Fútbol de probeta contra tradición: por qué el RB Leipzig es el equipo más odiado de Alemania
Un equipo artificial que es pitado en todos los campos de Alemania. Esta es la historia del RB Leipzig, el rival del Real Madrid que tiene menos años de edad que Champions los blancos
Como si lo hubiese ideado el mismísimo Francis Ford Coppola, los aficionados del Dynamo Dresden lanzaron una cabeza de toro al césped de su estadio a modo de protesta. En otro campo, el del Unión Berlín, los hinchas se vistieron de luto y permanecieron quince minutos de partido en silencio para certificar la muerte del fútbol. A su vez, en Dusseldorf, la megafonía local entonó a máxima potencia 'Money, Money, Money', el muy conocido éxito de Abba, para desconcentrar a la escuadra rival. Todas estas formas de protesta, más o menos ingeniosas y grotescas, tienen en común el destinatario: el equipo de fútbol RasenBallen Leipzig, más conocido como RB Leipzig. Este es, prácticamente desde su nacimiento en 2009, el club más odiado de Alemania. La fundación y compra por parte de la empresa Red Bull y la consiguiente construcción de un plantel poderoso a golpe de talonario ha provocado la ira de las aficiones de todo el país, ya que ven en el modelo del club de Leipzig una traición al modo en que se entiende la cultura futbolística germana. Una daga en el corazón del romanticismo.
120 años de historia frente a 13. Por primera vez en su historia, el Real Madrid recibe en Liga de Campeones al equipo de la factoría de bebidas energéticas. Cuando el RB Leipzig —conocido por sus siglas para que se confundan con las de la marca— nació, su rival de esta noche ya tenía nueve Copas de Europa. Desde entonces, los blancos han cosechado otras cinco Champions League: son más los máximos torneos continentales que tiene el equipo de Chamartín que años de vida el cuadro del Este de Alemania. Eso sí, no se puede decir que, desde su fundación, el RB Leipzig haya perdido el tiempo. Empezó a competir en la quinta división y empezó a ascender de forma vertiginosa hasta estrenarse en la Bundesliga en el curso 2016-2017. Desde entonces, han jugado unas semifinales de Champions y otras de Europa League, el curso pasado, donde, además, conquistaron la Copa, el primer título en sus vitrinas. Poderoso caballero, don Dinero. Pero el equipo es mucho más que una máquina de generar ingresos. Su historia, aunque breve, y su idiosincrasia futbolística son realmente singulares.
La mano que mece el equipo: el imperio Red Bull
Diez años han transcurrido desde que el exmilitar y paracaidista Felix Baumgartner se lanzó desde la estratosfera, en lo que suponía el salto al vacío más alto de la historia. Un evento inolvidable, seguido en las televisiones de medio mundo, y que estuvo patrocinado por Red Bull, la empresa creada en los ochenta por Dietrich Mateschitz, su actual propietario. Además, la marca de bebidas posee un equipo de Fórmula 1, donde corre el actual campeón, Max Verstappen, y tiene notable presencia en infinitos deportes. El balompié, por supuesto, también forma parte del imperio. Todo empezó en Austria, con el Red Bull Salzburgo —el equipo más laureado, con extraordinaria diferencia, del país centroeuropeo en el presente siglo—, y le han seguido el New York Red Bull o el brasileño Red Bull Bragantino. No obstante, la joya de la corona es el RB Leipzig, adquirido por Mateschitz tras comprar la licencia en quinta división del SSV Markranstädt, club procedente de una población cercana a la ciudad.
Los locales Andreas Bischof y Thomas Schmidt-Lux son dos de los máximos conocedores de los engranajes del equipo. Ambos, junto a otros dos compañeros, están detrás del blog más seguido sobre el RB Leipzig, de orientación crítica, y han dedicado numerosos textos a analizar el modo en que Red Bull entiende su juguete futbolístico. Piensan que, aunque la factoría pueda mostrar con este club alemán objetivos deportivos ambiciosos, si el fútbol no les hiciese ganar dinero, no tendrían problema en deshacerse del club: “Al final, dependen de los objetivos y metas de la empresa Red Bull, y si no están satisfechos en términos económicos, se desharán de estas ramas deportivas, eso es seguro. El objetivo principal es la construcción de la marca, no ser un equipo deportivo de éxito. El deporte, los títulos y salir en la tele es solo la herramienta y el instrumento”, confiesan a este diario. No obstante, por ahora, los éxitos económicos han ido de la mano de los deportivos, y eso hace que la gente, por lo general, se muestre ilusionada. Aunque el RB Leipzig pueda ser visto como una especie de sucursal de la empresa, lo cierto es que, según creen Bischof y Schmidt-Lux, Mateschitz ha conseguido hacer calar la idea en la hinchada de que el éxito del equipo está por delante de todo: “Establecieron una imagen que sobre todo crea la impresión de que se preocupan principalmente por el deporte y no por la economía”. Eso sí, añaden que aplicar el término 'sportswashing' para el modo de proceder de Red Bull en el Leipzig resulta exagerado —pues este proceso de blanqueamiento de derechos humanos con el deporte es propio de regímenes como el de Qatar, Arabia Saudí o Baréin— pero añaden que Mateschitz tiene opiniones políticas, cuanto menos, “dudosas”.
En estos 13 años de historia, gran parte de la afición se muestra contenta. Más aún cuando se ganan títulos y se llega hasta rondas avanzadas en las competiciones europeas. Así lo cree Jonas Gabler, un investigador alemán de los grupos de aficionados de los equipos del país, así como de los hooligans y sus relaciones con la política. Sobre los ultras y su comportamiento ha escrito un libro y diversos artículos académicos. “La mayor parte de los fans de RB apoyan el camino de Red Bull y están agradecidos por su inversión. Sin embargo, hay un grupo relativamente pequeño de hinchas ultraorientados [Rasenballisten y Red Aces, este último ya disuelto] que critican a Red Bull y a la dirección”, afirma. Tras las declaraciones del especialista, este periódico contactó con la página oficial del grupo de animación Rasenballisten, pero declinaron participar en el reportaje. Según Gabler, este grupo ha entrado en conflicto en repetidas ocasiones con la dirección del club, ya que adoptan posturas políticas en el estadio —normalmente, puntualiza, de carácter antirracista— que no son aprobadas por los mandatarios.
Por lo tanto, hasta la fecha, parece que gran parte de la hinchada apoya la participación de la empresa austriaca en el equipo. No obstante, habrá que comprobar si el cariño hacia los inversores se mantiene cuando los resultados no acompañen o, por el contrario, se transforma en inquina, como ocurre fuera del Red Bull Arena. En tal solo 13 años de vida, el equipo se ha ganado la fama de ser el equipo más odiado, con suma diferencia, del país teutón.
Odio, traición a la cultura futbolística alemana y 'ostalgia'
Una imagen acaparó la portada de la prensa deportiva nacional e internacional hace más de 20 años, en una fría noche de noviembre del año 2000. Figo regresaba al estadio Camp Nou tras el fichaje por el eterno rival en el verano en que Florentino Pérez llegó a la presidencia del Real Madrid y, en un momento del caliente encuentro, un energúmeno lanzó al jugador una cabeza de cochinillo, entre otros objetos de infausto recuerdo. Quince años después, en Dresde, lo que voló hacia el césped fue una cabeza de toro, el animal que incorpora en su logo Red Bull y que se identifica con el equipo. Era un partido de primera ronda de Copa de Alemania, que enfrentaba al Dynamo local contra el equipo dirigido, por aquel entonces, por Ralf Rangnick. La sanción al cuadro local fue importante, pero eso no evitó que otras acciones de protestas se repitiesen contra el RB Leipzig en muchos estadios alemanes. La causa de este desprecio reside, en gran parte, en la distinta cultura futbolística que ha desarrollado el equipo desde su fundación.
En el balompié alemán rige la regla del 50+1, por la que la mayoría de las participaciones del equipo tienen que estar en manos de los socios. Cuando el RB Leipzig se constituyó, el propietario realizó una argucia para sortear esta ley y no depender de la masa de aficionados: “El Leipzig respeta la regla del 50+1, aunque altera totalmente lo que se llama el espíritu de la norma. Esta regla dice que al menos el 51 por ciento de la masa societaria de un club debe pertenecer a los socios. Y ellos la cumplen, pero el tema es que solo son menos de 20 socios, los cuales pertenecen a la plana alta de Red Bull y la inscripción de socios está totalmente cerrada”, escribe José I. Araoz, jefe de contenidos de MiBundesliga, un seguido medio web especializado en el fútbol del país centroeuropeo. Este añade que esta violación de la filosofía del futbol alemán es lo que provoca que sea el equipo más odiado allá donde va. “La cultura del resto de los equipos es muy tradicional. A veces excesivamente, pero todos concuerdan con que hay algo que no se puede tocar, y es la propiedad de los clubes”, atestigua el redactor.
Bischof y Schmidt-Lux, por su parte, reconocen que este círculo reducido de socios lo convierte en un club muy particular, lo que genera el escarnio en muchos sectores del fútbol alemán. Si bien, añaden que no son únicos en este aspecto: “No son tan diferentes de otros clubes franquicia como el Wolfsburgo o el Hoffenheim: las bases de aficionados no son muy numerosas ni muy activas; el público es más bien un público cliente, y no tanto aficionados que realmente apoyan; e incluso la escena de aficionados activos no está representada en las estructuras del club”, justifican. En similar dirección se pueden leer las declaraciones de Gabler: “El caso del RB Leipzig probablemente sea comparable con el Hoffenheim, que es otro club de éxito reciente. Hay mucha menos gente que va en coche a los partidos fuera de casa, como se pudo ver en la semifinal de la Europa League del curso pasado en Glasgow. En general, es probable que esté más orientado al consumo y que haya menos aficionados interesados en opinar sobre el club”.
Además, existe otro factor que, en determinados contextos de cariz más político, pueda ser tenido en cuenta: el RB Leipzig es, a día de hoy, el equipo más importante de aquellas ciudades y regiones que formaron parte de la República Democrática Alemana (DDR). Sin embargo, el club se fundó más de dos décadas después de que cayera el fallido experimento comunista bajo el ala soviética y se produjese la reunificación, lo que provoca que no exista una identidad muy marcada: “El RB Leipzig es interesante para los aficionados que quieren ver fútbol de primera división, lo cual es obviamente raro en la antigua Alemania del Este, lo que es una consecuencia directa de cómo se gestionó políticamente la reunificación. En cualquier caso, ser del antiguo Este no es una seña de identidad importante para los aficionados del RB, y en su estadio no se ven banderas de la DDR ni otras referencias. La identidad de la DDR es mucho más importante para otros clubes de la zona Este como Dresden, Rostock, Magdeburg o Cottbus.
El término 'ostalgie' (que podríamos traducir como 'ostalgia') es un concepto alemán que alude a la nostalgia que poseen algunas personas de la vida en tiempos que existía Alemania Oriental, antes de la caída del Muro de Berlín y la disolución definitiva de la URSS. Una añoranza del comunismo de la DDR que el espectador ha podido entender en películas como ‘Good Bye, Lenin’ (2003). Leipzig fue uno de los grandes núcleos del Este, por lo que muchos de los hinchas del equipo mantienen un relato de 'ostalgia'. Y aunque la antigua Alemania del Este no sea una seña de identidad común, es un símbolo que la empresa de bebidas ha cuidado, según Bischof y Schmidt-Lux: “En Leipzig, para mucha gente, Red Bull apareció como salvador en la batalla deportiva contra las ricas zonas occidentales de Alemania, como si la empresa se preocupara realmente por la Alemania del Este”, añaden.
Una trayectoria plagada de éxitos
Si queda al margen la cultura futbolística generada por las decisiones cuestionables y más o menos éticas de la dirección de Red Bull, lo cierto es que el RB Leipzig, en sus pocos más de diez años de historia, constituye un caso de éxito deportivo incuestionable. Ya en su primera temporada logra ascender, y apenas tarda siete años en alcanzar la Bundesliga, encadenando ascensos consecutivos y un crecimiento sin parangón. En su primera temporada en la élite logra la segunda posición, todo un hito, solo superado por el todopoderoso Bayern de Múnich. Esto le lleva a debutar en la máxima competición continental, la Champions League, y en pocos años alcanza las semifinales. En 2020, tras superar al Atlético de Madrid en Lisboa —en la inusual UCL de agosto por motivos del covid-19— es superado en la penúltima ronda de la competición por el París Saint Germain (0-3), otro ejemplo de construcción de un equipo de élite a base de ingentes sumas de dinero.
Si bien, cuando más cerca está el club de tocar la gloria es durante la temporada pasada. El equipo entrenado por Domenico Tedesco alcanza las semifinales de la segunda competición continental, la Europa League, pero, a diferencia del curso pandémico, ahora son favoritos. Sus tres rivales son el Glasgow Rangers —que, finalmente, lo elimina en semifinales—, el West Ham inglés y el también alemán Eintracht de Frankfurt —que, aunque finalmente ganase el torneo y eliminara al FC Barcelona, ocupaba la novena posición en la liga local, mientras que el RB Leipzig era segundo—. Fue una decepción su eliminación contra los escoceses, pero se desquitaron con su primer título, la Copa, que alzaron tras vencer en la final al Friburgo, cuya hinchada también aprovechó la final para mostrar pancartas de rechazo hacia el modelo del RB.
Una de las características del equipo en sus pocos años de historia es el fichaje, a bajo precio, de jóvenes jugadores que forman la columna vertebral del equipo y que, tras triunfar en Leipzig, aumentan exponencialmente su precio de mercado. Ha ocurrido con jugadores como Timo Werner, Naby Keyta o Dayot Upamecano. No obstante, el club ha sido criticado porque varios de estos jugadores proceden del Red Bull Salzburg, como si este fuese una filial de la joya de la corona alemana. “Tienen al Salzburgo como una especie de cantera, donde se foguean los jóvenes para después dar el salto al Leipzig. Es una pena porque, aunque hay proyecto deportivo, todo está hecho a base de talonario. Esto de los equipos satélite en grandes grupos es legal, pero desde luego poco ético”, opina Sergio Vázquez Jódar, redactor de revista Panenka y experto en fútbol internacional.
Por su parte, Araoz concluye que es muy difícil perfilar nítidamente la idiosincrasia del club, dado los pocos años de vida que tiene. En tales circunstancias, resulta muy relevante la aparición de figuras que dan un paso más para la consagración del club entre los grandes. Dos de estos son Ralf Rangnick y Julian Nagelsmann. “Ambos han sido muy importantes para el RB Leipzig. Al final es un proyecto artificial, creado de la nada, y ellos le han dado forma. Es lo más importante, pues solo con dinero no haces nada. Ellos han apostado por jóvenes que no solo tienen un buen futuro, sino también un gran presente”, asevera Vázquez. El primero ha sido artífice de varios de los ascensos del club, tanto desde la parcela de la dirección deportiva como desde el banquillo, mientras que el segundo, pese a su juventud, es el actual entrenador del mejor equipo del país, el intratable Bayern. Y no se puede olvidar el quehacer de Domenico Tedesco, el técnico que ha dado al RB Leipzig su primer y único trofeo hasta la fecha, hace menos de tres meses. Pero esto, no obstante, no le ha servido de nada: fue despedido de su puesto hace una semana tras el mal inicio de temporada.
Una trampa para el Real Madrid
“Es muy sorprendente la destitución, porque llevamos muy poco tiempo de temporada y es normal que los equipos puedan tener bajones. Por supuesto que no están al nivel esperado, pero siempre creo que los clubes con los entrenadores tienen que tener un poco más de paciencia. No pueden tener tan poca memoria los clubes como ha tenido el Leipzig con Tedesco”, afirma Guille Uzquiano, periodista especializado en fútbol internacional, y a quien le ha tocado narrar partidos del equipo en este errático inicio de temporada para ellos. En una misma dirección se expresa Vázquez, que recalca la poca paciencia tan usual en proyectos de similar naturaleza al del Leipzig: “Para los títulos, y mucho menos para la Champions, el dinero no es un atajo, y si no que se lo pregunten a City o PSG. Es 'fast-food' futbolero, quererlo todo ya, por eso me parece una locura echar a entrenadores a principios de septiembre, por muy decepcionante que haya sido el inicio”.
Todas las fuentes consultadas destacan el favoritismo del Real Madrid en el partido, y más aún jugando como local en su competición fetiche, pero, al mismo tiempo, están de acuerdo en que un exceso de confianza podría resultar peligroso para el equipo dirigido por Carlo Ancelotti. Esto se debe a que el equipo alemán ha demostrado que es capaz de ganar, en los últimos años, a equipos punteros de Europa como Manchester City, Manchester United, PSG o Atlético de Madrid. “Con cierto punto de locura, es un equipo que no especula, aunque también peca de inexperiencia y poca seguridad defensiva, sobre todo en este inicio de curso”, afirma Vázquez. Por su parte, Uzquiano lo define como un equipo de "mandíbula de cristal", pues cuando reciben un golpe, les cuesta mucho reaccionar —como se pudo ver en la primera jornada de esta Champions, en la que perdieron 1-4 contra el desgraciado Shakhtar Donetsk—. A eso, añade, se suma la fragilidad en defensa y la poca participación de sus mejores delanteros.
Lo más peligroso del RB Leipzig parece el gran elenco de nombres talentosos que posee, todos ellos jóvenes en su mayoría, capaces de desatascar el partido y sumar con algún golpe de genialidad. Dani Olmo —lesionado—, Christopher Nkunku o Timo Werner —el, probablemente, mejor jugador de la historia del equipo— son las grandes estrellas de “los toros”. Pero no son los únicos a los que debería prestar atención el actual campeón. “El equipo debería ser fiable atrás con un buen portero como Gulacsi y Gvardiol, el central por el que se rumoreó que el Chelsea iba a tirar la casa por la ventana”, atestigua Vázquez, mientras que Araoz destaca la experiencia en la zaga de Willi Orban y el talento en mediocampo de Konrad Laimer. Para Uzquiano, la polivalencia es uno de los puntos fuertes del equipo: “Tienen muy buenos jugadores de equipo, muy polivalentes, como Klostermann, que puede ser tanto central como lateral, Henrichs que puede jugar en el lateral derecho o como mediocentro, Kampl que era mediapunta y ahora juega de mediocentro defensivo, o incluso Haigara, que se mueve en el medio en varias posiciones. Tienes jugadores técnicos, de muy buen pie”.
El espectador saldrá de dudas a las 21:00 horas, en el regreso de la Champions League a la Castellana desde aquella mágica noche de mayo en que dos zarpazos de Rodrygo tumbaron el sueño de Pep Guardiola de conquistar la orejona con los 'citizens'. Dado el apabullante inicio de curso de los blancos y el flojo primer mes de competición de la escuadra alemana, todo lleva a pensar en que el favoritismo local es claro, pese a no poder contar Ancelotti con Benzema y Militao. No obstante, en Europa no conviene confiarse y en, cualquier momento, al Leipzig le pueden reaparecer las alas. Es lo que tiene el Red Bull.
Como si lo hubiese ideado el mismísimo Francis Ford Coppola, los aficionados del Dynamo Dresden lanzaron una cabeza de toro al césped de su estadio a modo de protesta. En otro campo, el del Unión Berlín, los hinchas se vistieron de luto y permanecieron quince minutos de partido en silencio para certificar la muerte del fútbol. A su vez, en Dusseldorf, la megafonía local entonó a máxima potencia 'Money, Money, Money', el muy conocido éxito de Abba, para desconcentrar a la escuadra rival. Todas estas formas de protesta, más o menos ingeniosas y grotescas, tienen en común el destinatario: el equipo de fútbol RasenBallen Leipzig, más conocido como RB Leipzig. Este es, prácticamente desde su nacimiento en 2009, el club más odiado de Alemania. La fundación y compra por parte de la empresa Red Bull y la consiguiente construcción de un plantel poderoso a golpe de talonario ha provocado la ira de las aficiones de todo el país, ya que ven en el modelo del club de Leipzig una traición al modo en que se entiende la cultura futbolística germana. Una daga en el corazón del romanticismo.
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