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Lo que funciona no se toca: el futuro del Real Madrid es una continuación de su presente
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zidane se ve reforzado con sus títulos

Lo que funciona no se toca: el futuro del Real Madrid es una continuación de su presente

Salvo algunos matices en la plantilla, el equipo que abordará los retos de la próxima temporada será básicamente el mismo que consiguió la duodécima Copa de Europa en Cardiff

El confeti y el humo mandaban en el estadio Millenium de Cardiff. Se acababa de conocer al campeón de Europa que, por primera vez en 27 años, era el mismo que el año anterior. El Real Madrid agrandó su leyenda, ya de por sí la más robusta de todo el continente. El lugar se vació y no quedaron más que los recuerdos. Un día después, la celebración se movió a la capital de España. El paseo de la 'orejona', los discursos institucionales, el baño de masas del Bernabéu... Mucha farándula que también marca un principio y un fin.

Porque los grandes equipos son como los periódicos de papel, viven del día anterior y olvidan con facilidad lo sucedido. Cuando terminen los ágapes, y después de un pequeño espacio vacacional, toca pensar en el futuro. Los jugadores, los técnicos y la dirigencia tienen que plantear el siguiente proyecto, aunque lo pueden hacer desde el optimismo. Es probable que este año, tras los títulos de Liga y Champions, la plataforma sobre la que construir sea más fuerte que nunca.

El futuro será conservador y difícilmente nadie puede contradecir esa opción. Al fin y al cabo, han ganado todo. El presidente, Florentino Pérez, se fue de Cardiff con la labor hecha. Ya son cuatro copas de Europa, lo que le convierte en el segundo directivo en importancia en la historia del club, siempre detrás de Santiago Bernabéu, el padre de todo esto. Su historia es larga, muy larga, y no siempre victoriosa, pero con tanto tiempo en la casa ha terminado por lograr un historial privilegiado. Es algo común en quien se acerca al Real Madrid, un club que vive por la victoria y no ceja hasta conseguirla.

Las elecciones de este verano

Teóricamente, este verano tendría que haber elecciones a la presidencia. Lo que pasa es que el Real Madrid se convirtió hace tiempo en un club en el que los comicios se obvian. Entre que los estatutos han limitado al máximo la capacidad de los socios para presentarse, y que Florentino goza, o se supone que goza, de bastante predicamento en la grada del Bernabéu, no suelen aparecer candidatos dispuestos a inmolarse. En eso es un club diametralmente opuesto al Barcelona, que en ese sentido es la casa de los líos.

Con el presidente seguro, y su mano derecha, José Ángel Sánchez, también en la casa después de dudas en el pasado, la gerencia está clara. No se espera que cambie la fórmula, hace años que el Real Madrid renunció a la figura de un director deportivo como tal. Y los títulos, si no dan toda la razón automáticamente, sí que llevan a no plantear la necesidad de hacer grandes cambios.

Zidane, reforzado

También seguirá Zidane, por supuesto. Esto no siempre estuvo claro, el propio técnico deslizó en alguna comparecencia que el puesto en que se sienta es uno de los más volátiles del deporte mundial. Florentino Pérez es de gatillo rápido con los entrenadores, les exige títulos y si no llegan les hace saltar del asiento, porque siempre va a haber algún recambio dispuesto a enfrentarse al miura que es la plantilla blanca. Cuentan que la pasada temporada, antes de la victoria de Milán, la cabeza del galo estuvo en el cadalso, dispuesta para ser ajusticiado. Una tanda de penaltis cambio ese destino.

Y convirtió al superviviente en una de las mayores historias de éxito que se recuerdan. Una temporada y media a razón de dos Champions, una Liga y todos los títulos menores que disputó. En sus primeros 18 meses como técnico, ha ganado más copas de Europa que como jugador, lo cual es muy notable si se tiene en cuenta que es uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos. Zidane puede no ser un genio táctico y de su lado no tiene ese aura de revolución que tenía, por ejemplo, Guardiola. En eso se parece mucho a su equipo, puede no contar con la filosofía o el 'marketing', pero es voraz en el objetivo que marca el reglamento del fútbol, que no es otro que ganar.

La clave, como les pasaba a otras historias de éxito en el Real Madrid como Vicente del Bosque o Carlo Ancelotti, está en el carácter. Zidane no tiene que reinventar el fútbol, no necesita enseñarles a los suyos cómo se juega a este deporte, eso lo tienen aprendido de casa. Lo que necesita es mantenerles cómodos, centrados en los objetivos. No es el hombre más expresivo, pero la media sonrisa que muestra en cada rueda de prensa indica qué tipo de líder es, uno de esos que no necesitan más que una mirada para poner las cosas en su sitio.

A él hay que asignarle también una característica más, una que podríamos denominar 'microdirección'. No intenta implantar grandes conceptos sino tratar de matizar detalles a sus jugadores. Decirle a Cristiano que juegue menos, o convencer a Casemiro de que es tan bueno como cualquier otro de la plantilla. Dar confianza a Keylor Navas incluso en las más adversas situaciones, explicarle a Carvajal que poco importa que llegue un tipo en su posición por 30 millones porque él, que es justo, le va a dar los minutos a quien se lo merezca. No son grandes alardes, no se recopilarán en un vídeo de las ideas más potentes de la historia del fútbol, pero el diablo está en los detalles y esos los domina a la perfección Zinedine Zidane, un hombre tranquilo.

James ya no forma parte del grupo

La sensación —porque cada día es más difícil saber la realidad con el blindaje al que se somete a la plantilla— es que los jugadores están muy contentos con esta fórmula que no tiene látigo pero sí trabajo. De hecho, solo hay dos casos en los que la puerta de salida parezca la opción más probable. El primero, el más evidente, es James. Los 80 millones de euros que pagó el Madrid al Mónaco le tienen aún como el sexto fichaje más caro de todos los tiempos, pero es claro que ya no forma parte del grupo. Ocasiones no le han faltado, ha sido desde que llegó uno de los favoritos de la institución.

Ha tenido rachas de juego magníficas, porque es un excelente futbolista, pero insuficientes en todo caso para mantenerse como una pieza clave en la plantilla. En la gerencia, que tanto le defendió, ya tienen claro que por actitud y aporte al equipo es el eslabón más débil. Y si alguien tenía dudas de la idea de Zidane sobre él, lo dejó todo bastante claro al dejarle en la grada en Cardiff. Su más probable destino es el Manchester United, donde probablemente despliegue su gran fútbol, porque lo tiene.

Morata, Keylor Navas...

El otro caso en duda es Álvaro Morata. Es mucho más doloroso para el club y para el jugador. Porque es madridista de cuna y siente los colores. También porque lo que ha jugado ha cumplido, hasta el punto de ser el segundo máximo goleador del Madrid en Liga. El problema es que sabe que no será titular, no con Benzema en la plantilla, y el francés, adorado por el entrenador y el presidente, no tiene visos de salida. Eso le pone en una situación incómoda, porque ambición no le falta. El club sabe que es un caso especial y que si pide salir, no podrán oponer mucha resistencia. A lo sumo, estirar el precio.

Pocos huecos quedarán, por lo tanto, para fichar jugadores. Rumores habrá a puñados, pero lo cierto es que el margen de mejora es escaso y, como decía el presidente tras el partido, lo que bien está no se toca. El más nombrado es David de Gea, pues una parte del madridismo no termina de confiar en Keylor Navas, aunque su final de temporada haya sido bueno. Es una operación costosa y podría llevar al costarricense fuera del equipo por motivos similares a Morata: nadie quiere ser suplente. A pesar de que Florentino le prometió tras el partido su continuidad.

Lo demás, lo ya visto. Quizás algo más de tiempo de juego para Asensio, que a medida que cumpla años está llamado a ser la gran estrella de esta constelación. Es posible también que se vaya Pepe y llegue un central nuevo. También llegará Theo Hernández para ser suplente de Marcelo. Pequeños detalles en un equipo que va como un avión. Ya en las dos temporadas pasadas, los cambios han sido mínimos, no se puede esperar mucho más de este verano.

Queda por fijar los objetivos, que quizás es lo más difícil cuando caminas sobre las nubes. Fallar en la Copa hace que no puedan emular al Barcelona de Guardiola y ganar seis títulos en un año natural. El futuro cercano, este mismo verano, reserva dos trofeos menores, las dos Supercopas, que toman algo más de peso si se tienen en cuenta los rivales, el Barcelona y el Manchester United de Mourinho. Y desde ahí todo es territorio por explorar. El Madrid nunca ha ganado un triplete. Nadie en la historia de la Champions ha ganado tres seguidas. En la Copa de Europa solo el Ajax y el Bayern, además de los blancos, lo lograron. Este ya es un equipo de leyenda, ahora solo queda por descubrir cuáles son sus fronteras.

El confeti y el humo mandaban en el estadio Millenium de Cardiff. Se acababa de conocer al campeón de Europa que, por primera vez en 27 años, era el mismo que el año anterior. El Real Madrid agrandó su leyenda, ya de por sí la más robusta de todo el continente. El lugar se vació y no quedaron más que los recuerdos. Un día después, la celebración se movió a la capital de España. El paseo de la 'orejona', los discursos institucionales, el baño de masas del Bernabéu... Mucha farándula que también marca un principio y un fin.

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