleará por el gran sueño de Nasser al-Khelaïfi, que no es otro que tratar de convertirse en campeón de Europa. A lo largo de los años, muchas estrellas han pasado por el PSG, pero siempre se han estrellado contra un muro invisible. Ahora, Luis Enrique ha hecho un equipo con menos nombre, pero con muchos más conceptos como conjunto.

Esa es la verdadera fortaleza del asturiano desde el banquillo, pues ha sido capaz de hacer entender a la plantilla que todos deben ir en la misma dirección y peleando por el mismo objetivo. Así, Luis Enrique tiene en sus manos levantar la segunda Champions de su carrera como entrenador, después de la conseguida en la 2014-15 en aquella famosa temporada del Barcelona del triplete. Y el asturiano confesó recientemente que uno de los mejores recuerdos que guarda es de aquel día.

Fue el 30 de agosto de 2019 cuando su hija Xana, de solo 9 años, fallecía. Es uno de los golpes vitales más duros que un padre puede recibir y Luis Enrique, a pesar del dolor, siempre ha sabido canalizarlo de la mejor manera posible. De hecho, hace no mucho hacía una reflexión sobre su hija, centrada en la final de la Champions y en cuál era su gran objetivo con el PSG. El técnico español tiene una misión, basada en una imagen que tiene guardada a fuego en su memoria.

"Tengo recuerdos brutales, a mi hija le encantaban las fiestas. Recuerdo una foto increíble que tengo con ella, en la final de la Champions League en Berlín después de ganar el título, colocando una bandera del Barça en el centro del campo. Espero poder hacer lo mismo con el PSG. Mi hija no estará físicamente, pero sí espiritualmente. Y eso, para mí, es muy importante", afirmaba el técnico en enero. Ahora, tendrá en Múnich la ocasión de cumplir su sueño. De nuevo, en Alemania.

Luis Enrique tiene en su mano la posibilidad de dar la primera Champions de su historia al PSG pero, en realidad, el título para el técnico español tiene un valor que va mucho más allá de lo puramente deportivo. Poder volver al mismo lugar emocional en el que vivió uno de los momentos más importantes de su vida tiene un valor innegable. Enfrente estará el Inter de Milán, un equipo que no se lo pondrá sencillo... pero el asturiano ya ha roto moldes. Solo le separan 90 minutos de la gloria.