El Villarreal sobrevive al asedio de Múnich y estará en semifinales de Champions (1-1)

El Villarreal de Unai Emery está entre los cuatro mejores equipos de Europa. Lo es después de protagonizar una de las mayores exhibiciones defensivas en la historia de la Champions League, frustrar a un gigante todopoderoso como el Bayern de Múnich y resistir con una paciencia y rigor numantinos a la altura de muy pocos. El Villarreal de Unai Emery. El equipo de una población de 50.000 habitantes capaz de tumbar al campeón de la Bundesliga y uno de los rivales más temibles de la competición. Por el penalti de Juan Román Riquelme. Por hacer historia. El Villarreal disputará la semifinal de la Champions League tras igualar el gol de Lewandowski con el tanto de Chukwueze, hacer valer el gol de la ida de Danjuma y resistir el asedio bávaro.

El Villarreal salió en Múnich como si llevase toda la vida jugando partidos de altos vuelos en la Champions League. Con un planteamiento similar al de la ida, donde el equipo de Unai Emery ganó por 1-0 y pudo aumentar su ventaja en varias ocasiones, el conjunto español desesperó al todopoderoso Bayern. Los de Julian Nagelsmann tenían que remontar, pero sabían que una contra letal del Villarreal podía poner más cuesta arriba su pase. Por eso, aunque cambiase de esquema y subiese la agresividad ofensiva de su equipo, nunca se atrevía a dejar a Danjuma y Gerard Moreno sin vigilancia.

El plan local estaba claro. Kinsgley Coman y Leroy Sané estirarían el campo al máximo, Thomas Müller y Robert Lewandowski poblarían el área con el objetivo de rematar los centros llovidos y cruzados desde ambos lados, y tanto Leon Goretzka como Jamal Musiala cargarían el área por sorpresa para sembrar el mayor desconcierto posible. Los mandos del juego recaían en el talentoso y determinado Joshua Kimmich. Con lo que no contaba el Bayern es con que el Villarreal realizaría uno de los ejercicios defensivos más sólidos de las últimas ediciones de la competición. Una resistencia numantina capaz de aguantar cualquier asedio.

Y es que el Villarreal, estrecho y corto, sin dejar espacios entre líneas, con una concentración absoluta, dominando el área propia y teniendo paciencia y criterio con la pelota, creó una ansiedad al Bayern que no se pudo sacudir el equipo local a lo largo de toda la primera parte. Los extremos locales encararon una y otra vez a los laterales 'groguets', pero Juan Foyth y Pervis Estupiñán eran dos muros. Además, nunca recibían en situación de ventaja y las ayudas defensivas se repetían de manera sistemática. Sin poder progresar por dentro ni por fuera, el Bayern bombardeó el área para encontrarse con una exhibición defensiva de Raúl Albiol y el acompañamiento de Pau Torres.

A la posesión del Bayern le faltan ritmo y colmillo, también desborde. Todo era mérito de un Villarreal que limitaba el peligro bávaro a un disparo de fuera del área de Musiala, un centro que se paseaba por el interior del área de Sané y un cabezazo franco de Musiala, la única ocasión clara de los locales en la primera parte. Al filo del descanso, Gerard Moreno tuvo una oportunidad de meter el miedo en el cuerpo del Bayern y su disparo, desviado, chocó con el lateral de la red. Nagelsmann tenía que cambiar muchas cosas al descanso si quería tumbar al Villarreal.

Y así fue. El Bayern salió como un ciclón tras el descanso. La presión asfixiante ahogó al Villarreal, el descaro de sus extremos se multiplicó exponencialmente y Lewandowski creció. El Bayern olió la sangre e imprimió un ritmo infernal en los primeros compases de la segunda parte. Rulli salvó la primera cuando un balón interior buscaba a Musiala dentro del área, Upamecano falló su remate claro y Lewandowski, el más listo de la clase, aprovechó una mala salida de pelota de Parejo y un error del portero 'groguet', saliendo más allá de lo necesario, para ajustar la pelota al palo y empatar el encuentro.

El gol no cambió el calvario para el Villarreal. Emery pedía tranquilidad, pero los locales ya habían engrasado la maquinaria y el público apretaba. Otro de los desaparecidos en la primera parte, Müller, emergió de segunda línea para acariciar el 2-1. El gol liberó al Bayern y desató su mejor versión. Después de un lapso en que las aguas se calmaron, Müller rozó el 2-1 en un fallo incomprensible cuando remató a placer el centro tenso de Sané desde la derecha y erró con todo a su favor.

Entonces Nagelsmann agitó el árbol y realizó el primer cambio del encuentro. Se fue Musiala y entró Gnabry. Emery lo vio y refrescó a su equipo con la entrada de Pedraza y Chukwueze por Coquelin y Danjuma. También saldría Davies por Lucas Hernández, radicalizando la propuesta local. Cuando el partido parecía abocado a la prórroga, un pase entre líneas localizó a Lo Celso, este conectó con el escurridizo Gerard Moreno y el delantero español asistió a Chukwueze para asestar un mazazo definitivo al Bayern. El Villarreal hace historia y estará en semis de Champions.