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El Real Madrid toca fondo en Wembley y Zidane se queda sin respuestas
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excelente encuentro del tottenham, nuevo líder

El Real Madrid toca fondo en Wembley y Zidane se queda sin respuestas

El Madrid ahora mismo se parece tanto a sí mismo hace dos meses y pico como un garbanzo a una bicicleta. No hay absolutamente nada que funcione. Ni un ápice de esperanza al que agarrarse

Foto: Modric, como imagen de la decepción. (Reuters)
Modric, como imagen de la decepción. (Reuters)

Al Real Madrid de Zidane se le ha muerto el hada madrina. Durante estos casi dos años, esa hada hacía realidad todo lo que pedía el Madrid. Casi todo, porque al final no le cumplió el deseo del Triplete el año pasado, lo que pedía el mandamás, Florentino. Sin el hada, la protección casi divina de la que disfrutaba el conjunto blanco ha desaparecido absolutamente. Habían sobrevivido a una enorme cantidad de vicisitudes en este tiempo, días en los que nada salía, que el rival era mejor o que simplemente no entraban. Resultaba ser solo cuestión de tiempo hasta ganar o empatar. Casi nunca perder. Sin esa hada, el Madrid está a punto de tirar la temporada cuando todavía quedan siete meses para que acabe. El disparo al corazón del Tottenham (3-0) no dio tiempo ni siquiera a que llegaran las asistencias médicas. Había fallecido.

Más allá de mitos medievales, el Madrid ahora mismo se parece tanto a sí mismo hace dos meses y pico como un garbanzo a una bicicleta. No hay absolutamente nada que funcione. Nada es nada. Ni un ápice de esperanza al que agarrarse, ya que cada día que pasa, cada partido que se juega, las sensaciones que se ofrecen van a peor. Se esperaba que en una cita de tal calibre, debutar en Wembley contra un fantástico equipo como el Tottenham resucitara aunque fuera alguna constante vital para que siguieran respirando.

Foto: Nacho despejando un balón en Wembley. (Reuters)

Desde el portero, Casilla, hasta el delantero, Cristiano: todos están muy por debajo de su nivel. Se puede salvar a Isco, no tanto por lo que hizo en Londres, sino por lo que viene haciendo en estos días anteriores de despropósitos madridistas. Allí, en Inglaterra, no funcionó ni él. Puede que sea el físico, puede que sea una razón táctica, puede que sea motivacional. Lo que ocurre es que el Madrid tocó fondo y a partir de ahora solo debe ir a mejor, porque peor no se puede hacer. Venía de hacer el partido más flojo de la era Zidane en Girona y, cuando parecía difícil empeorar, lo consiguió no sin esforzarse para ello, que hacerlo mal no es fácil.

El Tottenham no es perfecto, en absoluto. Si lo fuera, lideraría con holgura la Premier League, como hace el Manchester City (lo más cercano ahora mismo a la perfección). No lo hace. Es tercero a ocho del líder, como el Madrid. Ha fallado en cuatro encuentros, y seamos serios, tiene sus defectos. ¿Qué ocurre? Que el Madrid ha permitido que ninguno de ellos salga a relucir en noventa minutos. ¿En qué es superior el Tottenham al Real Madrid? En la portería y en la punta de ataque, como mucho, poco más.

placeholder Dele Alli debutó en esta Champions de manera increíble, con un doblete. (Reuters)
Dele Alli debutó en esta Champions de manera increíble, con un doblete. (Reuters)

El resto es el reflejo de un entrenador. Lo que era el Madrid hasta hace nueve semanas y media. De repente, el triunvirato del mediocampo, Casemiro, Kroos y Modric, se ha decantado, como el agua y el aceite; Cristiano está absolutamente perdido y esta vez llegó tarde a su cita con el gol; Benzema se gana todas las críticas de Lineker habidas y por haber; Achraf demuestra ser todavía un juvenil... La defensa sigue sin dar confianza, eso no ha cambiado, aunque bien podría haberlo hecho, por fin, pero para bien. No se dio el caso.

Foto: Zidane, durante el Girona-Real Madrid jugado este domingo en Montilivi. (Reuters)

La personalidad del Madrid de Zidane se definía a través de la pelota, en el dominio de la misma para dominar al rival. Era superior al contrario posicionalmente, se adaptaba mejor a situaciones de presión y definía los encuentros con contundencia. Fue justo lo que hizo el Tottenham. El protagonista fue el equipo inglés porque sabía lo que hacer con el balón y, más importante incluso que eso, sabía qué hacer cuando no lo tenía. El Madrid olvidó cómo era eso de presionar tras pérdida para recuperar rápido, básico en su estilo y en el funcionamiento como un reloj hasta ahora. Si no roba, si no manda, el Madrid sufre. Con jugadas sencillas el Tottenham se adelantó en el primer tiempo y pudo ampliar antes del descanso.

Foto: Cristiano Ronaldo tras recibir el segundo gol del Tottenham. (EFE)

Sin físico no se puede llegar a la presión, la velocidad de reacción de las piernas es mucho menor y también lo es la de la mente, por lo que no hay reacción. Sin físico tampoco se puede contragolpear, pues hace falta un estado de forma casi pletórico para esprintar durante treinta o cuarenta metros para luego definir una jugada con criterio. Justo lo que hizo el Tottenham. Al Madrid le pegaron con su mismo bate en la cabeza dos veces. Goles a la carrera, con inteligencia y rapidez ante una defensa de tres que ni sirvió para ampliar el volumen de juego ni para cerrar la portería. El invento a Zidane no le funciona ni lo más mínimo. Kane hizo de Benzema y Alli de Cristiano. Uno crea, otro marca. Luego llegó también Eriksen, que ante la explosión de talento de sus compañeros parece menor, y no lo es. Vaya si no lo es.

Ficha técnica

3 - Tottenham Hotspur: Lloris; Alderweireld (Sissoko, m.24), Sánchez, Vertonghen; Trippier, Dier, Winks (Dembélé, m.65), Davies; Eriksen, Alli; y Kane (Llorente, m.79).

1 - Real Madrid: Casilla; Achraf, Nacho, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric (Theo Hernández, m.81), Isco (Mayoral, m.75); Benzema (Asensio, m.75) y Cristiano Ronaldo.

Goles: 1-0, m.26: Alli. 2-0, m.56: Alli. 3-0, m.65: Eriksen. 3-1, m.80: Cristiano.

Árbitro: Cüneyt Çakir (TUR). Amonestó a Dembélé (m.89), del Tottenham; y a Ramos (m.90+1), del Real Madrid.

Incidencias: partido correspondiente a la cuarta jornada del Grupo H de la Liga de Campeones, disputado en el estadio de Wembley (Londres).

Al Real Madrid de Zidane se le ha muerto el hada madrina. Durante estos casi dos años, esa hada hacía realidad todo lo que pedía el Madrid. Casi todo, porque al final no le cumplió el deseo del Triplete el año pasado, lo que pedía el mandamás, Florentino. Sin el hada, la protección casi divina de la que disfrutaba el conjunto blanco ha desaparecido absolutamente. Habían sobrevivido a una enorme cantidad de vicisitudes en este tiempo, días en los que nada salía, que el rival era mejor o que simplemente no entraban. Resultaba ser solo cuestión de tiempo hasta ganar o empatar. Casi nunca perder. Sin esa hada, el Madrid está a punto de tirar la temporada cuando todavía quedan siete meses para que acabe. El disparo al corazón del Tottenham (3-0) no dio tiempo ni siquiera a que llegaran las asistencias médicas. Había fallecido.

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