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El fallo de Morata y el horror del Atlético de Madrid en Leverkusen
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El fallo de Morata y el horror del Atlético de Madrid en Leverkusen

El madrileño desperdició una clara ocasión de gol solo en el área que pudo dar el empate al conjunto rojiblanco (2-1). Los de Simeone no carburaron en ningún momento y no sellan su clasificación

Foto: Morata reduce diferencias en el último suspiro del partido. (Reuters)
Morata reduce diferencias en el último suspiro del partido. (Reuters)

Morata la tuvo ahí. El madrileño había conseguido reducir diferencias en el descuento tras un gran pase entre líneas. La enchufó para meter a un rácano Atlético de Madrid en el partido. Sin embargo, apenas un minuto después, el delantero falló totalmente solo en el área. Harecky le sacó el gol del empate cuando el Cholo Simeone ya celebraba el tanto que hubiera certificado prácticamente la clasificación a los octavos de final de la Champions. Fue la condena justa a un Atlético de Madrid prácticamente desaparecido en combate en Alemania. Los rojiblancos volvieron a tirar toda una primera parte y cuando quisieron reaccionar, fue tarde. El Bayern Leverkusen, colista de grupo, le tuteó y se llevó el gato al agua con lo mínimo e imprescindible (2-1). Las sensaciones nunca fueron buenas para los rojiblancos.

Y es que cuando te falla Thomas, algo pasa. Síntoma claro de que las cosas no van a ir bien. El ghanés, el pegamento colchonero en el centro del campo, se marcó en propia a la salida de un córner al borde del descanso. En el minuto 40. Un balón colgado sin aparente peligro. Thomas giró mal el cuello y golpeó peor la pelota. Su despeje fue, por desgracia, un remate a puerta torpón que acabó colándose en la portería de Jan Oblak, al que el fallo de su compañero pilló a contrapié. Mal asunto, pero es que el Atlético jugó con fuego. Hasta siete saques de esquina concedió en un primer tiempo horrible. Era cuestión de minutos. Plano de medio campo para adelante, el Atleti empezó a inmolarse por su evidente falta de actitud e ideas.

El Atlético parece anclado en el extraño caso del doctor Jekyll y mister Hayde. El equipo tiene dentro dos personalidades que chocan entre sí esta temporada, pese a la multitud de caras nuevas. Sus primeras partes suelen ser malas por normal general, pero en la segunda los de Simeone acostumbran a subir la intensidad y coser el roto, o al menos intentarlo. Este miércoles en Alemania, cuando quiso reaccionar ya fue demasiado tarde. El Atlético estuvo muy espeso, sin profundidad y sin apenas penetraciones de sus laterales, que esta vez no percutieron como acostumbran. Los rojiblancos se encomendaron a la inteligencia de Correa y al atrevimiento de Arias en algunas fases, pero no bastó. Sus delanteros no emprendieron desmarques y así es muy difícil generar oportunidades claras de gol. De hecho, el único lanzamiento a puerta que se le recuerda al conjunto español fue un disparo alto de Lodi que, por si fuera poco, estaba en fuera de juego.

placeholder Thomas se lleva las manos a la cabeza tras su autogol. (EFE)
Thomas se lleva las manos a la cabeza tras su autogol. (EFE)

Jarro de agua fría

Una primera manga pobre, de un equipo sin identidad, sin apenas presión, que parecía desfondado y sin capacidad de respuesta. El conjunto alemán, sin ofrecer tampoco demasiado, mostró más ambición. Siempre tímido en el área de Oblak, disparó lo suficiente como para encadenar un córner tras otro. Felipe ya pudo marcarse en propia a la salida de uno de esos, pero el larguero se interpuso, no así con Thomas, que se llevó las manos a la cara incrédulo al ver su 'despeje' en el fondo de la red. Tanto va el cántaro a la fuente que al final... Valladolid, el del Bayer Leverkusen en el Metropolitano y el del Alavés. Al inicio de temporada contra el Leganés y el Eibar, el Atleti acumula un sinfín de primeras partes desperdiciadas, pero en todos los casos la cara del equipo cambió tras pasar por los vestuarios. ¿Pasaría esta vez?

No del todo porque los rojiblancos se volvieron a llevar un tremendo jarro de agua fría nada más reanudarse la cosa. Mario Hermoso no atinó a despejar bien un centro lateral y Volland no perdonó. Le cayó el balón perfecto, se giró y remató a quemarropa. Oblak no pudo hacer nada, no puede ser el salvador siempre. El Cholo movió ficha: Lemar y Vitolo, dentro. Salió Diego Costa, que de nuevo pasó desapercibido. La imagen del hispano-brasileño está en continuo declive. A partir de ahí el equipo mejoró, pero fue del todo insuficiente. Si bien pisaron el área teutona con más asiduidad, a este Atlético le persigue la maldición del gol. Morata vio portería, sí, pero tarde, y luego erró lo imperdonable. A todo esto, cada córner en contra era una tortura para los rojiblancos, incapaces de defenderlos con criterio. Ni rastro de ese equipo poderoso por alto. El Leverkusen, con centros al primer palo muy cerrados, le puso siempre en aprietos.

placeholder Mario Hermoso, tendido en el suelo tras el pitido final. (Reuters)
Mario Hermoso, tendido en el suelo tras el pitido final. (Reuters)

Faltan ideas

El Atlético, desesperado, terminó de perder la paciencia tras una tangana en uno de esos saques de esquina. Parón que no le beneficiaba en absoluto. Los del Cholo no encontraban ningún tipo de estímulo para mejorar sus prestaciones, ni siquiera estar con uno más en el campo tras la roja de Amiri. No engancha el equipo de Simeone un partido entero a un buen nivel. Quizá ante el Athletic, donde se sobrepuso al mal inicio. Pero fue intenso, creó ocasiones, defendió bien, una imagen totalmente distinta a la presenciada hoy. Lo normal es que el Atlético tire por la borda un tiempo o que se disperse del partido y lo acabé pagando. Esto debe de cambiar, más en una competición como esta donde el margen de error es estrecho.

El debate sobre el juego se ha instalado entre la afición. La mayoría entiende que hay mimbres para jugar mejor, para no aburrir tanto. El Atlético nunca fue un conjunto espectacular, pero en este inicio de temporada ha tenido más ratos soporíferos que otra cosa. Morata lo pudo arreglar al final, pero el balón no quiso entrar. De todas las maneras, el empate no hubiera despejado las incógnitas que se ciernen sobre el equipo, en una dinámica gris. Los rojiblancos pudieron sellar la clasificación a los octavos de la Champions tras la derrota del Lokomotiv y se les escapó por falta de actitud en un tramo e ideas en general. El siguiente encuentro contra la Juventus, la primera final si no quiere jugarse la vida en la última jornada.

Morata la tuvo ahí. El madrileño había conseguido reducir diferencias en el descuento tras un gran pase entre líneas. La enchufó para meter a un rácano Atlético de Madrid en el partido. Sin embargo, apenas un minuto después, el delantero falló totalmente solo en el área. Harecky le sacó el gol del empate cuando el Cholo Simeone ya celebraba el tanto que hubiera certificado prácticamente la clasificación a los octavos de final de la Champions. Fue la condena justa a un Atlético de Madrid prácticamente desaparecido en combate en Alemania. Los rojiblancos volvieron a tirar toda una primera parte y cuando quisieron reaccionar, fue tarde. El Bayern Leverkusen, colista de grupo, le tuteó y se llevó el gato al agua con lo mínimo e imprescindible (2-1). Las sensaciones nunca fueron buenas para los rojiblancos.

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