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El Real Madrid le gana a la historia y se hace leyenda con su Duodécima Copa de Europa
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exhibición blanca para revalidar el título

El Real Madrid le gana a la historia y se hace leyenda con su Duodécima Copa de Europa

La era del Madrid de Cristiano y de Zidane. Así se conocerá en los libros de historia a este equipo que ha ganado su tercera Champions en cuatro años a una Juve que compitió solo una mitad

Foto: Y van doce imágenes como esta, dos seguidas. (AFP)
Y van doce imágenes como esta, dos seguidas. (AFP)

El Madrid es la Copa de Europa, la Copa de Europa es el Madrid. Es la historia en sí misma, la convicción de que un club creó esta competición para ganarla siempre, para imponer su visión de lo que es este deporte para siempre. Ganar una vez más. Otra vez, tres veces en cuatro años, dos veces seguidas por primera vez desde que la competición de siempre se llama Champions League. Nadie en este continente podía romper esa racha, excepto el Madrid, Arturo sacando Excálibur de la piedra maldita. No ha habido un club en el fútbol moderno, ese tan odiado, que haya establecido tal dictadura en tan poco tiempo. Y lo ha hecho Zidane con Cristiano. Juntar a esos dos monstruos obligaba a triunfar, a explotar en algún momento. A hacer más grande la historia del más grande.

¿A qué juega el Madrid? Da igual, son los mejores. Lo han sido a lo largo de toda la temporada. Pero, ¿qué hacen, cómo juegan, qué es lo que hacen diferente a los demás? Es imposible responder a esa pregunta. Bueno, sí a la última parte. Gana. Es el único que gana prácticamente siempre. Da igual lo que haga, cómo lo haga. El objetivo justifica todos los medios. ¿Fue mejor que la Juventus? Absolutamente sí. La avergonzó durante, quizás, una de las mejores segundas partes de la historia de la Copa de Europa. Una goleada justificada en el campo, con un equipo que jamás sacia su hambre en el momento en el que, como un misil teledirigido, enfoca su presa y va a su caza, a su encuentro, con la mandíbula abierta de par en par. Y lo devora como si no hubiera comido en años, como si no hubiera saboreado ese manjar el año anterior, y tres años atrás.

¿Qué hizo mal la Juve? No ser el Madrid, tan simple como eso. Que haya perdido las cinco últimas finales seguidas solo se explica si no eres el Madrid, que ha ganado las últimas seis que ha jugado. Hay dos generaciones de madridistas que no han visto a su equipo perder una final de la Champions. Desde que el Liverpool se cargase al Madrid de Boskov, no ha habido una final continental en la que el capitán blanco no haya acabado levantando la Orejona. Sanchís, Hierro, Casillas y Ramos. Todos la levantaron.

Cuando se revisione la final se entenderá algo: era cuestión de tiempo de que el Madrid se impusiera. Durante 45 minutos, la Juve se sintió con capacidad real de ser campeona y sin embargo, se encontró con un 0-1 en contra en el primer disparo morado entre los tres palos. Es una virtud incalculable: ser capaz de marcar incluso cuando no se es el mejor, cuando ni siquiera se está cerca de la portería contraria. A la vez que la Juve dominaba con absoluta claridad todo lo que transcurría en el espléndido césped de Cardiff, el Madrid marcaba. En esa mitad en la que la Juve fue mejor, el resultado se mantuvo con empate. Cuando el Madrid fue mejor, goleó.

Todo lo que tenía que hacer Allegri para ganarle al Madrid lo estaban haciendo sus jugadores. No había una característica para hacer sufrir al rival que no estuvieran implementando. La Juve es un fantástico conjunto que hace bien muchísimas cosas, pero sobre todo minimiza las cualidades del adversario hasta hacerlo parecer un pelele. Allegri colocó a su equipo en un 1-3-4-3, la alineación que le ha funcionado más durante toda la temporada, con Alves de carrilero y Barzagli como tercer central, sin Cuadrado. En teoría perdía consistencia en el centro del campo, ya que solo juntaba a Khedira y Pjanic ante Kroos, Modric, Isco y Casemiro. Sucedió lo contrario.

A Zidane parecían sobrarle centrocampistas por momentos. Le faltaban extremos, esa era la fórmula para hacerle daño a la Juve del primer tiempo. Abrir el campo de una manera que no se pudo hacer, porque no había nadie en las bandas que no fueran Carvajal y Marcelo, muy solitario y aislados ante el tapón generado por los 'bianconeri' en la medular. La distancia, además, entre los dos interiores con Casemiro daban espacio y mando a Pjanic para ser el mariscal de campo. A la hora de la verdad, la productividad juventina fue prácticamente nula. Sufrió el Madrid con Alex Sandro por la derecha de Carvajal, pero no demasiado. Por ahí vino el golazo de Mandzukic, una chilena que jamás le sale a Cristiano, pero que no vale para nada más que para ampliar la marca: de los trece partidos de esta Champions, el Madrid solo ha dejado su portería a cero en uno. Y qué más dará...

Claro que todo se hace más complicado con Higuaín. No es por ser cruel con el Pipa, pero si apareció en la final nadie se percató. No le dio esta vez ni para fallar un mano a mano. Tuvo dos ocasiones nada más empezar y desapareció. En cambio, Cristiano, el auténtico '9' del partido, marcó dos goles como lo que ya es, un delantero centro. El primero tras una jugada que anunciaba lo que podía pasar después del descanso. Combinación larguísima, rápida, precisa que finalizó en un centro raso atrás de Carvajal y Cristiano marcándole otra vez a Buffon. El 1-3 fue parecido, pero se la puso Modric tras robar un balón en una salida de la Juve, la que no se produjo entonces ni luego, ni después, mi más tarde.

Todo lo que hizo bien la Juve en el primer tiempo se olvidó tras los quince minutos de pausa. El Madrid jugó bien, pero la 'Signora' dejó de existir casi literalmente. No hubo ni un mínimo de reacción. Al contrario. Se hundió como una moneda en el estanque, rápidamente y sin freno. De repente, el Madrid redescubrió quién es y le enseñó su verdadera entidad a la Juve, equipo perdedor por antonomasia en esta competición, como Holanda lo es de los Mundiales. Y lo hizo a lo loco, a lo bestia. Porque Casemiro no es de hacer ganchillo, sino de clavar clavos con la cabeza. Reventó la final con violencia, con un disparo desde la frontal que ni que toque en Khedira le roba un ápice de belleza y contundencia. Ahí la Copa ya era blanca, había que engalanarla, ganarla bien. Buffon se va a retirar sin ganar la Copa de Europa y Casemiro ya tiene tres, por cierto.

Cuando se ganan tres en cuatro años, muchos de los miembros de la plantilla acumulan 'Orejonas' como a cientos de jugadores famosísimos les gustaría tener. Bale tiene tres también. Cristiano cuatro, las mismas que Messi (y las ha ganado en la era de plenitud del argentino). Y Asensio ya tiene una. Asensio va a ganar todas las que quiera. Porque es buenísimo. Porque esta temporada ha aparecido en los momentos más importantes siendo poco más que un adolescente. Marcó el 1-4, como al Bayern. Lo que le hizo al Sevilla en la Supercopa era solo un aviso. De la era de Cristiano, el mejor jugador de la historia del Real Madrid, se pasará a la era de Asensio. Y si no, al tiempo.

Ficha técnica

1 - Juventus: Buffon; Barzagli (Cuadrado, m.64), Bonucci, Chiellini, Álex Sandro; Khedira, Pjanic (Marchisio, m.70); Dani Alves, Dybala, Mandzukic; e Higuaín.

4 - Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos (Morata, m.89), Modric, Isco (Marco Asensio, m.82); Cristiano Ronaldo y Benzema (Bale, m.77).

Goles: 0-1, m.20: Cristiano Ronaldo. 1-1, m.27: Mandzukic. 1-2, m.61: Casemiro. 1-3, m.64: Cristiano Ronaldo. 1-4, m.90: Marco Asensio.

Árbitro: Felix Brych (Alemania). Amonestó a Dybala (12), Pjanic (66) y Sandro (70) por el Juventus; y a Ramos (31), Carvajal (42), Kroos (53) y Asensio (90) por el Real Madrid. Expulsó a Cuadrado por doble amarilla (72 y 84).

Estadio: final de la Liga de Campeones disputada en el Millennium Stadium ante 74.500 espectadores.

El Madrid es la Copa de Europa, la Copa de Europa es el Madrid. Es la historia en sí misma, la convicción de que un club creó esta competición para ganarla siempre, para imponer su visión de lo que es este deporte para siempre. Ganar una vez más. Otra vez, tres veces en cuatro años, dos veces seguidas por primera vez desde que la competición de siempre se llama Champions League. Nadie en este continente podía romper esa racha, excepto el Madrid, Arturo sacando Excálibur de la piedra maldita. No ha habido un club en el fútbol moderno, ese tan odiado, que haya establecido tal dictadura en tan poco tiempo. Y lo ha hecho Zidane con Cristiano. Juntar a esos dos monstruos obligaba a triunfar, a explotar en algún momento. A hacer más grande la historia del más grande.

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