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Vinícius se pone el traje de estrella en la goleada al Shakhtar (0-5)
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doblete del brasileño

Vinícius se pone el traje de estrella en la goleada al Shakhtar (0-5)

El Real Madrid golea al Shakthar con dos goles de Vinícius y una asistencia a Rodrygo. La victoria sirve para frenar la mala racha y coger confianza de cara al Clásico

Foto: Vinícius y Rodrygo celebran un gol en el partido contra el Shakthar. (EFE)
Vinícius y Rodrygo celebran un gol en el partido contra el Shakthar. (EFE)

No hay mejor medicina para curar los problemas futbolísticos que conseguir una goleada en la Champions. Si es de visitante tiene más mérito y si, además, es con tantos de Vinícius el valor es mayor. Con el brasileño volvían a aparecer las dudas sobre su capacidad realizadora. Empezó la temporada enchufado con el gol, pero se paró. Acumulaba una mala racha de cuatro partidos seguidos sin ver portería y se volvía a señalar su escasa eficacia. En Kiev, contra el Shakhtar, en un partido que tuvo una primera parte plana y con fútbol conservador, se desató Vinícius en el segundo periodo. Recupera el olfato goleador. Hizo dos y dio una asistencia a Rodrygo. El primero fue un autogol y el quinto lo marcó Benzema en el minuto 90.

Quedará como otro de los grandes días del brasileño en el Real Madrid. Vinícius es un futbolista imprevisible. Puede hacer lo peor y lo mejor. Es capaz de romper con su velocidad y potencia, con regates y amagos, y finalizar de manera desastrosa. Es lo que le reprochan los que defienden que le falta gol y no se le puede considerar un crack. Pero también tiene días en los que da la sensación de que es un jugador 'top'. Contra el Shakthar se puso el traje de estrella en la segunda parte. Sacó al equipo del tedio y asumió la responsabilidad de marcar los goles y darlos.

Foto: Carlo Ancelotti, en Kiev, antes del partido contra el Shakthar. (Efe)

El primero fue sensacional. Una picadita tras un pase, de primeras de Modric. Vinícius fue frío en la definición. No se puso nervioso. Midió los tiempos ante la salida del portero. El pase de Modric fue genial. El gol, el segundo del Real Madrid, acabó con la resistencia del Shakhtar. Era el momento de hacer sangre y Vinícius, a los cinco minutos, combinó la velocidad, con el regate, el amago y la definición. Un golazo con la zurda en una acción de inspiración y personalidad que firmaría cualquier jugador de primer nivel.

Un gigante en Kiev

Las sacudidas de Vinícius resultaban letales. Se agigantó en Kiev. Siguió con su recital de fuerza, potencia y personalidad. Agarró la pelota y dio el pase del cuarto gol a Rodrygo. Una exhibición de Vinícius muy oportuna para frenar la mala racha de resultados y coger confianza de cara al Clásico del domingo en el Camp Nou.

El partido lo ganó Vinícius en la segunda parte. En la primera el espectáculo resultó pobre. La propuesta de fútbol vistoso con el que había empezado la temporada el Real Madrid cambió a otra más gris. Ancelotti dio un giro en Kiev para salir del bache de los malos resultados. Eran tres partidos seguidos sin ganar y uno de ellos, contra el Sheriff, supuso una derrota sonrojante. No quería sustos. No asumió riesgos de entrada. Priorizó armar un bloque que tuviera orden y no cometiera errores. Había que evitar el fallo, un desajuste que pudiera meterle en problemas y se encontró con un autogol en la primera parte.

El Real Madrid no salió a por el partido con atrevimiento y agitación. Lo hizo con la consigna de estar juntitos, no dejar espacios al Shakhtar y desplegarse con acciones de contraataque. La preocupación de Ancelotti era tener en el campo un equipo ordenado, bien colocado, que no sufriera en defensa. Lo consiguió en la primera parte, pero a cambio vimos un Real Madrid previsible y trotón. De bajo perfil. Poco ambicioso para romper en acciones de alta intensidad y verticalidad.

Un equipo más sólido

No se podía romper con el regreso al once titular de sus tres centrocampistas más solventes. Casemiro, Kroos y Modric jugaron su primer partido de inicio juntos de la temporada. El oficio es un grado para un equipo que no quiere sufrir daños. Era un equipo sólido. El Madrid menos intenso y agresivo se hizo con la pelota y desactivó al equipo ucraniano. El partido estaba donde lo quería Ancelotti. No pasaba nada relevante. El Madrid llegaba más a la portería rival con disparos de Kroos, muy activo el alemán, y esporádicas internadas de Vinícius, Rodrygo y Benzema. Ninguno desbordó en la primera parte.

Faltaba pegada, inspiración, claridad y un punto más de velocidad y agresividad. Lo tenían reservado para la segunda parte. Vinícius no sabe jugar a especular con la pelota. Conviene dejarle que se vuelva loco y lo hizo tras el descanso con el doblete en cinco minutos y el pase atrás a Rodrygo para marcar el cuarto.

En un encuentro soso y aburrido se encontró el Madrid un autogol, en el 37', en un centro largo de Lucas Vázquez dirigido a Benzema. En el intento de despejar, Krystov metió la pelota en su portería. A Trubin, el guardameta del Shakhtar, le pilló la acción adelantado. Un golpe de suerte para el Real Madrid en un partido al que le faltaban emociones fuertes. Todo lo que sucedía era plano hasta que se desató Vinícius.

"Solo tengo 21 años y voy a evolucionar para ser un gran jugador como imagino yo y el club. Voy a evolucionar", dijo tras el partido un feliz Vinícius. "Es joven todavía y ojalá siga así hasta el final de temporada porque le necesitamos", comentó Benzema. Carlo Ancelotti no quiso resaltar a ningún jugador sobre otro y destacó el trabajo colectivo. "Hemos jugado muy bien el partido y este equipo tiene una ambición increíble. Ha sido un partido perfecto. Hemos reaccionado. Hemos defendido muy bien y físicamente hemos estado bien hasta el final. Vinícius ha finalizado muy bien el gran trabajo que todo el equipo ha hecho. Tiene confianza y necesita experiencia. Pero hoy el mérito ha sido de todo el Real Madrid".

No hay mejor medicina para curar los problemas futbolísticos que conseguir una goleada en la Champions. Si es de visitante tiene más mérito y si, además, es con tantos de Vinícius el valor es mayor. Con el brasileño volvían a aparecer las dudas sobre su capacidad realizadora. Empezó la temporada enchufado con el gol, pero se paró. Acumulaba una mala racha de cuatro partidos seguidos sin ver portería y se volvía a señalar su escasa eficacia. En Kiev, contra el Shakhtar, en un partido que tuvo una primera parte plana y con fútbol conservador, se desató Vinícius en el segundo periodo. Recupera el olfato goleador. Hizo dos y dio una asistencia a Rodrygo. El primero fue un autogol y el quinto lo marcó Benzema en el minuto 90.

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