Y dando las gracias a Courtois: el Arsenal despedaza a un Madrid vulgar y perezoso (3-0)
Courtois fue el mejor futbolista de los madridistas en el Emirates, en un marcador que pudo ser más abultado. Con el 0-0 al descanso, dos golazos de falta de Rice y un tanto de Merino hundieron a un vulgar Madrid
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Lo mejor que puede sacar el Real Madrid de su visita al Emirates Stadium del Arsenal es el resultado, y eso que fue una goleada de tres goles a cero que deja casi sentenciada la eliminatoria. El único motivo para dar opciones al equipo de Carlo Ancelotti es su historia, porque si hablamos de fútbol, la epopeya es casi imposible. Thibaut Courtois fue el mejor futbolista madridista, pese a recibir tres tantos.
El encuentro, huérfano de goles en la primera mitad, se desequilibró desde el balón parado con dos auténticos golazos de falta de directa de Declan Rice, héroe inglés. Mikel Merino, el nueve inventado por Mikel Arteta, acabó de despedazar la vulgaridad del Real Madrid. Los futbolistas blancos, como lleva pasando las últimas semanas, pecaron de una falta de intensidad que conllevó un durísimo castigo del Arsenal.
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La pesadilla de Londres escribe una de las noches más dolorosas de la historia del Real Madrid en Europa. Ancelotti, que venía señalado por los tropiezos de Real Sociedad y Valencia, se queda en el alambre de cara al medio plazo del proyecto madridista. El próximo miércoles, 16 de abril, el Santiago Bernabéu tratará de empatar una eliminatoria muy encaminada por el Arsenal.
Un primer tiempo de tablas
Rugió el Emirates con una falta a destiempo de Modric sobre Saka, el joven talento inglés que regresaba al once titular después de doce semanas de lesión. Sabía el estadio que el balón parado es un arma que hace daño al Madrid, a tenor de lo visto en los últimos encuentros. La jugada salió rana y el pobre centro a la rodilla de Odegaard provocó una contra que, de haber estado más atinado Vinícius en el último pase, pudo suponer el tanto de Mbappé.
La primera gran ocasión de los locales llegó por una torpeza (¡sorpresa!) de la defensa blanca, cuando Camavinga leyó mal un pase sin demasiado peligro. Su nulo entendimiento con Courtois provocó un despeje de Rudiger al cuerpo del francés que casi se envenena. Las cartas estaban sobre la mesa. El Arsenal tocaba en los terrenos de Courtois, para luego colocar centros cerradísimos si había córner. Pero el reino del Madrid es otro, el de las cabalgadas. A cada ocasión, tocaba correr por la luz de Vinícius y Mbappé. Parecían frescos de piernas.
El paso de los minutos cumplía el guion que cualquiera hubiera escrito, con un dominio local que cada vez era más claro. Courtois era el hombre del Real Madrid, protagonista por méritos del Arsenal, y exhibiendo un buen nivel tras regresar de lesión. Se tomó el VAR su ratito para analizar una mano de Asencio en el área blanca. La pelota golpea el brazo, pero estaba en posición natural. Sigan, exclamó el bosnio Irfan Peljto. Y el balón dio un respiro a los de Ancelotti. Necesitaba más de Camavinga, Bellingham y Modric en ausencia de Dani Ceballos, exgunner al que el Madrid está echando demasiado de menos, y Tchouaméni, sancionado por acumulación de tarjetas.
La soledad de Mbappé arriba
Los de Ancelotti se pasaban la pelota del pie al pie. Solo se ganaban metros con patadones arriba, que el Arsenal recuperaba con facilidad. Ahí se vio lo mejor y lo peor de Camavinga: inconsistente en el pase y brillante en la recuperación —con el árbitro poniendo el listón de las faltas en algo más que un empujón—. Entre la defensa madridista y sus hombres de ataque solo se veía desierto y piernas de gunners. Necesitaba un susto el Madrid para atemorizar a los de Arteta y la encontró con una buena presión de Mbappé y Vinícius que propició una escapada del francés. El disparo no encontró portería, pero el nueve madridista se encontraba en fuera de juego. De la jugada salió malparado Jurrien Timber, lateral holandés.
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Cuando el reloj se acercaba a la media hora de encuentro, el Madrid logró congelar el partido. El Arsenal no hallaba la electricidad, la chispa la tenía Camavinga. El francés se sacudió los nervios y se transformó en un pulpo, recordando a su mejor versión. En esas llegó la mejor ocasión de los merengues. Bellingham salió ileso de una batalla de pérdidas, alzó la vista y buscó la espalda de los gunners. Ahí estaba Mbappé, capaz de silenciar al Emirates con un desmarque. La definición fue al cuerpo de David Raya.
Si no encontraba socios, Mbappé hacía la guerra por su cuenta. Detallito de clase con un estético, y efectivo, sombrero a Odegaard. Quizás, lo más criticable del Real Madrid era su falta de entendimiento en fase ofensiva. Especialmente, en banda izquierda. David Alaba doblaba a Vini en todo momento, pero jamás se sacaba ventaja. El Arsenal despertó con un chispazo de Saka. El extremo superó al uno contra uno a Bellingham y su pase de la muerte se paseó a menos de un metro de la línea de gol madridista. Enfado terrible de Ancelotti, en especial por la facilidad con la que Odegaard alcanzaba pelotas en zonas de peligro.
No diga muro, diga 𝐂𝐎𝐔𝐑𝐓𝐎𝐈𝐒.
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La espalda de Alaba, con un vendaje visible en su pierna izquierda, era demasiado fácil para Saka. Más si se dejaba tiempo y espacio al mediapunta noruego para filtrar el pase. Courtois se consolidó como el mejor futbolista del Real Madrid de la primera mitad con un paradón al cabezazo de Declan Rice, absurdamente solo en zona de remate. Exhibición del belga en el Emirates, quien paró un segundo disparo de Martinelli.
El soldado Fede Valverde tenía una misión en la noche: sostener a Martinelli. Al extremo brasileño le secó, pero el Madrid extrañaba demasiado su pegada. La segunda mitad empezó con la misma historia. El Arsenal en volandas de su estadio, el Madrid a la espera y con síntomas de su vaguería crónica. A base de destellos, llegaban las ocasiones. Bellingham y Mbappé, mano a mano, como mejores socios, pero no eran jugadas claras, eran emboscadas furtivas.
Un francotirador llamado Rice
La primera amarilla de la noche llegó en el minuto 53 y fue para Thomas Partey. El ex del Atlético de Madrid dejó a Camavinga en el suelo con un placaje con demasiado hombro de por medio. La que no se llevó tarjeta fue la de Alaba a Saka, a unos metros del área. Innecesaria e impropia de la experiencia del austriaco. Hubo consenso de los líderes del Arsenal para ver quién lo tiraba. Fue Declan Rice, de manera directa. Una preciosa rosca que superó la barrera madridista y el vuelo de Courtois. Golazo en mayúsculas de un especialista a balón parado, pero que jamás había marcado de falta directa.
🎯 El francotirador.
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GOLAZO de Declan Rice para adelantar al Arsenal. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/K2F1yYwVrf
Una hora de encuentro y el Real Madrid, en su escenario habitual de los últimos partidos: por debajo en el marcador y dependiente de un arreón más que de su propio fútbol. El Emirates era una fiesta y pedía más a los suyos. Arteta, mientras tanto, lo que exigía era cabeza y calma. Le faltaba alma al Madrid y esta no se encontraba en las bandas, con un Vini desacertado en las individualidades y un Rodrygo directamente desaparecido.
Si un madridista dio la cara en Londres, ese fue Courtois. El mejor portero del mundo demostró su jerarquía, una vez más, con una triple parada a Martinelli y a Merino por dos veces. El Madrid estaba vivo Emirates gracias al belga, como tantas otras veces en Europa. Ni siquiera su excelso nivel pudo hacer nada con otra obra de arte de Declan Rice. Otra vez una falta, esta vez, a la escuadra, con potencia e imparable. Exhibición.
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El primer cambio de Ancelotti llegó en el minuto 70 y con dos goles abajo. El revulsivo fue Lucas Vázquez que sustituyó a Modric, subiendo Valverde su posición al centro del campo. Difícil de digerir para el madridista. Apenas minutos después, llegaría el drama con el tercer tanto del Arsenal. El falso nueve Mikel Merino demostró que, si algo tiene, es gol, mucho gol. Escorzo de delantero centro puro y balón a la cepa del poste. 3-0, cara de circunstancia de Ancelotti.
La frustración se apoderó del Real Madrid. Incapaz de maquillar el resultado, sin ánimo ni energía. El enfado de Camavinga le llevó a la torpeza máxima, un balonazo sin la pelota en juego. Una desobediencia que le costó la segunda amarilla. Otro futbolista que no tendrá Ancelotti para el Santiago Bernabéu. Siete días por delante para resetear. Hay demasiadas cosas que cambiar. Ancelotti tiene trabajo.
Lo mejor que puede sacar el Real Madrid de su visita al Emirates Stadium del Arsenal es el resultado, y eso que fue una goleada de tres goles a cero que deja casi sentenciada la eliminatoria. El único motivo para dar opciones al equipo de Carlo Ancelotti es su historia, porque si hablamos de fútbol, la epopeya es casi imposible. Thibaut Courtois fue el mejor futbolista madridista, pese a recibir tres tantos.