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El Barcelona no juega mucho, pero tiene la eficacia para ganar al Sporting en Lisboa
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El Barcelona no juega mucho, pero tiene la eficacia para ganar al Sporting en Lisboa

Un gol en propia puerta dio los tres puntos a los de Valverde, que dominaron pero no gustaron y demostraron de nuevo que no necesitan demasiado para llevarse la victoria

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No hagan mucho ruido, que los niños duermen. El Barcelona ganó al Sporting en Lisboa, sumó su octava victoria consecutiva, lleva seis puntos en Champions y aburrió a las ovejas. Es, sobre todo, un equipo eficiente, que puede coger el balón y sobarlo hasta el infinito, que controla los partidos y que puede ser, con frecuencia lo es, extremadamente aburrido. Esta Copa de Europa ha empezado tan bien como la Liga y los resultados sonríen, sin duda, más que las sensaciones.

Hay en el año un ramillete de partidos que los equipos grandes los ganan sin más necesidad que tirar de oficio. El Sporting de Lisboa plantea una de esas noches. Un equipo servicial, correcto, no pésimo, como otros, pero tampoco lo suficientemente competitivo para tratar de desafiar a los equipos que están un nivel por encima. Son partidos que se pueden ganar con brillo o se pueden simplemente ganar. Y el Barcelona optó por la segunda proposición.

Foto: Carme Forcadell, Josep Maria Bartomeu, Carles Puigdemont y Florentino Pérez, en el palco del Camp Nou. (EFE) Opinión

Hasta el gol, el único gol del partido, fue una muestra de la tónica general del encuentro. Trabado, casual, inevitable. En absoluto bonito sino en propia puerta, fruto de una cadena de rebotes que dio con Coates metiéndolo casi con la chepa. No lo editarán en el vídeo de los mejores tantos de la competición, como el propio partido tampoco tendrá una micra de espacio en la memoria colectiva. Pero se puede argumentar, no sin razón, que al final da lo mismo.

Desde el primer momento se pusieron las bases de lo que iba a ser un tedioso partido. Control del Barcelona, esta vez vestido con el color borgoña que la marca le ha encasquetado esta temporada, poco desafío del balón por parte de los lisboetas, que no lo querían y no lo pedían. Asumieron desde el túnel de vestuarios que esa guerra no era la suya, que un centro del campo con Iniesta, Rakitic, Busquets y Sergi Roberto está predestinado a quedarse con el esférico.

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SAN06. SANTA MARÍA DA FEIRA (PORTUGAL), 27 09 2017.- Cristiano Piccini (d) de Sporting disputa un balón con Andrés Iniesta (i) de Barcelona hoy, miércoles 27 de septiembre de 2017, durante un partido del grupo D de la Liga de Campeones entre Sporting y Barcelona en el estadio Alvalade en Lisboa (Portugal). EFE TIAGO PETINGA

Un partido sedado

En estas tardes forjadas en orfidales futbolísticos se espera al menos que saque el genio Messi. Ese partido también está previamente diagramado, ruido gris hasta que aparece el genio. A veces, sin embargo, no está. Se mueve, trabaja, es un jugador solidario. Reparte miedo entre los centrales rivales y expectación en la grada, qeu sabe que un cambio de ritmo puede justificar el precio de la entrada. El potencial está ahí pero esta vez, más como excepción que otra cosa, el genio no despegó el tarro de las esencias. Hizo un partido normal, lo cual es poco en alguien tan acostumbrado a la anomalía de la excelencia.

Es de suponer que en los partidos grandes sí estará, porque a él, como el valor en la guerra, el fútbol se le supone. También espera el Barcelona que algunas piezas vuelvan a su ser. Como Suárez, que golea, pero no al ritmo de otros tiempos. Se sigue peleando incesantemente con los centrales rivales, es un gran trabajador, pero no está tan fino como en otros tiempos. Es cierto, en el único gol era él quien rondaba el balón, pero tampoco tuvo mucho que ver en aquella serie de desdichas para los portugueses.

Tampoco lo echó en falta el Barcelona, que pudo sacar los tres puntos sin necesidad de jugar a su nivel. Ahora, no todos los equipos de Europa son el Sporting de Portugal. Habrá otros más competitivos, más fieros, con más talento. Esos, que son la medida de los catalanes, esperan en el calendario. Con el nivel exhibido en Lisboa no sería suficiente, no pueden pretender dormirle los partidos a los gallos de Europa. Pero todo puede ser parte de la estrategia, es posible que el Barcelona tenga una marcha más y solo sea que no necesita de ella para ir sacando adelante los partidos. De momento, y como pasa desde hace tiempo, más resultados que juegos, más eficacia que fútbol, más pegada que belleza.

No hagan mucho ruido, que los niños duermen. El Barcelona ganó al Sporting en Lisboa, sumó su octava victoria consecutiva, lleva seis puntos en Champions y aburrió a las ovejas. Es, sobre todo, un equipo eficiente, que puede coger el balón y sobarlo hasta el infinito, que controla los partidos y que puede ser, con frecuencia lo es, extremadamente aburrido. Esta Copa de Europa ha empezado tan bien como la Liga y los resultados sonríen, sin duda, más que las sensaciones.