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El acierto de Ancelotti que lo cambia todo... y el error que casi lo arruina frente a la Atalanta
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VICTORIA QUE DA VIDA A LOS BLANCOS

El acierto de Ancelotti que lo cambia todo... y el error que casi lo arruina frente a la Atalanta

El conjunto blanco consiguió una victoria sanadora en Bérgamo con la que le permite seguir soñando con pasar de ronda en la Champions, en un partido donde hubo luces y sombras

Foto: Ceballos fue el motor del Madrid en Bérgamo. (Reuters/Claudia Greco)
Ceballos fue el motor del Madrid en Bérgamo. (Reuters/Claudia Greco)

Casi como si se tratase de una tradición centenaria, el Real Madrid volvió a aparecer cuando más lo necesitaba. Cuando llega la hora de la verdad, esa en la que el equipo se lo juega todo, los blancos volvieron a mostrar una versión competitiva que les permitió dar un puñetazo sobre la mesa. La victoria ante la Atalanta (2-3), un combinado que llevaba sin perder desde septiembre y que es el líder de la Serie A, da valor a un Madrid que dio el do de pecho en Italia.

En un partido complicado, ajustado y donde los matices resolvieron la ecuación, el Madrid supo aprovechar la pólvora que tiene en ataque para salvar la papeleta. Ni la lesión de Kylian Mbappé, ni las molestias de Jude Bellingham, ni la falta de ritmo del recién recuperado Vinícius impidieron a los blancos sumar tres puntos que les da oxígeno para seguir con vida en la Champions. Y parte del éxito fue de Carlo Ancelotti... pero también pudo acabar mal.

Foto: Mbappé con los médicos del Real Madrid tras la lesión. (EFE EPA MICHELE MARAVIGLIA)

El italiano, que sigue haciendo variaciones tácticas y de jugadores para intentar dar con la tecla del nuevo esquema, encontró ante la Atalanta la forma de que todas las piezas encajen, con un nombre propio destacado: Dani Ceballos. El utrerano ha olvidado esa posición de mediapunta en la que tanto destacó para ponerse el mono de trabajo, sacrificarse por el equipo y, sobre todo, dar salida al Madrid con el balón. Es el gran acierto de Carlo Ancelotti.

La presencia de Ceballos en el once inicial permite que se ordenen el resto de piezas, pues permite a Fede Valverde estar más liberado en la presión y en las conducciones en el ataque y, sobre todo, permite a Jude Bellingham jugar diez metros por delante y tener mucha más presencia en el área. Solo hace falta ver ese cambio en los últimos partidos, en los que ha anotado seis goles... en seis disparos a portería. El todoterreno inglés vuelve a su mejor versión.

Pero todo ello es gracias a la presencia de un futbolista como Ceballos, que permite a muchos jugadores estar en su posición ideal y no hacer un sobreesfuerzo como parches. Sin embargo, ese no es el caso de la defensa, donde la mitad de la zaga están fuera de zona: este martes, ante la Atalanta, Lucas Vázquez ocupó el lateral derecho, mientras que Aurélien Tchouaméni, relegado por el utrerano, ocupó posición de central, dejando en el banquillo a Raúl Asencio.

Tchouaméni, ese futbolista fuerte y poderoso que llegó al Madrid para convertirse en la reencarnación del mejor Casemiro, no suma demasiado como pivote, pues en la parcela defensiva no es tan agresivo como se necesita y, en ataque, es intrascendente. Por esa razón, Ancelotti le acomoda donde central, donde da su mejor versión... pero donde también comete errores, como el absurdo penalti cometido ante el Atalanta. El problema es cómo afecta al resto de la zaga.

Ya acabando el partido, con la Atalanta volcado en la portería de Thibaut Courtois, Ancelotti recurrió a sus habituales cambios cuando solo quedan cinco minutos de partidos. Uno de ellos fue Asencio pero, para sorpresa de todos, no para jugar como central, adelantando a Tchouaméni como hizo en Girona, sino para colocarlo de lateral derecho y subir unos metros a Lucas Vázquez. El experimento no solo fue arriesgado, sino que pudo salir muy mal.

Meter otra pieza fuera de posición para defender a Ademola Lookman, el jugador más incisivo y en forma del equipo rival, le dio razones a la Atalanta para entrar continuamente por banda derecha. Y, fruto de una de esas acciones, en la última jugada del partido, Mateo Retegui mandó a las nubes un remate a puerta vacía que pudo suponer el empate. El acierto de apostar por Ceballos pudo acabar en drama por el error en la zaga de Ancelotti. Pero la victoria sabe más a gloria que nunca.

Casi como si se tratase de una tradición centenaria, el Real Madrid volvió a aparecer cuando más lo necesitaba. Cuando llega la hora de la verdad, esa en la que el equipo se lo juega todo, los blancos volvieron a mostrar una versión competitiva que les permitió dar un puñetazo sobre la mesa. La victoria ante la Atalanta (2-3), un combinado que llevaba sin perder desde septiembre y que es el líder de la Serie A, da valor a un Madrid que dio el do de pecho en Italia.

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