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El Atleti es puro corazón: Julián lidera la remontada al Leverkusen con uno menos (2-1)
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El Atleti es puro corazón: Julián lidera la remontada al Leverkusen con uno menos (2-1)

La expulsión de Pablo Barrios condicionó el duelo hasta que los alemanes se quedaron con diez. Hincapié marcó el tanto de los visitantes y Julián Álvarez, MVP, los dos colchoneros

Foto: Julián marcó los dos goles del Atleti. (Europa Press)
Julián marcó los dos goles del Atleti. (Europa Press)

El fútbol es un estado de ánimo es una frase de Jorge Valdano. El Atlético de Madrid se encuentra en un momento increíble, a pesar de que la racha de victorias concluyera de manera abrupta en Leganés (0-1). Un estado de buena esperanza capaz de otorgarle las agallas suficientes para dominar ante el Bayer Leverkusen, aunque jugaran con diez durante 50 minutos. El empate, incluso si se tienen en cuenta las delicadas circunstancias, les sabía a poco. Por eso tiraron de corazón para conseguir una victoria enorme con dos goles de Julián Álvarez (2-1), al que le queda poco para que le otorguen el estatus de ídolo, si es que aún no lo tiene.

El inicio fue un monólogo de los alemanes, liderados por Xabi Alonso, un integrante de la lista de archienemigos colchoneros. El prólogo del duelo estuvo precedido por el interés en conocer su futuro más inminente, ligado desde hace meses al banquillo del Santiago Bernabéu. En el Atleti, en cambio, no cuentan con semejante problema, porque con Simeone están más cerca las bodas de plata que un posible divorcio.

El Leverkusen atrincheró al Atleti, incapaz de atravesar el centro del campo, que incluso se asemejó a una frontera, a un muro infranqueable. El guion, sin embargo, no parecía alterar en exceso a Simeone, viejo zorro, consciente de la necesidad de aguantar la ofensiva. Ya habría tiempo de alguna internada con el desgaste del rival.

La hoja de ruta, no obstante, fue alterada antes de la media hora, cuando Pablo Barrios fue expulsado por una entrada. Expulsión sensata si 30 minutos más tarde se le hubiera sacado la doble amarilla a Wirtz, hecho que no ocurrió a pesar de las ostensibles protestas de banquillo colchonero. Esta noche habría que reflexionar acerca de si la justicia es igual para todos.

placeholder El Leverkusen vio cómo le remontaron el partido. (Europa Press)
El Leverkusen vio cómo le remontaron el partido. (Europa Press)

La valentía del Atleti

Si el monólogo se había extendido con 11, con 10 siguió de la misma manera. Aguantar hasta el descanso era el único consuelo posible para el Atleti. Pero el mazazo llegó con el gol de Hincapié, al que se le otorgó aroma de jaque mate por la escasa confianza en un posible volteo del marcador. La superioridad numérica había desnivelado el encuentro.

La alternativa para pelear el duelo estaba en la música, en el oído. Bastaba con haber escuchado el himno en la previa: luchar como hermanos defendiendo sus colores. Y eso hicieron. En una loable segunda parte, llegó una apuesta audaz liderada por Julián Álvarez. Si había dudas del precio pagado, ante el Leverkusen quedaron disipadas. A veces, incluso parece que tiene los poderes de Spiderman.

Un pase de Griezmann era una batalla casi perdida, una oda al optimismo de Julián, en esa carrera más hacia la nada que hacia la gloria. Álvarez, sin embargo, no tiene la palabra rendirse en su diccionario. Chocó con su marcador y orientó el balón con la cabeza antes de que un zurdazo pusiera las tablas. Enloqueció El Metropolitano porque su equipo era superior con diez.

placeholder Giuliano consiguió la expulsión de Hincapié. (Reuters/Isabel Infantes)
Giuliano consiguió la expulsión de Hincapié. (Reuters/Isabel Infantes)

El esfuerzo de Giuliano

Los vientos cambiaron, ahora soplaban los buenos, no había ni rastro de los malos. El Leverkusen era un equipo sin rumbo, 11 jugadores a los que los colchoneros les habían arrebatado la personalidad. Les aseguro que no es exageración: había algo en esa resistencia inquebrantable que llevó al Atleti a igualar también el duelo en el número de futbolistas presentes en el césped.

Giuliano tiene cara de ángel, pero es el más puro de los demonios. Aunque se asemeja a un niño bueno, dejó a los alemanes con diez tras regatear a Hincapié y forzar la segunda amarilla. El ecuatoriano fue héroe y verdugo. Hay jugadores tan polifacéticos que encarnan los dos grandes papeles del fútbol en la misma noche.

La expulsión dio paso a un nuevo monólogo del Atleti. Gozaron de las mejores ocasiones y todo apuntaba a tablas. Hasta que Julián hizo un regate que puso el definitivo 2-1. Y el estadio explotó. No era para menos.

El fútbol es un estado de ánimo es una frase de Jorge Valdano. El Atlético de Madrid se encuentra en un momento increíble, a pesar de que la racha de victorias concluyera de manera abrupta en Leganés (0-1). Un estado de buena esperanza capaz de otorgarle las agallas suficientes para dominar ante el Bayer Leverkusen, aunque jugaran con diez durante 50 minutos. El empate, incluso si se tienen en cuenta las delicadas circunstancias, les sabía a poco. Por eso tiraron de corazón para conseguir una victoria enorme con dos goles de Julián Álvarez (2-1), al que le queda poco para que le otorguen el estatus de ídolo, si es que aún no lo tiene.

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