La no tan sorprendente lucidez de Thomas Partey en el Atlético de Madrid

Thomas Partey es una víctima de los prejuicios incluso ahora que está en su mejor momento en el Atlético de Madrid. Ya saben, un centrocampista de raza negra debe ser, casi por obligación, un jugador de contención que destaque más por sus labores destructivas que por las constructivas. Eso ha sido para muchos el ghanés durante los últimos años, lo que provoca ahora la sorpresa al verlo dominar partidos a su antojo mientras mueve al equipo con un sentido técnico y táctico al alcance de muy pocos. Ante el Real Madrid fue el mejor, y ante el Lokomotiv de Moscú volvió a brillar y marcó el segundo gol (1-2).

Hace un año, el Atleti fichó a Rodrigo del Villarreal para sustituir a Gabi, su gran capitán. Parecía que con el regreso del canterano, el equipo rojiblanco iba a tener la posición cubierta durante muchos años. Rodrigo lo jugó casi todo, pero se fue al Manchester City tras pagar su cláusula de rescisión. El Atlético reaccionó y fichó a Marcos Llorente, que no le salió barato (40 millones). El exmadridista, de momento, es suplente. Y si Thomas sigue jugando igual, lo va a seguir siendo.

Thomas es un jugador cocido a fuego lento. Fichado en 2011, terminado de formar en la cantera rojiblanca y cedido al Mallorca y al Almería. En sus dos primeras temporadas tras su regreso no jugó mucho, pero en las dos últimas ha sido de los más utilizados: 91 partidos en total. Unos como mediocentro, otros como interior. Demostrando que tiene olfato de gol cuando se acerca al área y haciendo de todo. Por eso confía tanto el Cholo Simeone en él. El ghanés está en el mejor momento de su carrera, pero no ha empezado a hacer de repente cosas que hasta ahora no hacía. Hace lo de siempre, pero mejor. Una evolución que quizá ya preveía el Cholo.

Thomas (Tomás, como lo llama el entrenador argentino) es más que un mediocentro defensivo. Él, más que Koke o Saúl, es el encargado de armar el juego del equipo. Pero eso no impide que se adelante y se coloque muchas veces por delante de sus dos compañeros en el centro del campo. Está lejos de ser un jugador defensivo, aunque también en esa labor está destacando, y ahora mismo es importantísimo para el Atlético, que juega al ritmo que marcan sus pases.

Joao Félix, clave

El otro gran destacado del partido en Moscú fue Joao Félix. De sus botas nacieron los dos goles. En el primero, controló pegado a la banda y asistió a Álvaro Morata, que le devolvió el balón dentro del área. El primer remate del portugués, en carrera, lo rechazó el portero, pero la pelota le cayó de nuevo a él y marcó cayéndose. Diez minutos después originó el segundo tanto desde la otra banda. Levantó la cabeza y envió un pase en largo al segundo palo para que Diego Costa asistiera de primeras a Thomas.

El tridente permite ver una mejor versión de Joao Félix. En defensa, sigue jugando en la derecha, pues el Atlético defiende en 4-4-2, pero en ataque tiene más libertad y más opciones por delante con la presencia de Costa y Morata. Si a eso se le suma el buen momento de Thomas, el juego del Atlético sube de nivel. Dejando a un lado a Jan Oblak, que paró la única que tuvo ante el Lokomotiv, los dos son ahora mismo los mejores jugadores del Atlético.