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La gran duda del Madrid de cara a Cardiff: ¿debe jugar Bale la final de la Champions?
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zidane siempre le señaló como indiscutible

La gran duda del Madrid de cara a Cardiff: ¿debe jugar Bale la final de la Champions?

El galés se lesionó por enésima vez ante el Barcelona y llegará con pocos entrenamientos al último partido del año. Isco ha cumplido sobradamente cubriendo sus ausencias.

Foto: Bale, en su última lesión. (Reuters)
Bale, en su última lesión. (Reuters)

La última lesión de Gareth Bale, en el sóleo, no pudo extrañar a tanto. El galés es un sospechoso habitual en la enfermería blanca y sus problemas se reproducen con frecuencia. Esa fragilidad no se ha explicado en profundidad por los muy silenciosos servicios médicos del Real Madrid, que presentan cada dolencia de manera aislada como si no hubiese un nexo común entre todas ellas.

El caso es que se estimaron que, esta vez, serían tres semanas en el dique seco. Y cuando se calculó el significado de esa cifra se vio que eso suponía que el galés podría llegar probablemente a la final de la Champions League, que además se juega en Cardiff. Llegar sí pero ¿en qué condiciones? porque todo jugador de fútbol forzaría la máquina por un evento así, más aún si se juega en casa, pero es necesario valorar si ese interés personal es el mejor para el equipo.

Encuesta embebida

El Real Madrid ha sido campeón este fin de semana y nadie parece haberse percatado de las constantes ausencias de Bale. Se perdió tantos partidos que llegó un momento en el que nadie parecía echarle en falta. Total, el objetivo se consiguió incluso sin su presencia y tampoco esta temporada dejó una gran impronta en los ratos en los que sí tuvo protagonismo.

A todo esto se le sumó que los diferentes sustitutos que fueron desfilando por su posición cumplieron con nota el nivel exigido por el equipo. En esto destaca Isco, que se ha consagrado como una de las piezas claves de la Liga del Real Madrid. Mucho brillo en su juego y una corriente general de opinión que pide que el puesto titular sea suyo, que se lo ha ganado.

La ecuación podría ser sencilla, porque hay un jugador brillante y sano que se ha ganado el puesto y otro que suma problemas uno detrás de otro. Pero el fútbol tiene poco de aritmética, existe también el pasado, declaraciones, estatus... un universo entero de factores que hacen que una decisión clara parezca incierta. Es el caso de Gareth Bale.

Zidane fue muy claro siempre con el galés: si está presente va a jugar de titular. La BBC, esa mezcolanza de delanteros que también incluye a Benzema y a Cristiano, es irrenunciable. En caso de duda jugará Bale. Todo esto es creo del técnico del Real Madrid, nada tiene que ver con la especulación o los rumores. Lo ha dicho tantas veces y tan claro que es difícil pensar que pueda desdecirse de su palabra en un encuentro como la final de la Champions League.

El caso es que ya ha habido una prueba previa de esto mismo, con pésimo resultado. El Real Madrid se jugaba la Liga contra el Barcelona, o así lo parecía en aquel momento, y Bale llegaba entre algodones, aquejado de otros problemas musculares de los muchos que tiene en su repertorio. 35 minutos duró sobre el césped antes de recaer de sus dolencias, obligando así a Zidane, que se la había jugado con él, a forzar un cambio y repensar la estrategia.

La coyuntura en Cardiff será la misma. El jugador más caro de la historia del Real Madrid, un futbolista de innegable talento -porque eso no se pone en duda- y también una situación en la que va a llegar justo de forma. ¿Aporta más un delantero estrella a medio hacer o un jugador quizá con menos brillo pero a tope? Es la eterna pregunta, la que tendrá que resolver Zidane para encontrar el mejor camino hasta la duodécima Copa de Europa. Lo que marca la carrera de un entrenador.

El recuerdo del clásico

Al entrenador francés esta historia no le viene de nuevas, conoce otros ejemplos históricos de la misma problemática que, en ocasiones, salió muy mal a los protagonistas. La más reciente, la antes mencionada en el clásico. Pero no solo. Zidane también estaba presente en la décima Copa de Europa del Real Madrid, la de Lisboa. Allí quien tenía que jugarse el físico era Diego Costa, delantero estrella del Atlético. Estaba tocado y en las semanas previas al partido pasó hasta por una curandera serbia para ver si con eso sanaba. El brasileño también tuvo que dejar precipitadamente el partido, dejando así a Simeone con un cambio menos que al final, probablemente, echó en falta.

Siendo jugador tiene otro ejemplo cercano, también calamitoso. Fue en marzo de 2002 y la noche pasó a la historia como 'el centenariazo'. El Real Madrid buscaba la Copa del Rey, que hacía años que se le resistía. En casa y contra el Deportivo de la Coruña, todo parecía servido para que los blancos se dieran aquella noche un festín. Nunca llegó, más bien al contrario. Uno de los factores principales para entender lo que en aquel momento sonó a tragedia fue el pésimo estado de forma de Figo, que a pesar de todo fue alineado. Unos días antes había tenido un fuerte golpe en el tobillo. Fue infiltrado, pero claramente no estaba al nivel requerido para un partido así. Jugó más de 80 minutos, pero al equipo le ayudó poco.

Su lesión era ósea, de esas que duelen pero no empeoran. La de Bale es muscular, más complicada. Más parecida a la de Diego Costa o a la suya propia del clásico. Un mal gesto le puede devolver a la enfermería. Un problema enorme en un partido en el que, en principio, todo tiene que salir perfecto.

A Zidane no le falta personalidad, pero tampoco palabra. Durante su tiempo en el Real Madrid ha demostrado ser autónomo en sus decisiones, porque de no ser así es probable que James hubiese disfrutado de más minutos de juego. O que Casemiro hubiese visto más banquillo. El problema es que en este caso no tiene que ser independiente de nadie que no sea él mismo. Quien apresó su palabra a la titularidad de Bale fue él y nadie más que él. Quien tendrá que desdecirse si considera que lo correcto es que juegue otro será el propio Zidane. Y en una final de Champions, ni más ni menos.

La última lesión de Gareth Bale, en el sóleo, no pudo extrañar a tanto. El galés es un sospechoso habitual en la enfermería blanca y sus problemas se reproducen con frecuencia. Esa fragilidad no se ha explicado en profundidad por los muy silenciosos servicios médicos del Real Madrid, que presentan cada dolencia de manera aislada como si no hubiese un nexo común entre todas ellas.

Gareth Bale
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