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Giroud tumba el rácano plan de Simeone con un golazo de chilena (0-1)
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Los ingleses ganan el primer asalto

Giroud tumba el rácano plan de Simeone con un golazo de chilena (0-1)

El Atlético de Madrid planteó un partido de mínimos riesgos ante el Chelsea de Thomas Tuchel. El solitario gol del punta francés inclina la eliminatoria para el equipo de Londres

Foto: Oliver Giroud anota el único tanto del partido. (Reuters)
Oliver Giroud anota el único tanto del partido. (Reuters)

“En ocasiones creemos añorar un lugar apartado cuando en realidad lo que añoramos es el tiempo que hemos pasado en él cuando éramos jóvenes y lozanos. Lo cual es como si el tiempo nos engañara poniéndose la máscara del lugar. Basta con viajar al sitio en cuestión para advertir el engaño”. La reflexión la escribió Arthur Schopenhauer, pero bien la podría haber plasmado Diego Pablo Simeone cuando comprobó que la ida de los octavos de final le volvería a deparar un viaje a Bucarest. Un lugar mágico para el Atlético de Madrid. Allí fue feliz por primera vez en mucho tiempo al ganar la Europa League con dos zarpazos de Radamel Falcao.

Esta vez no hubo una explosión de felicidad, ni la energía propia del inicio de un ciclo ganador. Tampoco contaba con el ánimo incondicional de sus aficionados colchoneros, ni con el núcleo duro de un conjunto capaz de aguantar, impertérrito, las acometidas de su rival. Una década después, el Atlético de Madrid no es el mismo. La idea ha evolucionado, como su entorno y la realidad en la que habita. Necesita el balón para atacar, porque ya no hay un tigre capaz de cazar a 40 metros del área, sino un pistolero que necesita munición cerca de la meta rival para descargar su furia.

placeholder Luis Suárez se quedó cerca de marcar. (Efe)
Luis Suárez se quedó cerca de marcar. (Efe)

El Atlético firmaba el 0-0

Así lo evidenció su juego, puesto que en unas de las pocas veces que el cuadro colchonero robó arriba en la primera parte, Saúl recuperó al lado del guardameta londinense, Edouard Mendy, para susto de Thomas Tuchel. Y en otra, el cuero no acabó dentro por centímetros tras la recuperación de Luis Suárez. Lemar acarició con la yema de los dedos del pie el disparo del '9' rojiblanco y su control se perdió por la línea de fondo. Comedido por los problemas recientes de los equipos españoles en Europa y marcado por las bajas de Yannick Ferreira Carrasco, José María Gímenez y Kieran Trippier, Simeone impuso un plan de mínimos riesgos. El Atlético firmaba el 0-0 antes de empezar.

placeholder Azpilicueta realiza una falta táctica sobre Joao Félix. (Efe)
Azpilicueta realiza una falta táctica sobre Joao Félix. (Efe)

Enfrente esperaba un Chelsea metódico, paciente, frío y calculador bajo el mando de un entrenador que había estudiado al dedillo a su adversario. Las posesiones 'blues' tenían profundidad y amplitud. Sabían cómo lograr empujar al Atlético hacia Jan Oblak, pero esto se veía contrarrestado por una línea defensiva rojiblanca de hasta seis hombres, donde Thomas Lemar y Ángel Correa se pegaban al cogote de Hudson-Odoi y Marcos Alonso. Aunque los centros se paseaban por el jardín del portero esloveno, no hallaban rematador.

El descanso no cambió nada

El paso por vestuarios modificó entre poco y nada. El futbolista más talentoso del equipo, Joao Félix, aparecía de manera intermitente. Desesperado por los pocos balones con ventaja que le llegaban y por la distancia que debía recorrer para llegar a la zona de castigo del Chelsea, el luso se resbalaba como una pastilla de jabón entre las faltas tácticas londinenses. El Chelsea amasaba el balón en el centro del campo, pero era incapaz de encontrar el eslabón más débil de la cadena colchonera. Y por lo tanto, no lo podía romper. Marcos Llorente, encorsetado en la posición de carrilero, no podía oxigenar el contragolpe de su equipo. Era un querer y no poder constante.

placeholder Simeone pide más a los suyos. (Efe)
Simeone pide más a los suyos. (Efe)

Hasta que Hermoso desencalló el partido de la forma más inverosímil. Su defectuoso despeje habilitó a un gigantón galo llamado Olivier Giroud en previo fuera de juego y este respondió con una chilena plástica y mortífera que batió a Jan Oblak. El Atlético, entonces, modificó su 'modus operandi' y pasó a un plano más ofensivo. Tuchel echó hormigón a su equipo con la entrada de N'Golo Kanté y Reece James por Mateo Kovacic y Hudson-Odoi y a una lanzador de contraataques como Hakim Ziyech por Mason Mount.

Ahora, sería el Chelsea quien defendería atrás y esperaría un golpe de suerte con espacios. Simeone, consciente de que se le escapaba el tiempo con el 0-1 tiró de Lucas Torreira, Moussa Dembélé, Vitolo y Renan Lodi por Saúl Ñíguez, Mario Hermoso, Joao Félix y Ángel Correa, agotados tras el gran esfuerzo defensivo realizado, pero ya era demasiado tarde pese a los seis minutos de descuento. El Chelsea, sólido y con el botín bajo el brazo, aplicó la misma medicina atlética a los pupilos del técnico argentino y el marcador ya no se movió. El Atlético de Madrid deberá remontar en la vuelta después de no haber disparado ni una sola vez entre los tres palos.

“En ocasiones creemos añorar un lugar apartado cuando en realidad lo que añoramos es el tiempo que hemos pasado en él cuando éramos jóvenes y lozanos. Lo cual es como si el tiempo nos engañara poniéndose la máscara del lugar. Basta con viajar al sitio en cuestión para advertir el engaño”. La reflexión la escribió Arthur Schopenhauer, pero bien la podría haber plasmado Diego Pablo Simeone cuando comprobó que la ida de los octavos de final le volvería a deparar un viaje a Bucarest. Un lugar mágico para el Atlético de Madrid. Allí fue feliz por primera vez en mucho tiempo al ganar la Europa League con dos zarpazos de Radamel Falcao.

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